viernes, 18 de octubre de 2013

¿Quién será el verdadero enemigo del pueblo?

El pasado domingo, finalizó la temporada de la pieza teatral El enemigo del pueblo, versión realizada por el maestro Ugo Ulive del original escrito por Henry Ibsen y que este año en Venezuela ha subido, con ésta, dos veces a las tablas caraqueñas en distintas versiones.

Parece ser que el ambiente político que vivimos los venezolanos, es el acaldo de cultivo perfecto y el adecuado marco para que el Dr. Stockman (protagonista del drama) sea vapuleado y considerado enemigo de su pueblo, al intentar luchar por la verdad. Esta vez Skena es la agrupación teatral encargada de realizar la puesta en escena bajo la batuta de Armando Álvarez, el director más joven de la agrupación, que ese mismo domingo arribó a sus 34 años de fundada.

Esta visión de Ulive del texto ibseniano, centra su atención en la pareja protagónica de hermanos, los Stockman uno el médico que descubre la contaminación del balneario que puede llegar a matar a su pueblo, y el otro, el gobernador que le exige guarde silencio para no peder dinero y poder si se revela la verdad. Ulive limpia el texto de toda retórica y dilaciones para concentrar más el conflicto, acción que hace muy interesante la propuesta, pues los acontecimientos se precipitan como un torbellino.

Por su parte Álvarez, desde la dirección supo apoyarse en sus protagonistas, pilares de su puesta y siendo éstos Jorge Palacios y Basilio Álvarez quienes como titanes hacen gala de su talento de histriones para cautivar al espectador. Y lo logran.

Skena, junto con su dramaturgo, centraron el problema de la pieza desde el punto de vista mediático, por lo que la acción se traslada en el tiempo a los años ´60 para contar cómo la vida política, social y económica de un pueblo depende de sus medios de información “el cuarto poder” como lo conocemos. Así a partir de una rueda de prensa es que el Gobernador Stockman comienza a tejer toda la trama para enredar a su hermano cual arácnido corrupto que puede llevarse por delante a cualquiera por el poder y el dinero, incluso a los de su propia sangre.

Interesante juego escénico al romper la cuarta pared del escenario e involucrar al espectador como ese morboso pueblo deseoso de información, que vive y se alimenta de los medios que conducen su vida, y los alienan en seres homogéneos, masas, borregos o focas que aplauden todo lo que diga un carismático líder- cualquier parecido con la realidad es pura coincidencia- aunque la pieza original fue escrita en 1882, podríamos pensar que se terminó de escribir antes de ser estrenada en Caracas.

En virtud de lo anterior es esta masa deforme, ciega y conducida por un enfermo de poder quienes deciden lo que se debe o no condenar porque “la mayoría siempre tiene la razón” Habría que preguntarse: ¿La mayoría también puede equivocarse?

No cabe duda que Palacios y Álvarez en los roles principales están muy acertadamente escogidos, Palacios da rienda suelta a su calificativo de Primer Actor y se mueve como pez en el agua, impacta en su construcción maquiavélica del personaje del gobernador, con detalles que hilvana finamente para entregar un carácter maléfico que da gusto apreciar; por su parte Basilio Álvarez se crece con su Dr. Stockman y logra momentos que en medio de la desesperación del incomprendido, tocan la sensibilidad del espectador hasta conmover. Del elenco de soporte, resaltan las actuaciones de Juan Carlos Ogando, Israel Moreno, y los jóvenes: Luis Ernesto Rodríguez y Patrizia Aymerich, dos promesas en nuestras tablas nacionales.

En síntesis, hay una cuidada dirección y correcto manejo de todos los elementos estéticos de la pieza, amén de un adecuado manejo espacial, pese a las nefastas condiciones del espacio no convencional del PH del Centro Cultural BOD –Corp Banca. Sentimos que si estos “gerentes” bancarios han decidido instalar dos salas de teatro en su PH sería respetable, para el público y los artistas acondicionar de una forma más profesional, seria y responsable estos espacios, para transformarlos en verdaderas salas de teatro y no en “templetes escénicos” que atentan contra los esfuerzos artísticos de las agrupaciones y sobre todo contra el espectador.
                                                   

L.A.R. / @rosasla

Caracas, 18/10/2013

miércoles, 9 de octubre de 2013

Marburg o la esperanza de una vida mejor…

El pasado viernes 4 de octubre se estrenó en la Sala de la Asociación Cultural Humbolt de Caracas, el inteligente texto dramático del dramaturgo catalán Guillem Clúa bajo la dirección de Juan José Martín y la producción de Karla Fermín para el Grupo Actoral Dram-on, colectivo emergente que con este espectáculo asciende a pasos agigantados en el panorama escénico nacional.

Aníbal Cova, Newman Vera y Giovanna Sperandei, son los jóvenes líderes de Dram-on que emprendieron la idea de llevar a cabo este proyecto y con la sagacidad, el desparpajo e ímpetu intrínseco a la juventud, se hicieron de un gran texto que negociaron directo con el autor y convocaron a uno de los directores más sobresalientes del país, Juan José Martín quien a su vez logró amalgamar un casting de primera línea encabezado por los veteranos: Diana Volpe, Guillermo Díaz (Yuma), Eulalia Siso y Elio Petrini, en compañía de los jóvenes Ana Melo, Markel Méndez, Louani Rivero y los mismos “Dram-ones”: Cova y Vera. Iniciaron la aventura apasionados por la historia y desafiando todos los escollos que puede significar realizar un montaje teatral de autor frente a la marquesina actual caraqueña donde pululan las risas y los actores con escasas prendas de vestir y hermosos cuerpos.
Montar Marburg en estos días que corren en esta convulsa ciudad y en medio del huracán escénico de las salas caraqueñas es una batalla titánica, no sólo por el tipo de obra (teatro de tesis, donde el autor hace reflexionar al público acerca de cuatro situaciones dramáticas de la vida) sino por el desinterés del público caraqueño en sentarse a pensar sobre lo que le pasa al ser humano. Flojera mental, enquistamiento cultural, deficiencia formativa, es de lo que sufre el público de Caracas y estamos seguros que Marburg es un extraordinario antídoto contra todos estos males.
La obra es una extraordinaria ocasión para demostrar que hay posibilidades de llevar a nuestras tablas teatro profesional de altura y exportación. Comparable con cualquier espectáculo internacional que pudiese estar programado en Buenos Aires, México o España. Esta joya contemporánea de la dramática actual pasea al espectador por cuatro momentos en la vida de nueve personajes en distintas épocas y países, que ocurren en una localidad llamada Marburg, aunque en distintos puntos del planeta.
Situaciones de fuerte contenido dramático, quizás podríamos pensar terribles, pesimistas, pero que al final asoman la esperanza de una vida mejor para estos seres que se enfrentan a sus deseos de una forma irrefrenable.
Evidentemente que no sólo con una buena historia, que posibilita al espectador no querer perderse ningún momento de la anécdota para llegar a conocer el desenlace de cada una, se logra un gran espectáculo, hay que poner atención al equipo artístico detrás del montaje. Y cuando todos van hacia un mismo objetivo: la excelencia, no puede conseguirse otro resultado que una obra de arte.
Si usted está leyendo estas líneas, y se precia como espectador que le gusta disfrutar del teatro, o por el contrario, quiere saber si el teatro en Caracas va más allá de la pantalla de televisión, no puede dejar de ver los sábados y domingos a las 4 de la tarde en la Asociación Cultural Humbolt Marburg, donde se deleitará con sólidas actuaciones (difícil tarea de la dirección al confluir en su elenco tan variados estilos de actuación y niveles de experiencia actoral) Una dirección de arte impecable de la mano del maestro plástico Oscar Salomón y una cuidadosa producción de quien hoy por hoy se ha convertido en una de las productoras emergentes más eficientes: Karla Fermín. Orquestados todos por la sapiencia de Juan José Martín que logra tejer los hilos de una puesta en escena entramada de tal forma que jamás se arrepentirá, querido lector, de dejarse cautivar por el laberinto de esta historia.

En síntesis Marburg se convierte en una opción infaltable en la agenda de todo espectador inteligente, estudiante acucioso, periodista sagaz o público que desee conocer el verdadero teatro que se cuece a fuego lento en los hornos de nuestra eufórica juventud de teatreros nacionales “¡Bravo Dramon-es!”

L.A.R./ @rosasla

Caracas, 09/10/2013