lunes, 19 de septiembre de 2011

¿Un Presidente loco?


Corría el año de 1945 y Venezuela entraba vertiginosamente en la modernidad, las ciudades se transformaban, Medina Angarita era el Presidente de la República, las elecciones estaban próximas a ocurrir, y los “medinistas” ya habían tomado la decisión “Diógenes Escalante es el hombre”.

Este marco histórico de nuestra contemporaneidad, sirve de pretexto al reconocido hombre de teatro Javier Vidal, para recrear un patético momento de nuestra realidad política que cambió drásticamente el curso de nuestra democracia. Diógenes y las camisas voladoras, es su más reciente texto escrito que cuenta los acontecimientos ocurridos en el interior de una habitación del afamado Hotel Ávila, donde el Pre-candidato Diógenes Escalente, su secretario privado y el joven doctor Ramón J. Velásquez hilan la trama de una tragi-comedia que termina por desarticular la política nacional en tanto su protagonista sufre un ataque de locura y es declarado no apto para asumir las riendas del país.

Como experimentado dramaturgo que es, Vidal logra tejer de manera extraordinaria un texto de teatro político donde los acontecimientos se van precipitando de manera inexorable y fascinan a la audiencia, su anécdota le permite magistralmente trasladarnos a los momentos decisivos de agosto y septiembre de 1945 que signaron posteriormente el golpe militar en Octubre de ese mismo año. Al mejor estilo “cabrujiano” de contar hechos históricos para hablarnos de la realidad actual, Vidal no pierde tiempo para a través del entramado textual irnos develando “lo que podría ocurrir si llega a Miraflores un Presidente loco” Cualquier parecido con la realidad es pura coincidencia.

Por su parte, todos los elementos que acompañan este espectáculo se conjugan de feliz manera para entregarnos un teatro de altura que añorábamos en la marquesina caraqueña. La dirección y puesta en escena de Moisés Guevara, lucen limpias, cuidadas y sin exageraciones espectaculares. Se concentra en el decir e interpretación de los actores quienes dan derroche a sus talentos indiscutibles. Un teatro hiper-realista, con guiños a las rupturas “brechtianas” logran consolidar un espectáculo soberbio que teníamos mucho tiempo esperando.

José Miguel Dao (Ramón J. Velásquez) sorprende con una sobria caracterización contundente y a sus anchas, respalda la fortaleza de las nuevas generaciones de actores venezolanos. Lo secunda Jan Vidal, hijo de gato caza ratón, diría el proverbio popular, cómodo en escena, divertido y verdadero, entrega un carácter que da muestras de lo que se espera en el futuro de este heredero de artistas (hijo de Julie Restifo y Vidal) Coronando el elenco el mismo Javier Vidal, nos ratifica que la madurez cronológica hace que los histriones se conviertan en actores cada vez más versátiles y experimentados. Su dibujo de Diógenes Escalante no tiene desperdicio por ninguna arista y demuestra su consagración como intérprete.

Diógenes y las camisas voladoras, permite revisarnos como sociedad, enciende las alarmas y nos pone de manera muy inteligente frente al terrible espejo de la realidad que supera a la ficción. Acompañados de una exquisita producción de manos de las veteranas Margarita Lamas y Carmen Jiménez, este espectáculo nos reconcilia con nuestro arte y nos hace pensar, no solamente en lo cíclica que puede ser la historia de un pueblo, sino cómo los verdaderos artistas del teatro logran conmover y usar sus recursos escénicos para poetizar los hechos reales.

L.A.R

Caracas, 16 de septiembre de 2011.

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