viernes, 25 de marzo de 2011

Baraka o la apología de la amistad.



Siempre se ha dicho que a medida que el ser humano avanza en la vida, crece y madura va adquiriendo amistades más sólidas y duraderas, eso que el dramaturgo venezolano Isaac Chocrón llamó: “La familia escogida”. Los amigos son necesarios, a ellos los empleamos para revelar cosas innombrables frente a nuestras familias o parejas, les pedimos consejos, los justificamos, somos cómplices y se “calan” todo por cuanto pasamos tratando de ser mejores seres humanos.

Desde el mes de febrero el Teatro Trasnocho viene presentando, gracias a la producción del Grupo Actoral 80, la tragicomedia: Baraka, original de la dramaturga holandesa María Goos, drigida por Héctor Manrique y protagonizada por Javier Vidal, Carlos Cruz, Iván Tamayo y el mismo Manrique.
Cuatro amigos acuden al llamado de auxilio de uno de ellos para que lo ayuden a solventar un percance inesperado que le puede hacer perder todo su patrimonio y caer en la miseria. Un politiquero “balurdo”, un abogado drogadicto, un director teatral venido a menos y un gay trabajador público de una dependencia de una Alcaldía son los involucrados en el drama que a nuestro parecer lejos de hablar de la amistad habla de cómo se puede quebrantar la misma por los intereses individuales hasta llegar incluso a la muerte.

La autora plantea en tono de comedia negra la relación aparentemente inquebrantable de estos cuatro seres patéticos que lo que les preocupa es cómo hacer para tener más y figurar más. Creemos que la dramaturga juega a adentrarnos en la decadencia de una clase media que intenta sobrevivir a sus tormentos, y por supuesto fracasa estrepitosamente.

La propuesta escénica de Manrique no busca espectacularidad, sólo intenta llevar al espectador a través de cada cuadro al fatal desenlace. Sentimos que lo más difícil de representar un texto como Baraka, es tratar de sobrellevar el ritmo textual, que, en apariencia pareciera ser comedia, para luego asestar el golpe final, y los veteranos actores están conscientes de ello. Quizás la síntesis del texto hubiese aportado mucha más contundencia a la acción de los intérpretes y sorprender en mayor medida al espectador.

Hay que resaltar el trabajo característico del actor Iván Tamayo, quien construye un complejo carácter y se luce a sus anchas acompañado por supuesto de sus compañeros que no lo dejan solo y afilan sus interpretaciones para hacer reír y reflexionar a un público caraqueño que no deja de querer evadirse frente al escenario. También debemos destacar el trabajo de producción a cargo de Carolina Rincón sin perder detalle de un cuidado y limpio desempeño detrás de bastidores.

Caracas, 24 de marzo de 2011.
Luis Alberto Rosas.

Obra: Baraka
Autora: María Goos
Director: Héctor Manrique
Producción: Carolina Rincón
Intérpretes: Iván Tamayo, Javier Vidal, Carlos Cruz y Héctor Manrique.
Temporada: Viernes y sábados 10 pm. Domingos 8 pm Teatro Trasnocho.

jueves, 17 de marzo de 2011

Rajatabla celebra 40 con insomnio






El 28 de febrero de 1971, se marca el inicio de una nueva etapa en el teatro contemporáneo venezolano y es que esta fecha señala el nacimiento de la agrupación Rajatabla, cobijada en las instalaciones de la Quinta “Ramia” antigua sede del Ateneo de Caracas, es donde el recién llegado director y puestista de origen argentino, Carlos Giménez, irrumpió junto con Julio Miranda y sus poemas, para decirnos: Tu país está feliz, performance que sirvió de carta de presentación de la agrupación y revolucionó al público de la época en tanto recogía el espíritu reaccionario y de protesta que caracterizó a la juventud de ese tiempo.


Hoy 40 años después, es mucha agua la que ha pasado por debajo del puente, desde la internacionalización del teatro venezolano gracias a Rajatabla y la creación de instituciones que en los años ochenta fueron capitales para el desarrollo teatral en nuestro país, y que se idearon como apéndices de la agrupación, pasando por el añorado Festival Internacional de Teatro de Caracas, hasta la desaparición física de su líder fundador Carlos Giménez, que cierra una etapa de oro, quizás, hasta el momento una de las más productivas de nuestro teatro.


Ramos Sucre y su obra


Desde hace ya dos ediciones, Rajatabla ha creado el Concurso de Dramaturgia Nacional, que cada año se dedica a un dramaturgo distinto, el año pasado homenajearon al maestro Gilberto Pinto y este año le tocó el turno a Rodolfo Santana. El concurso convoca a dramaturgos venezolanos y de la selección de piezas ganadoras, la agrupación se nutre para planear sus montajes en el año. Además del reconocimiento de la pieza el premio consiste en que la misma sea montada por el elenco de Rajatabla.


Para esta oportunidad fue seleccionada la pieza Mi reino por un sueño, original del dramaturgo José Antonio Barrios, quien desde hace más de cinco años, viene trabajando constantemente en la búsqueda de un lenguaje dramatúrgico que lo identifique y le haga sobresalir del común de escritores que se aventuran en el mundo del arte escénico.


Mi reino por un sueño, es la historia biográfica del poeta cumanés José Antonio Ramos Sucre, una suerte de recorrido a través de su vida y obra que pretende señalar los intríngulis de la atormentada existencia del escritor. Su infancia y adolescencia, sus relaciones familiares y sobre todo sus tormentos por sufrir constantemente de insomnios.


Bajo la batuta del experimentado director Costa Palamides, es que se logra poner en escena esta alegoría poética, decimos alegoría, porque nos cuesta encontrar la acción dramática en el texto de Barrios, no porque no sea “teatro” como tal, sino que al orientarse por un temática biográfica y además de un poeta suele ser mucho más cuesta arriba no estar tentado por quedarse en el ripio poético y dejar de lado la acción dramática y es lo que le pasa al escritor. El problema más grave que vemos de este planteo textual, es que si el espectador no tiene ningún referente acerca del poeta no comulgará con la historia y no se enterará que ocurrió en la vida del atormentado artista.


Palamides por su parte, concentra el montaje en formas y tradiciones de la puesta en escena griega, coro, moiras invaden el espacio y cantan, creemos recurso excesivo, constantemente las loas de Ramos Sucre.


Los actores tienen muy poca oportunidad de lucirse, eso porque no están preparados para el decir poético, lo que resulta una interpretación forzada y poco creíble, hay que resaltar el trabajo de los veteranos: Simona Chirinos, Demis Gutiérrez, Pedro Pineda y Gerardo Luongo y de los jóvenes: Gabriel Agüero y Abilio Torres.


En síntesis un montaje con pretensiones de “espectacularidad” pero que se pierde en el ritmo y en la incomprensión del texto, para terminar en una interpretación carente de intensidad emotiva que preserva la forma sobre el contenido.


Obra: Mi reino por un sueño.
Autor: José Antonio Barrios
Director: Costa Palamides.
Elenco: Elvis Chaveinte, Demis Gutiérrez, Rosana Hernández, Simona Chirinos, Dora Farías, Pedro Pineda, Gerardo Luongo, Abilio Torres, Miriam Pareja y Gabriel Agüero.
Temporada: Sala Rajatabla de jueves a sábados a las 8 de la noche y los domingos a las 6 de la tarde hasta el 27 de marzo.