jueves, 1 de diciembre de 2011

Las Señoras de Maracaibo se pasearon por Caracas


Richard Oliveros y Fundrama, colectivo teatral provenientes del Estado Zulia, tuvieron la oportunidad de mostrar su trabajo en el recién finalizado Festival de Teatro de Caracas, dejando al público que colmó el Teatro Principal con un buen sabor a teatro inteligente y bien hecho.

Señoras de Maracaibo, es un espectáculo que en tono de farsa, recrea la vida doméstica de cinco féminas típicas de la región, su director, decidió armar este montaje, partiendo de las anécdotas y cuentos de la idiosincrasia maracucha. Es un espectáculo travesti, donde: José Molero, Ricardo Lugo, Carlos Guevara, Henry Semprún y José Bermúdez, todos veteranos actores de nuestra “Tierra del sol amada” asumen las vidas de: La China Contreras, Dalia, Guillermina Vílchez de Osorio, Marucha Boscán y “La muda” Mística, respectivamente quienes encarnan las más insólitas situaciones de la vida popular de los marabinos.

Con sencillez, ingenio y profesionalismo, Fundrama construye un sólido espectáculo en el que no solamente reímos a rabiar con las ocurrencias y situaciones de estas damas, sino que el texto permite transitar por la ciudad de Maracaibo recordando sus íconos más representativos, sus personajes, sus costumbres, comidas y frases, reviviendo así la memoria de la urbe. Una hazaña plausible en este país de olvido. Gracias a Señoras de Maracaibo, podemos asistir a un extraordinario documento de la idiosincrasia marabina al que se debería apoyar y difundir lo más posible, para que se convierta en un instrumento eficaz de difusión de lo nuestro.

Lejos de ser un astracán ordinario y vulgar, o una simple comedia comercial, Señoras de Maracaibo es un cuidado trabajo de investigación en donde los artistas demuestran no sólo la sapiencia de su oficio de histriones, sino, el compromiso regionalista con el que debemos contar cada uno de los venezolanos con las distintas zonas geográficas donde nacimos.

La excusa para armar este extraordinario montaje se centró en un homenaje a los célebres comediantes: Fernando Perdomo y Homero Montes, quienes fueron los pioneros del hilarante travestismo teatral con sus recordados personajes: Mariíta Carrasquero y Fredefinda viuda de Bracho, respectivamente y abrieron la brecha del camino para que estas Señoras de Maracaibo estén cosechando el éxito de hoy en día cuando llevan ya tres años de presentaciones a sala llena en el rincón donde se muestren con más de 50 mil espectadores. Un verdadero record cuando sabemos que las temporadas teatrales en Maracaibo, sólo duran dos fines de semana.

Si usted piensa ir al Zulia y por casualidad se topa con la publicidad de este espectáculo, no puede dejar de verlo para que además de divertirse, aplauda el esfuerzo y profesionalismo con los que estos cinco grandes actores han logrado concretar una impecable puesta en escena que nos hace sentir orgullosos de nuestro teatro regional.

L. A. R

Caracas, 01/12/2011

Comentarios: luisalbertorosas@gmail.com

lunes, 21 de noviembre de 2011



En co- producción con la Compañía Nacional de Teatro, la agrupación merideña Dramart, llevó a cabo en 2008 el montaje del espectáculo basado en el texto original del alemán Georg Büchner, Leonce y Lena, que trajo como su mejor equipaje a esta edición del Festival de Teatro de Caracas.

Hurgando en la existencia del ser humano, el autor plantea cómo nos podemos enfrentar a las decisiones impuestas por otros, Lena, la princesa, debe casarse y su padre el Rey decide que sea con el príncipe Leonce del reinado vecino, ella desobedece y huye, pero como el destino no se puede evitar en el trayecto de su huída conoce por accidente a Leonce y se enamoran perdidamente.

Dirigidos por Irina Dendiouk, Dramart con este espectáculo demuestra que el músculo teatral en el interior del país está en muy buena forma, un montaje de vanguardia, donde se mezclan lo circense con lo teatral para ofrecer una mágica puesta en escena plena de artificios técnicos y guiños al público que inmediatamente se sorprende por la atmósfera creada sobre el escenario. Siguiendo las enseñanzas del Taller Experimental de Teatro, esta agrupación conecta sus raíces con el teatro de experimento, donde el trabajo corporal y vocal son los protagonistas del montaje, así como los riesgos en puestas en escena que suponen una forma distinta de reinterpretar la teatralidad de la obra de teatro. En este sentido Dramart cumple su objetivo y manifiesta que es una agrupación comprometida con su oficio.

En cuanto a las actuaciones, resultaron estar ajustadas a caracterizaciones e intensidades, sin embargo, y suponemos que por las complicaciones técnicas de un montaje como el que describimos, se mostraron con una rítmica mucho más lenta de lo que se esperaba, este particular, produce un retraso en la acción dramática que sólo puede corregirse con la conciencia actoral de engranarse al ritmo planteado en la puesta.

El elenco conformado por los jóvenes: Leandro Arvelo, Letibeth Badell, Naysabeth Ríos, Leonidas Urbina, Irina Masini, Anderson Monje, Letibeth Badell, Naysabeth Río, Salvador Villegas y Jairo Osorio. Demuestra compromiso y técnica, así como un limpio trabajo de conexión y relación sobre las tablas lo que ya garantiza un resultado exitoso.

En síntesis comprobamos con este montaje que el país teatral no sólo es lo que ocurre en la capital, y que con trabajos como éste nos debemos sentir orgullosos de nuestro teatro regional, al que recomendamos poder girar de forma más constante para así llevar el talento y la investigación escénica de nuestras regiones por todo el país.

Caracas, 21 de Noviembre de 2011

viernes, 18 de noviembre de 2011

El Arca de Noelia zarpó desde la Sala Rajatabla


La Barraca, con una trayectoria incansable por el desarrollo del teatro venezolano es una de las pocas agrupaciones que lucha desde su espacio en la ciudad de Puerto Ordaz en el Estado Bolívar, con más de treinta años de labor, se han convertido en una referencia importantísima cuando hablar de teatro regional en Venezuela se refiere, y eso gracias al tesón de su director y fundador Juan Pagés, quien no ha desmayado en su afán por formar y llevar al público guayanés lo mejor de la dramaturgia universal.

Esta vez nos traen a la capital una sencilla puesta en escena del texto dramático del escritor mexicano Humberto Robles que cuenta la historia de una pequeña familia pueblerina enfrentada a la homofobia y a la terrible realidad que uno de sus miembros contrae el virus del HIV.

El título: El arca de Noelia, alude simbólicamente y de una manera inteligente, a la historia bíblica del castigo que Dios manda a los habitantes de la tierra por sus pecados “lloverá por 40 días y 40 noches” este pasaje le funciona perfectamente al dramaturgo para a través de él hablarnos del pecado y de cómo seremos “castigados” por las desviaciones que podemos cometer. Así como en aquel tiempo el diluvio ocurrió para “renovar” a los seres vivos que debieron resguardarse en el arca de Noé, ahora en la actualidad tendrán que protegerse en el Arca de Noelia aquellos que incurran en las desviaciones de las que habla la pieza.

Crítica a nuestra sociedad contemporánea, llamado de atención en cuanto a la homofobia y el rechazo a las minorías que piensan y accionan distinto, al igual que a los que indiscriminadamente dañan nuestro planeta (el autor alude el diluvio que vendrá al calentamiento global que sufrimos actualmente).

Con esta pieza Juan Pagés (su director) confirma que La Barraca es un grupo teatral que no deja de estar en sintonía con los temas de interés de nuestra realidad, apoyado en su planta de actores, logra entregar un espectáculo limpio, correcto en movimientos y puesta en escena; las veteranas Sonia Prieto (Noelia) y Lourdes Rojas (Genoveva) dan muestra de su oficio de actrices y fascinan al espectador con su performance, siendo las dos miradas contrapuestas del problema que se les avecina, la primera, la madre homofóbica, la segunda, la abuela comprensiva, que ama sin prejuicios a su nieto. Por su parte la planta actoral masculina (más jóvenes y por lo tanto menos expertos sobre las tablas) cumple cabalmente con su objetivo de encarnar la contraparte que detona el conflicto de la obra. Luis Gabriel Ramírez (Alejandro) el hijo de Genoveva y quien sufre la debacle de la enfermedad y Alejandro Bertho (Esteban) en el inquilino que llega a poner la nota reconciliatoria en la casa y ser el personaje que salva de alguna manera a Alejandro ofreciéndole comprensión amor.

En síntesis es un placer admirar el trabajo sin descanso que colectivos de las regiones de nuestro país realizan en materia teatral, con El arca de Noelia, esta agrupación guayanesa, demuestra que existe la posibilidad de realizar teatro profesional, de altura y de contenido profundo en temáticas que cautiven al espectador. Nuestro aplauso para ellos.

Luis Alberto Rosas

Caracas, 18/11/2011

Crónicas Palahniuk: Un encuentro con la transgresión


El pasado martes, en la continuación del Festival de Teatro de Caracas, la Sala Rajatabla albergó el montaje del colectivo Teatro Forte, quienes han cautivado al público caraqueño con sus transgresores montajes, bajo la tutela de su director Vladimir Vera.

Esta vez ofrecieron su adaptación teatral (estrenada en 2010) de los relatos del estadounidense Chuck Palahniuk, polémico narrador contemporáneo que ha causado estupor por sus temas retorcidos. Sus libros, describen personajes que han sido marginados de una u otra forma por la sociedad, y que a menudo reaccionan con agresividad autodestructiva, lo que el mismo autor denomina “ficción transgresiva”.

Los relatos escogidos por Vera (Asfixia y Fantasmas), recrean a seres que descubren sus costumbres sexuales calificadas de aberraciones por la sociedad, son fanáticos obsesivos de prácticas poco comunes de auto placer o relaciones retorcidas con otros.

Fedora Freites, Nadeschda Makagonov, Elvis Chaveinte, Larissa Costas y Jesús Sosa, son los encargados de interpretar cinco monólogos que intimidando al público que ríe nerviosamente por los relatos, transgreden su intimidad y revelan el lado más oscuro innegable que tenemos todos los seres humanos.

Sus actuaciones demuestran el talento de los actores venezolanos, correctamente dirigidos en la interpretación del texto, el quinteto se luce y consigue su objetivo: hacer que el público se incomode, carraspee, tosa por las situaciones insólitas en las que se ven involucrados los personajes, quizás porque se reconocen en las acciones contadas.

Destacan particularmente los desempeños de Fedora Freites, contundente y avasallante, Nadeschda Makagonov, demostrando una extraordinaria madurez y crecimiento actoral que la sitúan como una de nuestras más talentosas intérpretes y Jesús Sosa, veterano histrión de nuestro teatro, demuestra que no equivocó la elección de su oficio. Nos complace mucho volver a ver sobre las tablas caraqueñas a la actriz Larissa Costas, quien estuvo un tiempo alejada de nuestros escenarios, por su parte Elvis Chaveinte realiza un difícil trabajo a propósito de decir la totalidad de un texto con la boca llena de comida, que dificulta a veces su interpretación y desconcentra su acción.

En síntesis, Crónicas Palahniuk, da muestras del avance de nuestro teatro, con propuestas arriesgadas y contundentes que deberían mantenerse en temporada más tiempo y no sólo por dos funciones a propósito de la fiesta teatral caraqueña.

Luis Alberto Rosas

Caracas 16/11/2011

lunes, 7 de noviembre de 2011

Murió Nuestro Patriarca


De madrugada, en silencio, sin estertores dramáticos, ya hacía un tiempo se había retirado de la vida pública, pero con qué vacío nos deja a todos: a los que recibimos su enseñanza en las aulas de la Escuela de Artes de la UCV, a los que actuamos sus piezas, a los que dirigimos sus textos, a los que disfrutamos de sus narraciones, a los que nos conmovimos con sus personajes, a los que vestimos y maquillamos a sus personajes, a los que reímos con su inigualable humor, a los que soñamos con su ejemplo, a los que nos maravillamos con su sabiduría, a los que agradecimos su gerencia, a los que supimos leerlo entre líneas y sorprendernos por su verbo incisivo, a los que aprendimos de él que la familia escogida es la más importante, a los que le agradecemos haber compartido con nosotros este plano y habernos legado su talento detrás de esa pícara sonrisa y esa mirada inolvidable.

Ayer en la madrugada se fue el patriarca de nuestro teatro, se fue el maestro Isaac, se fue le enfant terrible, como lo calificaban algunos en sus comienzos. Lo sobreviven sus letras, sus personajes eternos, sus conflictos profundos y su crítica precisa. Quedan con nosotros: Mónica y el Florentino (1959), Amoroso o una mínima incandescencia (1961), El Quinto Infierno (1961), Animales Feroces (1963) Asia y el lejano Oriente (1966), Tric-Trac (1967), Okey (1968), La Revolución (1971), Alfabeto para analfabetos (1973) La máxima felicidad (1976), El Acompañante (1978) Mesopotamia (1979), Simón (1980), Clipper (1987) Solimán, el magnífico (1991) Escrito y Sellado (1993) Uno Reyes Uno (1996), Volpone y El Alquimista (1996), Tap Dance (1999), Los Navegaos (2001); una meteórica obra dramática que dibuja un país, un sentir venezolano una opinión certera sobre nosotros.

Su dramaturgia movilizó los cimientos de nuestro arte teatral y los refundó desde una mirada mucho más interna, sus personajes, viajeros incesantes, se trasladaban por los conflictos frente al “otro” enfrentándose al país que los paría, a la familia donde nacían, a los afectos que construían o a las religiones que decidían pregonar: “consecuencia inmediata [el teatro de Isaac Chocrón] es un teatro en el que el individuo es en forma creciente, una mónada existencial con escasas referencias sociales, que en sus últimas obras se enfrenta, casi exclusivamente, con el horizonte de la muerte y con la reconciliación espiritual y religiosa”. (Azparren 1997: 161)[1].

Sus personajes al verse derrotados en sus metas comienzan a pensar en huir, hacia otros destinos o apostar a la muerte. Estar cercanos a ella los transforma o los revive, les hace tomar conciencia del cambio o simplemente los arroja a un inexorable peregrinar, como Mónica en Mónica y el Florentino o Betsy en El quinto infierno, también Luis en Escrito y sellado o Sol, la cuestionada madre de Animales feroces, por ejemplo. Son caracteres que quedarán para siempre entre en nosotros, recordándonos que en algún momento hubo alguien que se preocupó por hablar desde su universo íntimo para explicarnos nuestra existencia.

Es hora de no olvidar y por ello es hora de releer la obra “chocroniana” para darnos cuenta que en su teatro, en su narrativa o en sus ensayos, habita un alma deseosa de pensarnos y vernos mejor, con crudeza, sí, sin rodeos, claro y directo, tensando el arco apuntando al objetivo, hacia ese país que nos duele, que nos suspende en un suspiro ahogado. Junto a Isaac y sus personajes debemos quitar el velo y asomarnos a ver la realidad, aunque duela, quizás allí encontremos un mejor camino, escuchando la voz de nuestro patriarca.

¡Feliz viaje Maestro!

L. A. R

Caracas, 07 de noviembre de 2011.

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[1] Azparren, L. (1997) El teatro en Venezuela, ensayos históricos. Alfadil Ediciones. Caracas.

viernes, 4 de noviembre de 2011

Cuando las Excusas son el motivo.


El Grupo Actoral 80 con más de treinta años de labor por el teatro venezolano, vuelve a escena en la Sala Plural del Trasnocho Cultural, para entregarnos la comedia contemporánea Excusas, original de los escritores catalanes: Joel Joan y Jordi Sánchez, que cuenta la historia de dos parejas tratando de superar los escollos de la vida cuando se tienen 30 y la sociedad obliga a tomar otras responsabilidades de gente “adulta”.

Lo interesante de esta propuesta, es que no estamos frente al elenco tradicional del GA 80, si no que, como agrupación profesional preocupada por la formación de nuevas generaciones, el colectivo teatral da paso a su novel camada de actores profesionales y les permite afrontar la responsabilidad de formar parte de su elenco estable. Angélica Arteaga, Jesús Cova, Wadih Hadaya y Ana Alicia Pérez, son los histriones que llevan en sus hombros la tarea de cautivar al espectador caraqueño y conmoverlo con una historia que inmediatamente atrapa a propios y extraños.

Y es que uno de los ganchos más importantes de este espectáculo está en su dramaturgia, el planteamiento de la comedia cotidiana con visos de drama, conectan inmediatamente al público con una etapa de la vida que, en los que ya la han pasado pulsa en sus recuerdos y en los que aún están por llegar, los invita a reflexionar acerca de la difícil época por venir, donde una sociedad estructurada en la familia y el reconocimiento económico, empuja a dar respuestas de “lo que se tiene” al llegar a la treintena.

No sólo es una excelente oportunidad para corroborar que nuestro teatro está vivo y con generaciones de extraordinarios talentos que son los que conducirán nuestro arte escénico los próximos 20 años, sino que además, el Grupo Actoral 80 posibilita la formación de nuevos directores. Es el caso que con Excusas dan la batuta a la arrojada Melissa Wolf para que asuma la dirección del espectáculo. Actriz, productora, modelo y directora, Wolf en su reciente desarrollo profesional, se ha perfilado como una de las directoras venezolanas con visión y talento innegables, que aseguramos dejará muy bien parado al Grupo Actoral 80 cuando se escriba la historia de la agrupación en el siglo que vivimos. Su lectura escénica del texto catalán, resulta fresca, sincera, ajustada a lo que exige la dramaturgia y apoyándose en el talento de sus actores. Su planteamiento de hiper realidad (propuesta nada fácil hoy en día) nos demuestra que sabe lo que hace con un libreto de este calibre en la mano. Dinámica, sin pretensiones de grandes espectacularidades, pero correcta en el manejo técnico de los efectos que pide el texto, Melissa Wolf se anota otro punto a su favor en su desenvolvimiento como directora, amén de cuidar correctamente las transiciones de sus actores con una dedicada conducción de interpretación.

Por su parte las caracterizaciones en Excusas, lucen aplomadas, el cuarteto está muy a nivel, cada rol que desempeñan es creíble y de muy fácil identificación. Angélica Arteaga avanza avasallante a convertirse en una de nuestras actrices más aventajadas, ya en el aplaudido montaje dirigido por Héctor Manrique de Acto Cultural, de José Ignacio Cabrujas, hizo alarde de su innegable don; con su papel de Begoña en Excusas plena de matices emocionales, sube otro peldaño en el desarrollo de su carrera. Jesús Cova (Pareja de Arteaga en el montaje) construye un personaje de forma eficaz, el típico venezolano conformista, varón domado y manipulado por su mujer, pero que al final se revela y estalla en una excelente transición que dan cuenta de su versatilidad como actor. Debutando en el teatro profesional caraqueño, Wadih Hadaya plantea un antagonista de altura, al revelarse insoportable para la pareja protagónica y lo mismo consigue en el público, dibuja su interpretación de forma convincente llegando a exasperar por las acciones que acomete en el drama. Por su parte la actriz Ana Alicia Pérez, no se queda atrás y en su complejo papel demuestra seguridad y aplomo permitiéndonos disfrutar de su estampa escénica y augurarle un sólido futuro en el oficio actoral.

En síntesis esta nueva propuesta escénica del Grupo Actoral 80 nos revela, en principio, el compromiso que con nuestro teatro siempre ha tenido este colectivo escénico, comandado por Héctor Manrique, al dar oportunidad que se muestren las nuevas generaciones de actores y directores, y por otro lado nos reconcilia con la marquesina teatral caraqueña que al parecer va retomando poco a poco los trabajos de teatro de arte que anhela el público cada vez más. Definitivamente no hay Excusas para no disfrutar de este sólido espectáculo los sábados y domingos a las 4 de la tarde en el Espacio Plural del Trasnocho.

L. A. R

Caracas, 03 de noviembre de 2011.

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viernes, 21 de octubre de 2011

Son 16 sin José Ignacio


Hoy 21 de octubre, vuelve a la mente de todos los intelectuales venezolanos la ausencia infinita de una de nuestras voces más lúcidas, hoy conmemoramos dieciséis años de la desaparición de nuestro José Ignacio Cabrujas. Víctima de un infarto, Cabrujas dejó de existir en la Isla de Margarita dejándonos, como acostumbraba, atónitos a todos los que desgraciadamente vivimos la experiencia de recibir la noticia por televisión o por una llamada telefónica. Justo en el momento que corría la temporada de su pieza teatral Sonny, diferencias sobre Otelo el moro de Venecia en el recinto de su Teatro Paraíso, que se convertiría en su epílogo de vida. Finalizaba 1995 y el golpe de la noticia paralizó la vida cultural del país, nos dejó como contemplando un paisaje atónitos en Fiésole.

José Ignacio, como todos los genios, se fue muy pronto, nos legó un cúmulo de extraordinarias reflexiones sobre nuestra idiosincrasia, sobre cómo somos, de dónde venimos e irónicamente vislumbraba hacia dónde iríamos. A través de sus piezas teatrales, ensayos, artículos y telenovelas, ha sido el autor que mejor ha radiografiado el Ser venezolano. Su obra dramática es hoy por hoy una de las más importantes de la América Latina y sus ensayos son objeto de varias ediciones constantes. Y es que no puede ser menos, pues Cabrujas supo poner el ojo en el punto preciso de nuestra conciencia y sintió, sufrió y vivió a este país desde lo más Profundo de su querencia.

Su vida siempre giró en torno a la cultura, desde ese primigenio encuentro con Los miserables, de Víctor Hugo en la platabanda de su casa en Catia en su alocada adolescencia o desde la oscuridad de la Sala de Cine de la plaza escondido, viendo los dramas mexicanos de la época, su vocación se entregó al Acto Cultural y su motor de vida fue la historia y la revelación de ésta a través de su teatro, nos hablaba de nuestro pasado para advertirnos de nuestro presente, se sintió guerrero e Insurgente como Juan Francisco de León y aventurero como Simón el malo en su extraño viaje, pero no descansó nunca de señalarnos con férrea insistencia que el camino escogido no era el adecuado. Su extraordinaria lucidez lo llevó a formar parte de ese Triángulo maravilloso llamado La Santísima Trinidad del Teatro Venezolano, junto a sus más fieles compañeros de escena y vida: Isaac Chocrón y Román Chalbaud, creando ese proyecto inolvidable que fue El Nuevo Grupo, donde hizo realidad sus más fervientes deseos de decirle al país su verdad. Como un tango de Gardel, como El día que me quieras, siempre esperaba el despertar de la nación y era la “piedrita” que molestaba en los zapatos de la dirigencia política a quienes no desamparaba en su labor de recordarles cada día los errores que cometían en Los días de poder, para no permitir el sacrificio del país y que nuestra nación fuese una Venezuela barata.

Los Testimonios, de la gente que lo rodeó, que trabajó con él o que simplemente gozaban de la cercanía de la amistad, siempre tienen una palabra positiva de su genio, de su verbo, de su humor negro que nos hacía beber como una Sopa de piedras y de su gusto culinario, amén de su gran amor: la ópera, género que estudió, dirigió y cultivó como erudito.

También nos deleitó como si estuviéramos en Una noche oriental con sus interpretaciones actorales, los que lo disfrutaron como actor-comentan- que su transformación en el escenario era increíble, lo que le valió el reconocimiento inmediato del público. Multifacético, integral, magnífico como un Artista de barba y pumpá desde el escenario, la pantalla chica o la grande y desde las letras de los diarios más importantes del país, José Ignacio Cabrujas defendió su pensamiento a capa y espada como un púgil sobre el cuadrilátero, como Sonny León, luchó por una mejor Venezuela, esa que deseaba y anhelaba en cada personaje que escribía. Hoy que nos parece mentira su partida hace ya dieciséis años, seguimos creyendo que José Ignacio Cabrujas es Un Americano Ilustrado.

L. A. R.

Caracas, 21/10/2011

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viernes, 14 de octubre de 2011

Sexo en rojo en el Ateneo



Fue finalizando los años 80 que el reconocido dramaturgo venezolano José Gabriel Núñez, ideó dos monólogos que estrenó en la Sala Juana Sujo de La Casa del Artista, a saber: Soliloquio en negro tenaz y Soliloquio en rojo empecinado, los mismos causaron tanta impresión, que rápidamente llegaron a la cúspide del éxito e incluso nos representaron en varios países fuera de nuestras fronteras, se trataba de dos actrices en un solo espectáculo, el primero lo representaba la célebre Gladys Cáceres (hoy residenciada en Miami) y el segundo estaba a cargo de la versátil Virginia Urdaneta. Con el correr del tiempo, estos monólogos se han convertido en casi un clásico de nuestro teatro, y dan muestra de las características fundamentales de la dramaturgia de Núñez: el mundo femenino, donde ellas se desatan y muestran sus más recónditos deseos, frustraciones, amores y desamores, pero sobre todo sus perversiones a voz en cuello.

Después de ese exitazo, las actrices, cada una por su cuenta, decidieron tener en su repertorio cada monólogo y lo comenzaron a representar individualmente. El Rojo empecinado, cumplió temporada en la Sala Rajatabla, repitiendo el éxito del público y de crítica frente al discurso de Magdalena, una mujer frustrada que no sabe qué hacer con su frigidez y acude al psiquiatra a hacer un recuento de su terrible problema, que como ella misma define es: “una terrible mezcla entre sexo y finanzas” .

Hoy vuelve a las tablas, pero esta vez el Soliloquio en rojo empecinado, encuentra una actriz madura, con más experiencia, con otra visión de la vida que cuando lo estrenó y quien confiesa sentirse muy conmovida al enfrentarse de nuevo a un monólogo tan difícil como éste de José Gabriel Núñez, y es que el lenguaje de José Gabriel no es nada fácil, confiesa la actriz, “si no dices la palabra que él ha escrito, como la escribió, se te olvida todo”. Porque nada está de gratis, nada sobra, nada falta, en esta historia de vida de una mujer enfrentada al troglodita de su marido después de 30 años de casada y que decide sanarse.

Desde el pasado fin de semana, Virginia Urdaneta, engalana la nueva Sala María Teresa Castillo, en el Ateneo de Caracas, con su performance, haciendo reír y reflexionar a los asistentes acerca de los temas más trascendentes de la femineidad: el respeto, los roles en el matrimonio, el maltrato, el deseo carnal, la falta de consideración de los esposos, las fórmulas más eficaces para liberarse de la rutina, la infidelidad, la maternidad y crianza de los hijos y cómo evitar el hastío de una relación marital agotada.

Lo anterior, podría sonar a temas muy serios, pero en la pluma de José Gabriel Núñez, esta trascendencia se transforma en fino humor negro que el público agradece, un texto inteligente en boca de una primera actriz, como lo es Virginia Urdaneta no puede más que convertirse en un plato delicado y gustoso de ingerir. En un manjar que nadie debe perderse, menos aún en la estricta intimidad de este nuevo espacio teatral, ganado para nuestra golpeada ciudad, donde se tiene la posibilidad de una cercanía inusual con el artista.

Por donde quiera que se mire, Soliloquio en rojo empecinado, en su nueva temporada, llega renovado, con nuevos bríos y resulta ser un teatro de texto sumamente comercial, en el que no hay desperdicio alguno, sino un espectáculo redondo que ninguna mujer que pase por Caracas debería obviar y hasta llevar a sus parejas para que juntos piensen acerca de lo importante que es mantener una relación entre dos y no en soliloquio.

L.A.R

Caracas, 14 de Octubre de 2011

Comentarios: luisalbertorosas@gmail.com

jueves, 6 de octubre de 2011

Amén: ilumina nuestros lados oscuros


El pasado domingo 2 de octubre, culminó la primera temporada de la polémica pieza teatral llamada Amén original del catalán Carlos Bé, uno de los más laureados dramaturgos de la actualidad y que fue llevada adelante en su lectura escénica venezolana por el Grupo Teatro Forte, liderado por Wladimir Vera, en la Sala Experimental del CELARG.

Carlos Bé, decidido y sin tapujos apuesta esta vez por apostatar de la iglesia, y a partir de los acontecimientos, sórdidos acerca de los abusos sexuales por parte de personeros eclesiásticos, desarrolla un recorrido dramático a través de la violación de derechos humanos a homosexuales a través de la historia.

Lorca, quien en 1936 fue fusilado por su condición homosexual, el encarcelamiento de cinco mil personas en España en 1954 por mostrar una orientación sexual diferente, el asesinato de dos hombres iraníes, por sus preferencias homosexuales o el escándalo en 2005 de la iglesia católica cuando se hizo público los abusos a menores de edad, son los cuadros por los que nos pasea Amén en casi una hora de espectáculo que intenta mover las fibras más íntimas de la sensibilidad del espectador.

El Grupo de Teatro Forte con sus espectáculos presentados hasta el momento, se han montado en la palestra de la polémica, no sólo por los temas tratados, sino por la crudeza y desfachatez a la hora de llevaros a escena. Su director, Wladimir Vera, confeso perverso, pretende develarle al espectador el lado oscuro de los seres humanos, lado que todos tenemos y ocultamos en nuestras esferas públicas.

Con este montaje, Vera logra pulsar la sensibilidad del espectador de un tema que ofrece varias y delicadas aristas por donde plantearlo, él ha preferido un dispositivo escénico bi-frontal y una sala íntima donde el público logre mayor conexión con los actores y evidentemente con el tema. Apoyado con el juego técnico de luces y videos, el espectáculo se adentra en los abusos de derechos humanos a los gays pero sin tomar posición, es decir, es una vitrina para que el espectador saque sus propias conclusiones.

Por su parte la parte histriónica del espectáculo conformada por: Fedora Freites, Yurubí Soto, Elvis Chaveinte y Paul Gámez, luce cómoda y disfrutando de unos personajes que quizás puedan resultar cuesta arriba para cualquier actor que no haya tenido la experiencia homosexual, escenas subidas de tono, besos, caricias, provocaciones, forman parte de la performántica que el director exige a los actores, pero de eso se trata, el actor debe ser dúctil y desprejuiciado y ellos lo logran de forma convincente.

En cuanto a la estética de la puesta en escena, a cargo de Fedora Freites, logra recrear el mundo oscuro de los temas tratados, ingenioso vestuario que corrobora una vez más el compromiso artístico y la integralidad de los artistas de Teatro Forte.

Una mayor rigurosidad con el foco actoral, en el sentido de la consciencia de la bi frontalidad, sería la guinda que colocaría a este espectáculo el final feliz, y el cuido del ritmo escénico, en tanto para cada transición en las historias hay cambios de vestuarios y elementos, que estamos seguros fueron corregidos durante la temporada.

Una buena opción para conocer los caminos de la dramaturgia ibérica en Caracas y una oportunidad brillante para que este colectivo con diez años de trabajo, pueda continuar iluminándonos acerca de los resquicios oscuros de nuestros deseos y sombras…

L. A. R.

Caracas, 06/10/2011

viernes, 30 de septiembre de 2011

Teatro para exportar


El viernes de la semana pasada se estrenó en Sala Ríos Reyna del Teatro Teresa Carreño, el musical La novicia rebelde (The sound of music) con talento 100% venezolano, bajo la batuta del experimentado director: Vicente Albarracín y protagonizado por la talentosa Mariaca Semprún, Rolando Padilla, Lucy Ferrero, Gustavo Rodríguez, Fanny Arjona, junto a los niños y jóvenes: Natalia Román, Cristhian Vallester , Emily Caraballo, Luis Brito, Carlos Rodríguez, Alicia de la Bastide, Marianne Cuello, Isabella Socorro, Verónica Falcón, Annabella Medina, José Pablo Álvarez y Lester Arias, entre otros grandes del teatro y la televisión como: Maritza Briceño, Verónica Arellano, Julio Alcázar, Rafael Monsalve y José Roberto Díaz.

Asistir a un evento de esta magnitud en nuestra ciudad nos reconcilia con la Venezuela posible, esa que a veces olvidamos, en la que se pueden conjugar talento, profesionalismo, técnica, inteligencia, creatividad y ganas de hacer las cosas bien, para brindar un producto que nada tiene que envidiar a cualquier musical foráneo.

La novicia rebelde, estrenada en Broadway en 1959, nace a partir de la historia real de una novicia llamada María, quien es encomendada para cuidar a siete niños de un connotado, capitán de la Marina, viudo y con su encanto y talento fascina a los niños en cuestión y cautiva el corazón del capitán, en Austria a finales de los años 30 cuando ésta fuese ocupada por el dominio Nazzi. Es una historia de amor, de libertad y de cómo la perseverancia por conseguir lo que se quiere siempre se puede lograr. En 1965, la historia fue llevada al cine, protagonizada por la inolvidable Julie Andrews y Christopher Plummer, que le valió el Oscar a mejor Película y Mejor Director de ese año y ha quedado grabada en el inconsciente colectivo, como una hermosa historia donde el amor vence todos los obstáculos posibles y sus melodías han dejado huella en todos los oídos que han disfrutado el film: nadie puede olvidar el famoso Do-Re-Mi…

Esta vez de la mano de la naciente productora Escena Plus (herederos de Palo de Agua Producciones) han decidido hacer la versión nacional de este conmovedor musical y han convocado a lo mejor del arte escénico y musical. Vicente Albarracín, sagaz y visionario no dudó en asumir la responsabilidad desde diciembre del año pasado y no contento con versionar algunos detalles del texto y la letra de todas las canciones, ha logrado concretar un espectáculo que no tiene desperdicio por ningún lado que se mire. Extraordinarias interpretaciones, una orquesta de lujo (La Gran Mariscal de Ayacucho) dirigida impresionantemente por Elisa Vegas y es que Albarracín a la hora de conducir espectáculos de esta envergadura, no duda en rodearse del mejor talento venezolano en todas sus áreas y complementar con algún artista extranjero, su equipo estuvo conformado por: Edwin Erminy en la escenografía, Raquel Ríos en el vestuario, Ángel Ancona (México) en la iluminación y en la dirección coreográfica la maestra Luz Urdaneta, todos bajo la producción general de Claudia Salazar.

Pero definitivamente con este musical, el mayor atractivo además del elenco infantil, lo lleva en sus hombros la impactante Mariaca Semprún: cantante, actriz, bailarina, quien con su interpretación, y presencia escénica logra borrar de la mente la imagen de la Andrews para hacer que el público la ovacione y la acompañe a cantar sus canciones. Ya había pasado mucho tiempo que en los escenarios caraqueños no disfrutábamos de un despliegue de talento energía, profesionalismo y verdadero compromiso con su arte como lo hace Mariaca, estamos absolutamente seguros que con este reto y los que vengan la actriz se convertirá en una de las mejores de nuestro país.

No podemos finalizar esta nota sin hacer mención de la importancia que reviste en estos momentos para el país entero que experiencias de este tipo se realicen, en principio por el rescate innegable de nuestro teatro más importante para lo que fue diseñado: divertir al público como centro cultural que es y ofrecerle lo mejor del talento venezolano a los espectadores. Por otra parte la posibilidad de disfrutar en familia sin diferencias de ningún tipo un espectáculo digno de exportación, esto sólo es posible a través del arte cuando todos los elementos se conjugan de manera eficaz y se trabaja por un fin: ofrecer el mejor teatro que nuestro público se merece.

¡Bravo!

L. A. R.

Caracas, 29 de septiembre de 2011.

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lunes, 19 de septiembre de 2011

¿Un Presidente loco?


Corría el año de 1945 y Venezuela entraba vertiginosamente en la modernidad, las ciudades se transformaban, Medina Angarita era el Presidente de la República, las elecciones estaban próximas a ocurrir, y los “medinistas” ya habían tomado la decisión “Diógenes Escalante es el hombre”.

Este marco histórico de nuestra contemporaneidad, sirve de pretexto al reconocido hombre de teatro Javier Vidal, para recrear un patético momento de nuestra realidad política que cambió drásticamente el curso de nuestra democracia. Diógenes y las camisas voladoras, es su más reciente texto escrito que cuenta los acontecimientos ocurridos en el interior de una habitación del afamado Hotel Ávila, donde el Pre-candidato Diógenes Escalente, su secretario privado y el joven doctor Ramón J. Velásquez hilan la trama de una tragi-comedia que termina por desarticular la política nacional en tanto su protagonista sufre un ataque de locura y es declarado no apto para asumir las riendas del país.

Como experimentado dramaturgo que es, Vidal logra tejer de manera extraordinaria un texto de teatro político donde los acontecimientos se van precipitando de manera inexorable y fascinan a la audiencia, su anécdota le permite magistralmente trasladarnos a los momentos decisivos de agosto y septiembre de 1945 que signaron posteriormente el golpe militar en Octubre de ese mismo año. Al mejor estilo “cabrujiano” de contar hechos históricos para hablarnos de la realidad actual, Vidal no pierde tiempo para a través del entramado textual irnos develando “lo que podría ocurrir si llega a Miraflores un Presidente loco” Cualquier parecido con la realidad es pura coincidencia.

Por su parte, todos los elementos que acompañan este espectáculo se conjugan de feliz manera para entregarnos un teatro de altura que añorábamos en la marquesina caraqueña. La dirección y puesta en escena de Moisés Guevara, lucen limpias, cuidadas y sin exageraciones espectaculares. Se concentra en el decir e interpretación de los actores quienes dan derroche a sus talentos indiscutibles. Un teatro hiper-realista, con guiños a las rupturas “brechtianas” logran consolidar un espectáculo soberbio que teníamos mucho tiempo esperando.

José Miguel Dao (Ramón J. Velásquez) sorprende con una sobria caracterización contundente y a sus anchas, respalda la fortaleza de las nuevas generaciones de actores venezolanos. Lo secunda Jan Vidal, hijo de gato caza ratón, diría el proverbio popular, cómodo en escena, divertido y verdadero, entrega un carácter que da muestras de lo que se espera en el futuro de este heredero de artistas (hijo de Julie Restifo y Vidal) Coronando el elenco el mismo Javier Vidal, nos ratifica que la madurez cronológica hace que los histriones se conviertan en actores cada vez más versátiles y experimentados. Su dibujo de Diógenes Escalante no tiene desperdicio por ninguna arista y demuestra su consagración como intérprete.

Diógenes y las camisas voladoras, permite revisarnos como sociedad, enciende las alarmas y nos pone de manera muy inteligente frente al terrible espejo de la realidad que supera a la ficción. Acompañados de una exquisita producción de manos de las veteranas Margarita Lamas y Carmen Jiménez, este espectáculo nos reconcilia con nuestro arte y nos hace pensar, no solamente en lo cíclica que puede ser la historia de un pueblo, sino cómo los verdaderos artistas del teatro logran conmover y usar sus recursos escénicos para poetizar los hechos reales.

L.A.R

Caracas, 16 de septiembre de 2011.

viernes, 9 de septiembre de 2011

Ofrecen traiciones 2x1 en La Calle del Infierno


Arriban a su segunda temporada, esta vez se presentan en la Sala de teatro 2 del CELARG jueves, viernes y sábados a las 8 de la noche y los domingos a las 7, tres insólitas mujeres que le harán reír a mandíbula batiente a la vez que reflexione acerca del poder de la amistad y la traición.

Se ha colocado en el tapete en los últimos meses la discusión de que los “teatreros de oficio” los que hacemos teatro de arte alejados del llamado “COLICO” (Comedia Ligera Comercial) estamos cuestionados por la poca convocatoria que tenemos de público en las distintas salas. Está en entredicho por estos días, la duración de una pieza teatral por su poca o mucha taquilla. Varios ejemplos vienen al caso, los gerentes de teatros como el Trasnocho, CELARG o Premium, han programado piezas de arte en sus recintos, sin embargo les colocan una condición: el lleno de taquilla para lograrlas mantener en cartelera.

Hacemos este introito para hablar del extraordinario espectáculo La calle del infierno, que merecería estar permanentemente en cartelera. Arriban al final de su temporada y nuestro público, los caraqueños que no han podido apreciar este logro del grupo Afrodiartes, no deberían perderse por ninguna razón el gran trabajo que protagonizan las actrices: Claudia Nieto, Carolina Torres e Irabé Seguías. Dirigidas inteligentemente por otra fémina Verónica Arellano quien se lanza al agua de la dirección escénica por primera vez ¡Y de qué manera!

Amparadas bajo el manto protector de un texto dramatúrgicamente casi perfecto, emanado de la pluma de Antonio Onetti, Sevillano de nacimiento y humorista por naturaleza, nos regalan la historia de tres pobres cajeras de automercado que sueñan con una vida mejor, como todos, y que a partir de un concurso de baile tejen una trama de pasiones, amores, odios, traiciones que no permiten descanso alguno al espectador que se impacta de principio a fin y no desperdicia momento para el disfrute y la reflexión.

Un texto inteligente, pleno de humor, desparpajo y contundentemente real, nos conduce a la calle del infierno, un parque de diversiones donde una de ellas ha decidido jugarse su final.

Las actrices, veteranas de las tablas venezolanas, consiguen un nivel envidiable. En pocos montajes teatrales se logra una sinergia tan clara y precisa y no son muchos donde al espectador le cueste discernir cuál de todas las actrices está mejor. No solamente esto se logra con un sólido texto como el de Onetti, sino por una correcta dirección, alcanzada en esta oportunidad por la también brillante actriz Verónica Arellano. Y es lo que suele suceder cuando una intérprete de la talla de Arellano se aventura a la dirección escénica, pues conoce por dentro el oficio, lo ha vivido y padecido en carne propia. Su gran hallazgo en este montaje es explotar los talentos de cada una de sus actrices, sus performances, sus facilidades corporales, pero por sobre todo sus particularidades interpretativas a la hora de “decir del texto”. Además la dinámica de la planta escénica dibujada por Arellano, permite el ritmo perfecto para la comedia, lo que definitivamente es más difícil de lograr con este tipo de libretos, en los que si se pierde el ritmo escénico se viene abajo todo el espectáculo.

Quizás y es el único punto de atención que ponemos sobre este montaje, sería revisar la producción, para hacerla más cuidada en el sentido de los materiales con los que se construye la escena, podría dar mayor solidez a la estética de la obra y procurar un espectáculo casi perfecto, decimos casi porque la perfección está lejos de existir, menos en una obra de arte.

En síntesis y como colofón, con La calle del infierno asistimos a un redondo espectáculo que se disfruta de principio a fin y deja un sabor de buen gusto en los sentidos. Ojala los programadores de las salas comerciales pudieran apoyar más y reconocer que el verdadero teatro, defendido con talento, calidad interpretativa y sapiencia del oficio a lo único que apunta es a educar al espectador caraqueño que deambula ignorante entre obras donde todo se lo facilitan en bandeja de plata sólo para que la caja registradora suene cada vez más. Con un simple apoyo publicitario, comercial, que venga de los propios recintos escénicos, estaríamos en presencia de un nuevo “boom” del teatro venezolano, como en otrora…

L. A. R.

Caracas, 09 de septiembre de 2011.

miércoles, 17 de agosto de 2011

El teatro en Caracas: golpe a golpe verso a verso






El teatro en Caracas, se ha convertido en una suerte de pera de boxeo, pese a la florida marquesina que ostentamos cada fin de semana (con más de 30 piezas en cartelera) y la pululación de espacios no c


onvencionales como bares, restaurantes, y todo lugar donde quepan unas 20 personas, ahí hay cabida para cualquier evento dramático que entretenga al ávido transeúnte necesitado de por lo menos una hora de esparcimiento, mientras hace tiempo para escapar del tráfico o se resguarda de la temible inseguridad que por estos tiempos juega con los caraqueños a la Ruleta Rusa.

Decimos pera de boxeo, porque a pesar de que podría ser una buena noticia la cantidad de espectáculos que se programan por doquier, cada vez hay menos salas convencionales donde los desesperados artistas escénicos encarnen a sus personajes. Otro golpe se asesta al ya maltratado teatro caraqueño y es la salida de la Fundación Proscenio de la regencia de la Sala de Teatro Luisela Díaz, sala que en un período de siete años (tiempo que duró la gestión de la mencionada fundación) fue recuperada, reformada, dotada y puesta a la disponibilidad del público en un ambiente idóneo para tal fin como lo es el Caracas Theater Club en la colina de la urbanización San Román.

Liderados por el actor, director, dramaturgo y gerente teatral José Manuel Ascensao, la Fundación Proscenio regaló a la ciudad uno de los espacios más placenteros, tanto para los espectadores, como para los artistas. Dentro de la Sala Luisela Díaz, los artistas además de sentirnos como en casa, nos sentíamos tratados como tiene que ser, con respeto a nuestro trabajo, con consideraciones y beneficios que ya quisieran muchos disfrutar en cualquier otro espacio teatral y es que no podía ser de otra forma cuando un hombre de teatro como Ascensao conocía y padecía el mundo escénico del cual es protagonista.

Lo cierto del caso es que el pasado domingo 14 de agosto la Sala Luisela Díaz cerró sus puertas al público comercial, por una decisión arbitraria de la Junta Directiva del Caracas Theater Club, quienes exigen más puestos de estacionamiento para sus socios, quitando la posibilidad al público externo de protegerse del hampa al asistir a los espectáculos. Una decisión de esta naturaleza no sólo nos despoja de un espacio ideal para los artistas, sino que deja al público caraqueño una vez más sin otro recinto para la cultura. Y por culpa de un estacionamiento.

La reflexión apunta entonces a preguntarnos si la Junta Directiva de un club que además se denomina “Theater” es decir TEATRO en inglés y además que ha sido uno de los pioneros en la actividad teatral dentro de las comunidades de este tipo, deje no sólo de ofrecer este placer al público en Caracas, sino de percibir las ganancias que por el arriendo de la Sala entraban a sus arcas e incluso impedir a sus propios socios (que disfrutaban de entradas gratis al teatro) poder continuar apreciando las propuestas de los hacedores del arte de Dionisios. Con sincera honestidad no comprendemos la incongruencia de esta decisión que nos corrobora la tesis que no solamente recibimos golpes de los líderes que rigen los destinos de la cultura oficial en el país, sino que también de quien menos nos esperamos nos dan un derechazo. Sería pertinente quizás proponer entonces que el club cambiara de nombre, para ser más coherentes con las decisiones tomadas.

Desde esta columna aboguemos por una salida viable a la situación y exhortamos a la sindéresis a la Junta Directiva del Caracas Theater Club para que toda su comunidad y el público caraqueño puedan continuar disfrutando de un espacio de cultura que se merece. Amén de ratificar nuestro apoyo y solidaridad incondicional a la gestión del gerente José Manuel Ascensao y todo su equipo (que suman más de 300 personas empleadas).

L.A.R

Caracas, 16 de agosto de 2011.

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lunes, 8 de agosto de 2011

El día que la historia de la humanidad cambió


Era una mañana como cualquier otra, una mañana de verano, casi entrando el otoño en la ciudad de Nueva York, la gente en su rutina nunca imaginó cómo sus vidas estaban destinadas a transformarse en un horror.

Aviones secuestrados: atentados terroristas contra el World Trade Center, uno de los centros financieros más significativos de la ciudad. Uno de los íconos más famosos de la arquitectura de la Gran Manzana fue derribado en 50 minutos por dos aviones que penetraron sus entrañas con la furia de un proyectil indetenible e inevitable. Bajo la mirada atónita del mundo entero, el corazón de la ciudad más importante del mundo fue destrozado en mil pedazos y como un castillo de naipes las torres Norte y Sur se desplomaron, arrastrando con ellas a miles de personas inocentes y transformando definitivamente la seguridad del país más poderoso del mundo.

Este año se cumplirá una década de esa mañana nefasta que dejó muerte, guerra y desencajó la vida de la humanidad volviéndola más vulnerable, más aterrorizada y mucho más indefensa ante la furia y el miedo de los que creen son los amos del mundo.

El pasado viernes, el Grupo Teatral REPICO, estrenó su más reciente pieza, de la mano de uno de nuestros más prolijos dramaturgos: Gustavo Ott, quien en una audacia dramatúrgica, crea un texto impactante donde logra sintetizar los 50 minutos más terribles que nos ha tocado presenciar a la humanidad. En un despliegue de inteligencia y poesía, Ott consigue paralizar al espectador con el relato de las Torres Gemelas y asistimos a su agonía, quizás impensable que podamos escuchar la historia de su propia muerte de boca de la Torre Norte y Torre Sur, humanizadas, transformadas en dos mujeres ultrajadas que relatan su agonía minuto a minuto. Sólo una mente tan aguda y comprometida con su entorno puede imaginarse cómo padecieron estas moles de concreto su propia muerte. Sólo un artista de la talla de Gustavo Ott ha podido vislumbrar y ponerse en la posición de estos dos rascacielos y elucubrar desde el punto de vista humano cómo se agotaba su existencia.

Monstruos en el closet, ogros bajo la cama, es el título que decidió el dramaturgo colocar a éste, su más reciente obra, para significar el miedo paralizante que dejó el trágico suceso del 11 de septiembre de 2001 a todos los que lo vivieron y padecieron y a todos los que después de ver ese infierno más nunca pudieron conciliar el sueño y viven presas del pánico.

Bajo la batuta de la directora Consuelo Trum, REPICO logra una propuesta desgarradora sin exacerbaciones, ni dramatismos. Este es un gran acierto de la dirección. Ya que el relato de Ott es demasiado duro y penetrante como para revolcarse en el dolor. Más bien la frialdad y la contundencia con la que Trum maneja a sus actrices y cómo interpretan a los diferentes personajes, hace que el impacto sea mayor. Lenni Márquez y Valeria Castillo, son las arrojadas actrices que asumen la difícil tarea de encarnar a Las Torres Norte y Sur, respectivamente. Además de una cantidad de personajes que fueron protagonistas del suceso, dentro y fuera del Word Trade Center aquella mañana hace ya diez años. Hábilmente el dramaturgo intercala los relatos de los humanos: aeromozas, madres, hijos, padres, esposos, bomberos, rescatistas, etc. Que fallecieron o sobrevivieron al atentado en medio del relato atormentado de las dos torres que no entienden los que les pasan hasta que se ven demolidas a escombros.

Las actrices logran conmover y concretar un desempeño impecable que junto a la concepción estética de la puesta en escena, traslada al público al momento de la tragedia. Jesús Barrios (Escenografía); Joaquín Nandéz (Vestuario); Darío Perdomo (Iluminación) y Claudia Aponte (Música Original) engranan un equipo de estetas que logran impactar de manera eficaz al espectador y comprender la idea extraordinaria de su directora para conformar un espectáculo sólido que todo el mundo debe apreciar para entender de una forma hermosamente terrible, por qué aquel 11 de septiembre nos cambio la historia a todos.

L. A. R.

Caracas, 08 de agosto de 2011.

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martes, 2 de agosto de 2011

Paco dio su última función



No esperábamos que fuese tan pronto. La noticia de la enfermedad de Francisco “Paco” Alfaro, nos golpeó fuerte a todos los hombres y mujeres que hacemos el teatro de hoy en día en Venezuela. No era posible, pero como sabíamos el carácter de Paco, quizás, tristes, acotábamos a la noticia que él era un hombre fuerte y saldría airoso de ésta como siempre lo hizo de las situaciones más insólitas a la que se sometió después que tuvo en sus hombros la responsabilidad de conducir a la agrupación más emblemática del Teatro venezolano-Rajatabla- a consecuencia de la también repentina muerte de su amigo y fundador Carlos Giménez en 1993. Dieciocho años pasaron y contra todo pronóstico, Paco se subió al timón y logró enderezar la nave que muchos pensamos iba a naufragar en cualquier momento por la ausencia del padre genio. Sin embargo, no ocurrió y para grata sorpresa de todos los venezolanos Rajatabla sigue allí, incólume e indestructible y Paco y su equipo con su sagacidad de productor fue quien logró mantenerla a flote.

Sus facetas eran muchas, actor, maestro de actores, productor y gerente, lograba destacarse en todas y demostrar que era necesario “dar un nuevo rumbo a nuestro teatro”. Al celebrarse en el mes de febrero pasado los 40 años de la agrupación, Paco, como su líder natural, afirmaba la necesidad de replantearse nuevos lenguajes sobre la escena y continuar ofreciendo el mejor teatro de arte.

Desde el timón, manejó hábilmente los destinos de Rajatabla por buen camino y los condujo a excelente puerto dando oportunidad a que las generaciones de actores, directores y sobre todo a los nuevos dramaturgos venezolanos, asumieran la responsabilidad que les tocaba vivir y demostraran que sí hay futuro sobre las tablas en Venezuela. Gracias a uno de sus más importantes proyectos: Concurso de dramaturgia venezolana. Convocó y montó sobre el escenario a autores reconocidos y nuevos, para confrontar sus textos, sus montajes y abrió el abanico de posibilidades a la gran camada de actores que comenzaban en las tablas y que mañana serán los que asuman el mando del timón.

Eso no lo podía hacer, sino un hombre con visión de futuro y un artista apasionado por su profesión, a la que no abandonó nunca. Como actor, lo disfrutamos y nos conmovimos con sus interpretaciones en José Amindra de Roberto Azuaje, o en Trastos viejos, de Javier Vidal. También nos cautivó con su personificación de Buñuel en la aplaudida: Buñuel Dalí Lorca, del catalán Alfonso Plou y en más de 80 puestas en escena donde su timidez cotidiana quedaba de lado y se transfiguraba de forma mágica respondiendo al talento que le fue entregado desde su nacimiento en Madrid hacia el año ’50.

Su última función la luchó el martes pasado y como todo artista consiguió traspasar las fronteras del territorio desconocido para trascender entre aplausos y legar como buen maestro su motivo de existencia en este plano: el buen teatro.

¡Paz y aplausos para la eternidad!

L. A. R

Caracas, 31 de julio de 2011.