lunes, 30 de diciembre de 2013

El Top 10 teatral de 2013

Se cierra un ciclo y siempre hay que mirar atrás para evaluar, aprender de los errores y aprovechar los aprendizajes durante el año. 2013 fue un año variopinto en materia teatral, creo que lo más importante es que se nota una disposición del teatro independiente de autor a no abandonar el esfuerzo conseguido en años de trabajo y tratar de recuperar los espacios perdidos.
Siento que el teatro de arte, el que hacemos los grupos independientes está despertando de nuevo, aún falta mucho terreno que ganar, que cedimos al teatro comercial debido a las grandes carencias y necesidades económicas del país y del medio teatral, se ha sacrificado calidad por taquilla y la TV se metió en el teatro.
Todo el teatro debe ser comercial, y las Comedias Ligeras Comerciales (CO.LI.CO) deben existir, debe haber para todos los gustos, el problema es que sólo exista y se programe en las salas espectáculos comerciales y con "figuras" de cartel. Siento que este año 2014 eso irá cambiando en la medida que nosotros los mismos teatreros hagamos el esfuerzo por re-conquistar nuestros espacios perdidos y los programadores de las salas entiendan que el dinero no puede estar por encima de la calidad y el arte porque irrespetan al espectador.
Por otro lado es necesario ir educando de nuevo al público venezolano. Enseñarle que no sólo al teatro se va a reír sin pensar, el problema a superar es que la formación en nuestro país está en unos niveles lamentables y cuesta mucho hacer entender al público de a pié que el teatro no es sólo actores de Tv, stand up o problemas sexuales. Hay muchos artistas del teatro que continuamos trabajando por un mejor nivel teatral tenemos muchos ejemplos de grandes y talentosos actores de “cartel” que se han comprometido en piezas de alto valor artístico, hacia eso hay que apuntar: risa bien hecha más un texto inteligente que les hará reflexionar, con impecables actuaciones.
A continuación la lista de los 10 acontecimientos teatrales más importantes que a mi criterio llamó la atención en 2013:

10.- Stop Kiss, de la mano de la productora Ananás, liderada por Reinaldo Cervini, la directora Consuelo Trum logró conmover a los espectadores de la Sala Plural del Trasnocho Cultural y nos entregó una cuidada reflexión acerca de la homofobia, producción impecable y soberbias actuaciones de Sheila Monterola y Karina Velásquez. Un reto de dirección con un texto que fue pensado para la TV. O el cine.

9.- Profundo, en la misma sala, revivió el verbo cabrujiano bajo la batuta de Héctor Manrique, para comprobar que José Ignacio Cabrujas es nuestro clásico más universal. Entender que lo contado en Profundo parece definirnos en nuestra idiosincrasia y que seguimos en el mismo punto histórico es una dolorosa realidad. Manrique, puso atención en la dirección de actores y logró orquestarlos de una manera extraordinaria, cada uno en su rol descolla de forma contundente su carácter sobre la escena. La solidez del equipo artístico ofreció interpretaciones determinantes que pasearon al público desde el humor negro hasta la risa que se transformó en mueca, con soberbias actuaciones de Luis Abreu y las veteranas Tania Sarabia y Violeta Alemán. Junto a los talentosos Prakriti Maduro, Daniel Rodríguez y Angélica Arteaga.   

8.- Los enemigos del Pueblo, Este año asistimos a dos versiones de Un enemigo del pueblo, de Ibsen, el Grupo Teatral Emergente de Caracas, bajo la égida del inteligente Jesús Delgado, logró una brillante puesta en escena, cuidada en detalles estéticos y en sus actores, destacaron del colectivo: Antonio Delli, Claudia Nieto, Wilfredo Cisneros y Jesús Hernández. Por otro lado Skena, dirigidos por el arriesgado Armando Álvarez, mostró un espectáculo centrado en la denuncia mediática, la versión que del texto realizó el maestro Ugo Ulive centró la atención en el personaje del Alcalde, en este caso Jorge Palcios quien se lució como primer actor, sin dejar de lado a Basilio Álvarez en el papel del Dr. Stockman, Disímiles versiones igual contundencia y riesgo artístico.  

7.- El Hombre más aburrido del mundo, Gustavo Ott, nuestro autor más internacional, logra en este elaborado texto de teatro-periodismo, cautivar al público con una historia épica de un hombre que logra burlar a los servicios secretos de ambos bandos en la segunda guerra mundial a través de su histrionismo y amor por el teatro. La puesta en escena de Luis Domingo González, supo sacar el jugo a sus actores y el mayor peso cae en su protagonista José Gregorio Martínez, que con este trabajo, demostró su madurez y talento actoral.

6.- El Gigante de Mármol, en el marco del XVIII Festival Internacional de Teatro de Caracas, que arribó a sus 40 años de existencia, pudimos disfrutar del filosófico e texto y puesta en escena de Luigi Sciamanna, que intituló El gigante de Mármol, aquí, se pusieron en discusión de forma muy inteligente por parte del dramaturgo, grandes temas como la libertad de creación, el artista defendiendo su idea, la castración del poder, venga de donde venga y los intereses económicos que han persistido a través del tiempo. Protagonizado por: Elvis Chaveinte, Jorge Palacios, Marcos Moreno, Armando Cabrera y el propio Sciamanna. Esta obra viene a cerrar el díptico del autor acerca de El David de Miguel Ángel, junto con la pieza La novia del gigante, estrenada el año pasado en el Teatro Trasnocho.

5.- Margburg, Aníbal Cova, Newman Vera y Giovanna Sperandei, son los jóvenes líderes de Dram-on que emprendieron la idea de llevar a cabo este proyecto y convocaron a uno de los directores más sobresalientes del país, Juan José Martín quien a su vez logró amalgamar un casting de primera línea encabezado por los veteranos: Diana Volpe, Guillermo Díaz (Yuma), Eulalia Siso y Elio Petrini, en compañía de los jóvenes Ana Melo, Markel Méndez, Louani Rivero y los mismos “Dram-ones”: Cova y Vera. Iniciaron la aventura apasionados por la historia y desafiando todos los escollos que puede significar realizar un montaje teatral de autor frente a la marquesina actual caraqueña donde pululan las risas y los actores con escasas prendas de vestir y hermosos cuerpos. Pero lo lograron y Margburg, se transformó en un espectáculo cuidado con calidad de exportación y una producción impecable.

4.-  Tierra Santa, El Taller Experimental de Teatro (TET) arribó a sus primeros 40 años y apostaron por llevar a escena el más reciente texto del dramaturgo venezolano Elio Palencia, uno de nuestros más altos valores de las letras dramáticas. Lo importante de este espectáculo a mi juicio, es cómo Palencia logra hablarnos de nuestra idiosincrasia desde lo masculino, y resalta el problema de la paternidad irresponsable en las voces de dos hermanos (Gullermo Díaz (Yuma) y Ludwing Pineda) que en su vejez, tratan de reconciliarse con un nefasto pasado de abandonos, en un remoto pueblo de nuestra geografía nacional. Dirección inteligente de Costa Palamides y pulcra producción de Karla Fermín.

3.- Rondó Adafina, La producción de este delicioso espectáculo estuvo en manos de la productora Image Class a cargo de Carlos Scoffio y Sonia Whitman, impecable en detalles y guiados correctamente por la sapiencia de Edwin Erminy, su autor y director, quien supo rodearse de un extraordinario elenco artístico encabezados por el maestro Francisco (Pancho) Salazar, Oswaldo Maccio, el hilo de la historia, descollando talento actoral y conmoviendo con su hermosa voz a los espectadores, acompañado por las veteranas Gladis Seco y Carolina Leandro, junto a los jóvenes: Vera Linares, Mónica Quintero y Pastor Oviedo, todos demostrando un gran nivel y comprensión de lo que el creador Erminy necesitaba para su espectáculo: intérpretes integrales, actores, bailarines, cantantes con la sensibilidad a flor de piel para lograr conmover al público con sus performances.

2.- Jazmines en el Lídice, es un  trabajo que todo caraqueño, y extenderíamos a todo venezolano debe ver, allí encontrará una terrible y hermosa radiografía de nuestra convulsa sociedad, tragada por la violencia y la pérdida del respeto por “el otro”. Seis mujeres coinciden en la casa de una de ellas Meche, son hermanas, cuñadas, madres, amigas, vecinas un solo hilo las une, el dolor por la pérdida de sus hombres en mano de la violencia. Sus hijos, maridos, primos, cuñados, amigos, vecinos, han caído uno a  uno dejándolas solas rumiando su dolor. Las primeras actrices Gladys Prince y Omaira Abinadé, lideran el elenco que secundan Rossanna Hernández, Patrizia Fusco, Samantha Castillo y Tatiana Mabo, todas bajo la correcta visión escénica de Jesús Carreño, quien logró una realista puesta jugando a ratos con los imaginarios surrealistas de lo que podría ocurrir en las mentes de estas féminas rasgadas por la injusticia y la impunidad. La dramaturga Karin Valecillos, logró alzarse con el Premio Isaac Chocrón en su primera Edición, entregado este año y junto a su colectivo Tumbarrancho Teatro, logran colocarse como una de las agrupaciones más sólidas e interesantes del panorama teatral venezolano, en tanto mantienen el trabajo de “grupo” perdido hace ya muchos años en el país lo que los lleva a producir estos resultados.  


1.- La caja de fósforos, presenciar lo que ocurrió durante 2013 en la antesala de la Concha Acústica de Bello Monte, era estar frente a un acontecimiento que pocas veces se ha dado en nuestra golpeada ciudad en los últimos tiempos. Tres colectivos teatrales de reconocida trayectoria profesional en las tablas venezolanas: Contrajuego, Circuito Arte Cénica y Hebú Teatro, dirigidos por Orlando Arocha, Ricardo Nortier y Diana Volpe, respectivamente; salvando todos los obstáculos posibles y apoyándose en su constante trabajo, lograron levantar una nueva “sala teatral de bolsillo” a la que han llamado La caja de fósforos.
Nos parece increíble esta hazaña en tanto el país-económico que vivimos no es el más adecuado para tales fines. Donde más bien las agrupaciones deben bajar sus “santamarías” por no poder costear sus gastos. Éstos férreos artistas, lucharon hasta hacerse de un nuevo lugar y brindarle a toda la comunidad aledaña y en general a la urbe, una exclusiva sala de cincuenta y cinco puestos.
La oferta fue variada desde su apertura en mayo de este año con el polémico montaje de Macbeth dirigido por Arocha; luego le siguieron: Saverio el cruel, clásico contemporáneo argentino; un extraordinario festival de talento emergente que denominaron El piquete; a lo que siguió la puesta en escena de Agreste, conmovedora historia sobre la homofobia en un pueblo del Norte de Brasil, dirigida por Ricardo Nortier y cerrando el año, la contundente pieza Celebración basada en la película danesa Festen, en versión teatral inglesa, dirigida por Volpe.
Junto a las propuestas infantiles que consistieron en la puesta en escena de Mi amiguito Frankenstein  y El día que cambió la vida del Señor Odio. Los proyectos llevados adelante no tuvieron desperdicio alguno y el batallón de artistas que han conseguido una tribuna para expresar sus inquietudes es innegable. Para mí este es el más importante evento de 2013.  
¡Feliz 2014! ¡Se abrirán los telones y veremos!

Caracas, 30 de diciembre de 2013.
@rosasla 


miércoles, 13 de noviembre de 2013

Una degustación Sefardí

El recinto mágico y lúgubre de la antigua capilla de la Congregación de Hermanos de La Salle, hoy sede de la Escuela de Enfermería de la Universidad Central de Venezuela, se devela imponente e intimidante al caer la noche. Su hermosa arquitectura que recuerda las enormes casonas de fincas de finales del Siglo XIX y principios del XX, no deja más que éxtasis y añoranza por los amplios espacios, las columnas, los balcones y los pisos de mosaicos que luchan por no desaparecer en el tiempo.

Un enorme salón con remembranzas de una iglesia gótica se descubre ante la mirada incrédula y la sensación de que miles de ojos de antepasados te están siguiendo en tu recorrido. La mezcla de elementos escénicos modernos junto a la estructura arquitectónica, es en sí misma un generoso espectáculo, amén de la utilería dispersa en escena que habla por sí sola de viaje, de recorrido, de inmigración, de épica y trasatlántico.

El leit motiv de todo este introito es la migración Judía Sefardí que se remonta a Marruecos en el siglo XV hasta llegar a la Vela de Coro, en suelo patrio, entre los siglos XIX y XX, a través de un aventurero personaje llamado Haím Benatar (Oswaldo Maccio), quien deseoso de conocer el mundo se despide de su familia y sacrifica su amor (al que encuentra en alucinaciones) que va descubriendo en su recorrido: Sefarad (España), Portugal, Holanda, Brasil y Curazao, hasta llegar a Venezuela.

Mezcla de religiones, razas, olores, sabores, lenguas y sonoridades, es esta suerte de canto épico que traslada los sentidos del espectador a la vida de estos hombres y mujeres que huyeron a través del Atlántico buscando un mejor estilo de vida, dejando atrás a sus ancestros, a sus costumbres, a su paisaje.

Esta pintura escénica con olores, cuentos, sonidos y sabores viene de la mano de uno de los maestros venezolanos más connotados en arquitectura escénica y a quién la mente insaciable del creador no dejó descansar hasta producir su segunda “ópera trasatlántica” como él mismo la llama, se trata de Edwin Erminy, quien ya en 2000 nos había deleitado con la historia de Variaciones sobre Concierto barroco basado en los relatos de Carpentier y la insaciable búsqueda de El Dorado en sus Pasos perdidos. Antes fueron los conquistadores del nuevo mundo, ahora con Rondó Adafina, que es como se intitula esta segunda propuesta, son los errantes judíos tratando de hacerse un espacio en el mundo.

La producción de este delicioso espectáculo está en manos de la productora Image Class a cargo de Carlos Scoffio y Sonia Whitman, impecable en detalles y guiados correctamente por la sapiencia de Erminy quien supo rodearse de un extraordinario elenco artístico encabezados por el maestro Francisco (Pancho) Salazar, Oswaldo Maccio, el hilo de la historia, descollando talento actoral y conmoviendo con su hermosa voz a los espectadores, acompañado por las veteranas Gladis Seco y Carolina Leandro, junto a los jóvenes: Vera Linares, Mónica Quintero y Pastor Oviedo, todos demostrando un gran nivel y comprensión de lo que el creador Edwin Erminy necesitaba para su espectáculo: intérpretes integrales, actores, bailarines, cantantes con la sensibilidad a flor de piel para lograr conmover al público con sus performances.

Rondó Adafina es un espectáculo teatral, ciertamente, pero también es un canto a la tolerancia, al recuerdo, a la memoria; es un relato de persecuciones políticas, religiosas; es un musical poético sobre una comunidad dispersa en el mundo que supo alimentar el crisol de este mestizaje que somos los venezolanos.

Afortunadamente existió un pueblo llamado Coro que en el Mar Caribe pudo dar cobijo a estos inmigrantes que con cariño llamamos en un principio “turcos” con sus telas al hombro o en grandes maletas, marchantes eternos sintiéndose propios y extraños en esta vastedad del trópico que supo abrigarlos.

La experiencia de realizar este viaje escénico-sensorial es única y estoy seguro que usted, estimado lector, estará de acuerdo conmigo cuando al final del espectáculo pruebe el sabor de ese caldo La Adafina, y entenderá un poco más de qué estamos hechos y que aún este país continúa siendo esa tiera de las posibilidades que una vez nuestros abuelos y los que llegaron de lejos soñaron.

L.A.R/ @rosasla

Caracas, 13/11/2013       

viernes, 8 de noviembre de 2013

La familia celebra



Las relaciones familiares son siempre caldo de cultivo para interesantes conflictos. Ya por el hecho de estar ligados a unas personas por vínculo consanguíneo, sin haberlo escogido, obliga al ser humano a tener que lidiar con los miembros de un clan quiera o no.

Los grandes dramaturgos y escritores en general encuentran en este particular grupo un reservorio tentador para alimentar sus historias y es que los cuentos familiares siempre esconden secretos, intrigas, verdades no dichas y revelaciones que a medida que el hombre avanza en edad va develando poco a poco o nunca se entera.

Así lo hizo el cineasta danés Thomas Vinterberg, cuando escribió y dirigió en 1998 el célebre film Festen, que inauguró el aclamado movimiento cinematográfico independiente llamado Dogma y que fuese adaptada por el inglés David Eldridge al teatro y esta vez traducida y dirigida por la primera actriz venezolana Diana Volpe, quien con este espectáculo arriba a su segundo trabajo de puesta en escena.

Inteligentemente, Volpe se hace de un extraordinario elenco de jóvenes pertenecientes a la agrupación Deus ex machina y a otros colectivos teatrales: Gabriel Agüero, Rossana Hernández y Elvis Chaveinte, acompañados por Djamil Jassir, las veteranas: Citllali Godoy y Matilda Corral, junto a los jóvenes: Giovanny García,  Nakary Bazán, Germán Manrique, Ángel Pájaro, Layla Vargas, Antonio Ruíz y Julio César Marcano.  

Lo interesante y relevante de este montaje no es solamente su gran y trastornadora historia: En el cumpleaños del patriarca de la familia, uno de sus hijos revela delante de toda la familia que él y su hermana gemela (quien se ha suicidado) fueron abusados sexualmente en su niñez por el homenajeado padre, lo que genera todo el conflicto central de la acción dramática y enfrentará a la familia disfuncional para finalmente execrar a su progenitor. Sino la síntesis de dirección que logra Volpe, entregando una sencilla pero contundente puesta en escena, concentrándose en la dirección correcta de sus talentos en los que se destacan: Gabriel Agüero, quien con este trabajo se convierte a nuestro juicio en uno de los actores jóvenes más importantes de la escena venezolana; al igual que Rossana Hernández y Elvis Chaveinte quienes proponen unos caracteres complejos e hilados con transiciones contundentes. Sin desmerecer el trabajo del elenco de soporte que logra un nivel conmovedor de interpretación haciendo que el público viva la terrible historia apasionadamente.
Mención aparte merecen Matilda Corral en la caracterización de la tía depresiva y alcohólica, una clase de actuación junto a Citllali Godoy, quien construye una madre pasiva y contenida hasta que el volcán de su impotencia estalla.
Definitivamente este espectáculo merece atención en el panorama escénico caraqueño de este final de año, no hay que dejar de verlo, en la Caja de fósforos de la Concha Acústica de Bello Monte,  no sólo por su calidad artística y su cuidada dirección, sino porque representa un producto de exportación y revela que el teatro profesional y de arte venezolano alberga infinito talento amén de estar trabajando sólo autofinanciándose como pueda… 

@rosasla /@avencrit
Caracas, 08/11/2013




viernes, 18 de octubre de 2013

¿Quién será el verdadero enemigo del pueblo?

El pasado domingo, finalizó la temporada de la pieza teatral El enemigo del pueblo, versión realizada por el maestro Ugo Ulive del original escrito por Henry Ibsen y que este año en Venezuela ha subido, con ésta, dos veces a las tablas caraqueñas en distintas versiones.

Parece ser que el ambiente político que vivimos los venezolanos, es el acaldo de cultivo perfecto y el adecuado marco para que el Dr. Stockman (protagonista del drama) sea vapuleado y considerado enemigo de su pueblo, al intentar luchar por la verdad. Esta vez Skena es la agrupación teatral encargada de realizar la puesta en escena bajo la batuta de Armando Álvarez, el director más joven de la agrupación, que ese mismo domingo arribó a sus 34 años de fundada.

Esta visión de Ulive del texto ibseniano, centra su atención en la pareja protagónica de hermanos, los Stockman uno el médico que descubre la contaminación del balneario que puede llegar a matar a su pueblo, y el otro, el gobernador que le exige guarde silencio para no peder dinero y poder si se revela la verdad. Ulive limpia el texto de toda retórica y dilaciones para concentrar más el conflicto, acción que hace muy interesante la propuesta, pues los acontecimientos se precipitan como un torbellino.

Por su parte Álvarez, desde la dirección supo apoyarse en sus protagonistas, pilares de su puesta y siendo éstos Jorge Palacios y Basilio Álvarez quienes como titanes hacen gala de su talento de histriones para cautivar al espectador. Y lo logran.

Skena, junto con su dramaturgo, centraron el problema de la pieza desde el punto de vista mediático, por lo que la acción se traslada en el tiempo a los años ´60 para contar cómo la vida política, social y económica de un pueblo depende de sus medios de información “el cuarto poder” como lo conocemos. Así a partir de una rueda de prensa es que el Gobernador Stockman comienza a tejer toda la trama para enredar a su hermano cual arácnido corrupto que puede llevarse por delante a cualquiera por el poder y el dinero, incluso a los de su propia sangre.

Interesante juego escénico al romper la cuarta pared del escenario e involucrar al espectador como ese morboso pueblo deseoso de información, que vive y se alimenta de los medios que conducen su vida, y los alienan en seres homogéneos, masas, borregos o focas que aplauden todo lo que diga un carismático líder- cualquier parecido con la realidad es pura coincidencia- aunque la pieza original fue escrita en 1882, podríamos pensar que se terminó de escribir antes de ser estrenada en Caracas.

En virtud de lo anterior es esta masa deforme, ciega y conducida por un enfermo de poder quienes deciden lo que se debe o no condenar porque “la mayoría siempre tiene la razón” Habría que preguntarse: ¿La mayoría también puede equivocarse?

No cabe duda que Palacios y Álvarez en los roles principales están muy acertadamente escogidos, Palacios da rienda suelta a su calificativo de Primer Actor y se mueve como pez en el agua, impacta en su construcción maquiavélica del personaje del gobernador, con detalles que hilvana finamente para entregar un carácter maléfico que da gusto apreciar; por su parte Basilio Álvarez se crece con su Dr. Stockman y logra momentos que en medio de la desesperación del incomprendido, tocan la sensibilidad del espectador hasta conmover. Del elenco de soporte, resaltan las actuaciones de Juan Carlos Ogando, Israel Moreno, y los jóvenes: Luis Ernesto Rodríguez y Patrizia Aymerich, dos promesas en nuestras tablas nacionales.

En síntesis, hay una cuidada dirección y correcto manejo de todos los elementos estéticos de la pieza, amén de un adecuado manejo espacial, pese a las nefastas condiciones del espacio no convencional del PH del Centro Cultural BOD –Corp Banca. Sentimos que si estos “gerentes” bancarios han decidido instalar dos salas de teatro en su PH sería respetable, para el público y los artistas acondicionar de una forma más profesional, seria y responsable estos espacios, para transformarlos en verdaderas salas de teatro y no en “templetes escénicos” que atentan contra los esfuerzos artísticos de las agrupaciones y sobre todo contra el espectador.
                                                   

L.A.R. / @rosasla

Caracas, 18/10/2013

miércoles, 9 de octubre de 2013

Marburg o la esperanza de una vida mejor…

El pasado viernes 4 de octubre se estrenó en la Sala de la Asociación Cultural Humbolt de Caracas, el inteligente texto dramático del dramaturgo catalán Guillem Clúa bajo la dirección de Juan José Martín y la producción de Karla Fermín para el Grupo Actoral Dram-on, colectivo emergente que con este espectáculo asciende a pasos agigantados en el panorama escénico nacional.

Aníbal Cova, Newman Vera y Giovanna Sperandei, son los jóvenes líderes de Dram-on que emprendieron la idea de llevar a cabo este proyecto y con la sagacidad, el desparpajo e ímpetu intrínseco a la juventud, se hicieron de un gran texto que negociaron directo con el autor y convocaron a uno de los directores más sobresalientes del país, Juan José Martín quien a su vez logró amalgamar un casting de primera línea encabezado por los veteranos: Diana Volpe, Guillermo Díaz (Yuma), Eulalia Siso y Elio Petrini, en compañía de los jóvenes Ana Melo, Markel Méndez, Louani Rivero y los mismos “Dram-ones”: Cova y Vera. Iniciaron la aventura apasionados por la historia y desafiando todos los escollos que puede significar realizar un montaje teatral de autor frente a la marquesina actual caraqueña donde pululan las risas y los actores con escasas prendas de vestir y hermosos cuerpos.
Montar Marburg en estos días que corren en esta convulsa ciudad y en medio del huracán escénico de las salas caraqueñas es una batalla titánica, no sólo por el tipo de obra (teatro de tesis, donde el autor hace reflexionar al público acerca de cuatro situaciones dramáticas de la vida) sino por el desinterés del público caraqueño en sentarse a pensar sobre lo que le pasa al ser humano. Flojera mental, enquistamiento cultural, deficiencia formativa, es de lo que sufre el público de Caracas y estamos seguros que Marburg es un extraordinario antídoto contra todos estos males.
La obra es una extraordinaria ocasión para demostrar que hay posibilidades de llevar a nuestras tablas teatro profesional de altura y exportación. Comparable con cualquier espectáculo internacional que pudiese estar programado en Buenos Aires, México o España. Esta joya contemporánea de la dramática actual pasea al espectador por cuatro momentos en la vida de nueve personajes en distintas épocas y países, que ocurren en una localidad llamada Marburg, aunque en distintos puntos del planeta.
Situaciones de fuerte contenido dramático, quizás podríamos pensar terribles, pesimistas, pero que al final asoman la esperanza de una vida mejor para estos seres que se enfrentan a sus deseos de una forma irrefrenable.
Evidentemente que no sólo con una buena historia, que posibilita al espectador no querer perderse ningún momento de la anécdota para llegar a conocer el desenlace de cada una, se logra un gran espectáculo, hay que poner atención al equipo artístico detrás del montaje. Y cuando todos van hacia un mismo objetivo: la excelencia, no puede conseguirse otro resultado que una obra de arte.
Si usted está leyendo estas líneas, y se precia como espectador que le gusta disfrutar del teatro, o por el contrario, quiere saber si el teatro en Caracas va más allá de la pantalla de televisión, no puede dejar de ver los sábados y domingos a las 4 de la tarde en la Asociación Cultural Humbolt Marburg, donde se deleitará con sólidas actuaciones (difícil tarea de la dirección al confluir en su elenco tan variados estilos de actuación y niveles de experiencia actoral) Una dirección de arte impecable de la mano del maestro plástico Oscar Salomón y una cuidadosa producción de quien hoy por hoy se ha convertido en una de las productoras emergentes más eficientes: Karla Fermín. Orquestados todos por la sapiencia de Juan José Martín que logra tejer los hilos de una puesta en escena entramada de tal forma que jamás se arrepentirá, querido lector, de dejarse cautivar por el laberinto de esta historia.

En síntesis Marburg se convierte en una opción infaltable en la agenda de todo espectador inteligente, estudiante acucioso, periodista sagaz o público que desee conocer el verdadero teatro que se cuece a fuego lento en los hornos de nuestra eufórica juventud de teatreros nacionales “¡Bravo Dramon-es!”

L.A.R./ @rosasla

Caracas, 09/10/2013

jueves, 29 de agosto de 2013

¡Qué piquete tan bueno!

Los íconos arquitectónicos de nuestra ciudad son pocos; los que han sobrevivido a la desidia del olvido o a la terrible ignorancia de una sociedad que apuesta a la desmemoria se encuentran en el abandono, o han sido destinados a otros fines muy lejanos para lo que fueron erigidos. Tal es el caso de la imponente Concha Acústica de Bello Monte, en otrora espacio pleno de música e impactantes espectáculos que divirtieron a propios y extraños. Pero gracias a la iniciativa de un piquete de artistas liderados por el maestro Orlando Arocha, la primera actriz Diana Volpe y el actor, dramaturgo y director Ricardo Nortier, se ha rescatado este punto cultural junto a la Alcaldía del Municipio Baruta, para entregarle a la ciudad una pequeña sala de teatro de cámara llamada La Caja de fósforos que ha quedado insuficiente para el enorme incendio creativo que han organizado y que se convierte en una tribuna necesaria para las artes escénicas venezolanas.

Desde hace ya dos semanas hemos sido testigos, en ese recinto, de un movimiento de artistas emergentes de todas las edades que se han dado cita en una suerte de explosión escénica: 9 directores, 9 dramaturgos y nada más que 50 actores, se han mostrado en espectáculos “en construcción” que permiten ver el músculo de las nuevas generaciones de intérpretes, escritores, productores y directores teatrales, para concluir que nuestro teatro está más vivo que nunca.

Lo impresionante de este ciclo, no sólo son las novedosas propuestas de textos y puestas  en escena, si no lo importante de la convocatoria de un público ávido de este tipo de muestras (todas las funciones agotadas) además del rescate de un ambiente bohemio, seguro y de intercambio artístico que hace mucho tiempo no se veía en nuestra ciudad.

¿Quiénes son?
Las artífices intelectuales de dicho Piquete son dos actrices egresadas de los talleres de Volpe y Arocha: Carla Mariña y María Gabriela Díaz, inquietas jóvenes artistas  que escogieron a sus mentores como curadores de la muestra que incluyen los siguientes títulos:

Necro-lógica de Nathalia Paolini, dirigida por Elvis Chaveinte: donde observamos la sutileza de una dramaturga novel que con fino humor negro propone una crítica al sistema imperante y cómo una mujer decide escapar por la vía más fácil: la muerte.

Alrededor de la mesa de Nayaurí Jiménez, dirigida por Gabriel Agüero: se tradujo en una comedia doméstica donde distintas situaciones cotidianas convergen en un edificio en el que la rutina se convierte en hastío y las ilusiones se pierden, en ella destacaron las interpretaciones de Citlally Godoy y Matilda Corral, junto a la correcta dirección de Agüero.

Cambiemos de vida de Adolfo Oliveira, bajo la dirección de Carlos Armas, nos enfrentó a la fuerte realidad del cambio de roles y sus consecuencias. En la lista siguen: No molestar 4 microrelatos de Jorge Cogollo, dirigida por Abilio Torres, donde se muestra el avance de este joven dramaturgo que ya ha dado de qué hablar en la escena caraqueña, quizá uno de nuestros jóvenes escritores más productivo.

Hay que matarlos a todos, se reveló como una gran sorpresa por ser la ópera prima dramatúrgica y de dirección de la primera actriz Haydee Faverola que demuestra con este trabajo ser una gran artista integral. Por su parte Tenebros de José Miguel Vivas, tomó todo el espacio de la Concha Acústica y en cada rincón de su estructura interna se pudo recorrer la historia adaptada de El corazón de las tinieblas de Joseph Conrad, dirigido por Jericó Montilla. Tenebros resultó un texto poco teatral por su apego a la narrativa en donde se puso a prueba la creatividad de una directora ante un texto difícil de digerir (por sus conexiones) más si no se tiene la referencia de la novela.   

Finalizan el ciclo Niños lindos de Fernando Azpurua, dirigida por Rossanna Hernández una de las piezas que se notó menos en “proceso” y resultó una grata sorpresa por el desenvolvimiento actoral de sus protagonistas: José Manuel Suárez, Héctor Zerpa y Slavko Sorman, quienes mostraron su talento en una compleja relación sentimental homoerótica, destaca también en este trabajo la dirección de arte que logró el diseñador Rodolfo Agrella, quien supo combinar los elementos estéticos de forma sencilla pero contundente, junto a una tímida puestista pero bien resuelta dirección de actores.  

Gennys Pérez, una de nuestras más polémicas y premiadas dramaturgas quiso probar en este ciclo su texto en construcción acerca del abominable hecho ocurrido en nuestro país sobre el asesinato del fiscal Danilo Anderson. El fiscal, dirigido por Oswaldo Maccio, sin alarde de puesta en escena, sino dirección de actores bien conducidos en lectura, supo atrapar y conmover al público que se conectó con la injusticia, la impunidad y la corrupción que envuelve a nuestro país en un lenguaje muy local que Pérez logró concretar para universalizar su historia.

Finalmente Laik a Virgyn, original de Karin Valecillos y dirigida por Luis Alfredo Ramírez, logró mover las fibras más hondas del sentimiento del espectador al tocar el tema del exilio derrotado, cuando una joven decide abrirse paso en Nueva York para cumplir sus sueños de llegar a ser como Madonna y debe volver derrotada por las circunstancias a un pobre pueblo del interior del país donde encontrará la mejor forma de cumplir algún sueño. Plena de sensibles matices del melodrama televisivo, con un encantador humor venezolano y en donde el elenco demuestra su descollante talento, este texto se perfila como una radiografía de nuestra idiosincrasia actual frente al fracaso del sueño americano. Destacan las poderosas actuaciones de Javier Figuera como el Portu llorón, Jenifer Urriola como la inseparable y dicharachera mejor amiga de la protagonista y la primera actriz Nattalie Cortez como la madre, en un regio papel que moviliza hasta las lágrimas al más insensible.

Falta por ver el cierre con broche de oro y el turno es para la pieza La habitación de atrás, del ya experimentado dramaturgo Ricardo Nortier, dirigida por Carolina Torres, y protagonizada por José Luis León y Luis Vicente González. Con este trabuco de artistas estamos seguros que estaremos frente a una interesante propuesta.

En síntesis El piquete deja un extraordinario y anecdótico sabor a festival de calidad, a confrontación a intercambio de ideas y propuestas, pero por sobre todas las cosas a versatilidad del ejercicio del artista integral, durante estas dos semanas se ha visto como actores se prueban como directores, directores se muestran como actores, escritores se arriesgan a dirigir o actuar y los roles se van fundiendo en una mezcla fenomenal de creatividad y buen gusto, pero por sobre todas las cosas de buen teatro.

Abogamos porque este ciclo se convierta en una cita anual donde la creatividad escénica del artista teatral de rienda suelta a sus ideas y por convertirlo no sólo en muestra y tertulia, sino en intercambio formal donde existan foros con el público, críticos y otros artistas para indagar, pensar, y revisar los procesos teatrales, para descubrir cuáles son las estéticas y lenguajes que mueven a los recién estrenados talentos y a los más experimentados que se arriesgan a cambiar de disciplina sobre las tablas; en fin no olvidemos esta primera experiencia y ojala podamos de nuevo afirmar el año que viene: ¡Qué piquete tan bueno!

@rosasla /@avencrit

Caracas, 29/08/2013

jueves, 15 de agosto de 2013

Una nueva generación de directores

El teatro venezolano abre un nuevo capítulo en su historia, pese a las condiciones económicas que sufrimos y padecemos desde hace ya más de 20 años y la desaparición de importantes instituciones teatrales que marcaron pauta en los años noventa, amén del cierre de importantes talleres y escuelas teatrales, los jóvenes no desmayan, por su naturaleza e ímpetu no se dejan amainar por circunstancias adversas y el deseo de crear sobre las tablas no desmaya.
Una nueva camada de directores de escena salta al ruedo con arriesgados trabajos que han sido impulsados desde las dos principales fuentes de formación teatral en Caracas: la Escuela de Artes de la Universidad Central y la Universidad Nacional Experimental de las Artes (UNEARTE) aunados a la formación de agrupaciones independientes como Rajatabla, Contrajuego, Hebú Teatro, Tumbarrancho Teatro, el Centro de Directores para el Nuevo Teatro y el Grupo Actoral 80, entre otros o de instituciones privadas como el Ateneo de Caracas, que aún continúa ofreciendo posibilidades de formación en artes escénicas con los mejores profesionales del país.
12 cosas imposibles antes del desayuno
Liderado por Jericó Montilla, egresada de las filas de la UCV, Teartes se ha convertido en una agrupación experimental que ha dado de qué hablar en el ámbito escénico nacional con sus arriesgados montajes donde la premisa está en el manejo corporal y el texto llevado a escena. El pasado fin de semana tuvimos la oportunidad de disfrutar del re-estreno del espectáculo 12 cosas imposibles antes del desayuno, estrenado en 2011 y que cumplió una pequeña temporada en el Centro TET.
Una suerte de lectura teatral realizada por esta creativa directora acerca de los clásicos infantiles Alicia en el país de las maravillas y Alicia a través del Espejo de Lewis Carrol, junto a Gabriel Agüero, Héctor Castro, Abel García, Marcela Lunar, Ángela Meléndez, Orlando Paredes, Sain-ma Rada, Luis Alfredo Ramírez y Angélica Robles, sus actores, quienes nos hechizan y trasladan al mundo fantástico de esa niña que busca constantemente saber su identidad, encontrarse a sí misma, enfrentándose a personajes “disociados” que la hacen vivir aventuras inexplicables.
Lo más impactante de este montaje es cómo el conjunto artístico logra desde el espacio vacío y sólo con elementos de utilería, vestuario, voz y cuerpo, amén de una extraordinaria puesta en escena llena de atmósferas y desbordada creatividad, un redondo espectáculo digno de exportación para demostrar a nivel internacional el nivel del teatro joven venezolano.
Mención especial merecen la escenas en las que Alicia se topa con el Gato, una alarde de sutileza en el manejo de elementos e iluminación y la capacidad de síntesis creativa que logra Jericó Montilla al resolver la escena en el jardín de flores; sólo una gran directora consciente de lo que quiere y con dedicación a la investigación escénica puede lograrlo.

De actores a directores
Hay afirmaciones que aseguran, entre los más experimentados en las tablas que un gran director puede ser aquel que ha pasado por la experiencia de la actuación, apoyamos la máxima y lo comprobamos en dos casos patentes en nuestro joven teatro venezolano: Gabriel Agüero y Luis Vicente González, el primero emerge de las aulas de la UCV y el segundo de la UNEARTE, los dos comprometidos y talentosos actores formados en Rajatabla y Séptimo Piso, respectivamente, pero que han decidido armar casa aparte para sorprender con nuevos lenguajes escénicos y demostrar que ahora es que queda futuro en las tablas nacionales.
Saverio el cruel
Es impresionante el movimiento joven que respaldado por los veteranos Orlando Arocha, la actriz Diana Volpe y el actor-director y dramaturgo Ricardo Nortier se ha creado desde una minúscula sala recién inaugurada en los recovecos internos de la Concha Acústica de Bello Monte: La caja de fósforo es su nombre y alude a lo estrecho del espacio (sólo es para 55 espectadores) pero a la intensidad del incendio que puede bullir entre esas cuatro paredes.
En su segunda temporada de estreno, esta caja de fósforos recibió a la ópera prima del sagaz Gabriel Agüero, incansable creador y demostrado intérprete, quien se arriesga a montar uno de los textos más emblemáticos del Teatro Argentino del siglo XX, hablamos de Saverio el cruel de Roberto Arlt. Texto que marca el estilo dramatúrgico y escénico del país del Sur dando un giro de 180° a la dramaturgia Río Platense para más nunca abandonar lo que se ha llamado el “Neogrotesco Argentino”.
Un hermoso drama en el que un hombre es engañado por la clase pudiente para burlarse de él haciéndole creer que puede tener el poder en sus manos, hasta conseguir envilecerlo y llevarlo a la muerte. Un aleccionador relato en el que la crítica a un sistema político-militar corrompido por las esferas que manejan el dinero hace estragos en una sociedad (cualquier parecido con la realidad es puro teatro).
Lo que impacta de la propuesta escénica de Agüero es cómo logra sintetizar el manejo de la puesta en escena apoyándose en un cuidado y genial aparato escenográfico y en la dirección correcta de sus actores, encabezados por el portento interpretativo de Elvis Chaveinte, otro que dará mucho de qué hablar en lo que a histrionismo se refiere y su compañera Rossanna Hernández derrochando encanto y buen decir sobre la escena, acompañados de una talentosa camada de nuevos talentos que han encontrado un espacio seguro de creación donde realizar sus sueños ellos son: Abilio Torres, Abel García, Sahara Álvarez, Dayana Carmona, Idanis Infante y Alexandra Vivas.
No cabe duda que guiados por los dioses del Olimpo este Deus Ex Machina como se denomina esta naciente agrupación, marcará pauta en las filas del nuevo teatro nacional.
Cuando los jóvenes hablan de la calle
Por su parte, Luis Vicente González, actor, dramaturgo y docente universitario, sorprende de igual manera con una crónica teatral de su autoría basada en la violencia que azota a la sociedad venezolana de la mano de la conmovedora historia de Alias el papi, una contundente propuesta para hablar de la podredumbre de un país que se ahoga en la maternidad adolescente, el tráfico de drogas, la delincuencia y el amor. Sólo dos personajes: Anita y el Papi una pareja de adolescentes del cinturón marginal de la ciudad que se enamoran en el liceo y con un embarazo a cuestas deben sobrevivir llegando a involucrarse en los más oscuros manejos del delito intentando cumplir sus sueños de vida.
El hallazgo, de este espectáculo, en principio, es cómo se logra llevar un tema tan duro e incluso posiblemente rechazado por el espectador común en tanto toca muy de cerca su realidad, de una forma poética y teatralmente eficaz; en segundo lugar el logro de la dirección creemos está en armar una dramaturgia escénica que pasea al espectador desde el más hermoso momento de amor entre los personajes y lo lanza (como en las montañas rusas) a las más oscuras fauces de la descomposición social.
La acertada puesta en escena juega a la acción de concretar todos los espacios de la historia dentro de un salón de clases, que es el punto de partida de estos trágicos personajes, pero sorprende la capacidad de concretar un lenguaje plástico en la escena apoyándose de la síntesis de la imagen en dibujos creados por los propios actores en una pared-pizarra, que aluden de forma genial a momentos de la dramática del relato.
Amén de llegar directamente al público adolescente que puede encontrar en este montaje una eficaz forma de desviar el mal camino por el cual pueden transitar, Alias el papi se transforma en un documento vivo de una sociedad viciada y sin esperanza posible a menos que se cuenten con propuestas como éstas que con creatividad narran una anécdota que pega duro en el sentimiento del espectador.
No se puede pasar por alto el desempeño de los jóvenes actores Kevin Jorges y Josmary González quienes con su talento y registros interpretativos logran una extraordinaria caracterización y contundentes matices dramáticos que hacen levantar al público de sus butacas.
En síntesis tres nombres de nuevos directores que comienzan a proponer sobre la escena venezolana sus distintas visiones creativas de una realidad circundante, tres creadores que impactan por su riesgo en este país donde pesimistamente nadie apuesta a la novedad, pero lo cierto es que el arte como medio expresivo ha conseguido en este trío de teatreros un resquicio donde confirmar que la mejor forma de decir lo que se quiere gritar es el teatro. ¡Ahora es que hay futuro en nuestras tablas!   
L.A.R / @rosasla

Caracas, 15/08/2013 

miércoles, 31 de julio de 2013

A pesar de todo… los jazmines nacen en Lídice

No se puede obviar que el teatro de arte venezolano está floreciendo y en este bosque pleno de gigantes árboles se va abriendo camino para ofrecer al público caraqueño algo más que risas y divertimentos.
La reconocida agrupación caraqueña Tumbarrancho Teatro liderada por la dramaturga Karin Valecillos y Jesús Carreño, han vuelto a hacer de las suyas e imponerse con una nueva producción teatral que hace temporada en la Sala Plural del Trasnocho Cultural los días sábados y domingos a las cuatro de la tarde.
Jazmínes en El Lídice, es un  trabajo que todo caraqueño, y extenderíamos todo venezolano debe ver, allí encontrará una terrible y hermosa radiografía de nuestra convulsa sociedad, tragada por la violencia y la pérdida del respeto por “el otro”. Seis mujeres coinciden en la casa de una de ellas Meche son hermanas, cuñadas, madres, amigas, vecinas un solo hilo las une, el dolor por la pérdida de sus hombres en mano de la violencia. Sus hijos, maridos, primos, cuñados, amigos vecinos, han caído uno a  uno dejándolas solas rumiando su dolor.
En este país de matriarcado es en ella en quien recae la peor tragedia que después de seis años aún la aísla de la realidad la seca y la llena de impotencia de poder mirar a la calle de abrir las puertas y gritar su dolor, al mejor estilo de García Lorca, como las mujeres de Bernarda Alba, estas mujeres se encuentran para revolcarse en su dolor y sanar.
Partiendo de las anécdotas reales de madres venezolanas víctimas de la violencia que decidieron agruparse en la Fundación Esperanza Venezuela, quizás para que el dolor doliera menos por las pérdidas de sus amores más cercanos en manos de delincuentes, es que Karin Valecillos arma la trama de estas mujeres que habitan en el populoso Barrio El Lídice en Caracas y que en el momento de la acción tratan de hacer catarsis preguntándose una a la otra ¿Por qué?
Las primeras actrices Gladys Prince y Omaira Abinadé lideran el elenco que secundan Rossanna Hernández, Patrizia Fusco, Samantha Castillo y Tatiana Mabo, todas bajo la correcta visión escénica de Jesús Carreño, quien logró una realista puesta jugando a ratos con los imaginarios surrealistas de lo que podría ocurrir en las mentes de estas féminas rasgadas por la injusticia y el dolor, en los corazones y acciones de estas mujeres que aún continúan a pesar de los años haciendo la misma cantidad de comida por no saber calcular cuánto ingrediente restar porque falta uno en la mesa que no volverá.
La labor de las intérpretes es titánica, aquí todas ellas se revelan como uno de los conjuntos actorales mejor logrados: Gladys Prince, como la matriarca deja atónito al espectador cuando borda con detalle las desconexiones mentales a las que acude Meche, su personaje, para evadir tanto dolor, pero realmente logra un nivel de conmoción cuando dispara la música y comienza a soltar su carga a través del baile (pocas veces hemos visto escenas tan dramáticas y hermosas logradas por una actriz). Omaira Abinadé (Aída) la mujer que conoce todo el aparataje burocrático de la justicia por dentro y es víctima de la venganza por haber dictaminado un caso, su dureza esconce detrás una gran derrota que pudiendo aplicar justicia no puede.

Por su parte Rossanna Hernández, habla de la hermana mayor (Anabel) aquella que además de perder a sus amados hombres intenta mantenerse en una pieza inquebrantable, pero al enfrentarse a su madre entendemos cómo esa pieza es fachada.  Patrizia Fusco, la hermana menor ha querido evadirse a través de sus juegos y necesidad de no crecer, ser niña para no sufrir…Y la viuda, la nuera que durante seis años ya más nunca dejó de ir a casa de su suegra: Tatiana Mabo, nos regala una Sandra plena de matices y silencios que tocan al espectador. Mención aparte merece el trabajo de caracterización de Samantha Castillo en el papel de Yoli, una mujer con ciertas discapacidades que aunque madre de un malandro “malo” como ella lo describe, igual sufre por su hijo ausente, esta interpretación de Castillo la coloca dentro de una de las actrices más versátiles, talentosas y que estamos seguros dará mucho de qué hablar en su ascendente carrera.
Estos relatos se han condensado en un conmovedor espectáculo que lejos de regodearse en el melodrama de cada caso, rehúye a los facilismos que pudiera suponer la terrible situación trágica de estas madres. Y creemos, ahí está el hallazgo tanto de la dramaturgia como de la dirección, quienes además supieron conducir de forma extraordinaria a estas seis almas a la piel de esas madres que paren en escena su dolor pero con la firme convicción que hay un mañana: -“estás viva mamá” -Le grita Anabel a Meche- “estás viva y continúas aquí”- “hay que vivir”, palabras más o palabras menos del texto que desarticula la represa y comienzan a fluir el desapego, el deslastre, el soltar lo que no se ha querido gritar por seis años. Para concluir con la imagen más hermosa, la inevitable, la que debe ser: la esperanza de la vida, la esperanza de que a pesar de todo aún pueden crecer Jazmines en El Lídice.
L.A.R.
@rosasla

Caracas, 31 de julio de 2013.

domingo, 14 de julio de 2013

Dirección Gritadero

Desde la semana pasada se está presentando en la Sala A-Teatro de Bellas Artes, una interesante lectura de la pieza teatral del francés Guy Fossy, reconocido dramaturgo galo que sorprende por el arrojo de su puesta en escena y la calidad de sus interpretaciones.
Dirección Gritadero es la crítica en tono de humor negro que hace Fossy a la sociedad dominada por las normas y el poder. En este país donde las Señoras 1, 2 y 3 viven, está prohibido expresarse, está prohibido decir lo que se piensa y sólo puede drenarse lo acumulado en “el gritadero” pero para llegar a ese sitio sólo se puede acceder por un bus, que en este caso y para acentuar el conflicto, no llega nunca.
Al mejor estilo de A puerta cerrada de Jean-Paul Sartre, estos personajes están condenados a permanecer sin explicación en una parada de bus de donde no pueden irse y en donde deben compartir con semejantes que provocan que salgan a flote sus miserias y verdaderas personalidades.
La dirección a cargo de la joven directora Nehilid Ascenzi (este es su primera puesta en escena) supo entender el mensaje de la pieza y logró conducir a sus intérpretes a buen puerto. Sin “espectacularidades” innecesarias, Ascenzi logra que sus actrices (talentosas jóvenes en proceso formativo) exploren matices y transiciones sin apresurar el drama pendulando entre la comedia negra y la reflexión, alejándose del melodrama en el que fácilmente se puede caer con este tipo de textos. Con visos absurdistas, la directora plantea un espacio integrado, íntimo, en el que el público puede padecer de cerca con estas tres mujeres que están condenadas a no poder ir a gritar.
Las sólidas propuestas actorales de Fátima Mendoca, Yulika Hernández y Valentina Garrido hablan de una importante generación de relevo en las tablas caraqueñas, estamos seguros que si continúan en el oficio éstas histriones darán mucho de qué hablar en los próximos años.
No podemos dejar de mencionar el ingenio del artista Joyner K Burgos, quien con la composición original de la música para la obra, logra acompañar inteligentemente los acentos climáticos de la puesta en escena.
Sólo ajustes de iluminación permitirían la creación de imágenes más impactantes, sin embargo las limitaciones de la sala no se los permitió, habrá que ver la propuesta en una sala mejor dotada y con un equipo técnico completo, estamos seguros resaltará el trabajo.
En suma un joven colectivo teatral que da sus primeros pasos hacia la profesionalización, y que arranca con buen pie, riesgo, ganas de hacer las cosas bien y sobre todo talento que es lo que necesita nuestro teatro.
L.A.R/ @rosasla

Caracas, 14 de julio de 2013.   

miércoles, 3 de julio de 2013

Hay un enemigo en el pueblo

Jamás cuando un dramaturgo produce un texto teatral, se imagina las repercusiones que éste pueda tener y la trascendencia que puedan contener esas páginas que no cobran vida hasta que penetran en la piel de un actor. Imaginamos que Ibsen nunca supuso que en la Venezuela del Siglo XXI su obra Un enemigo del pueblo, pudiese llegar a identificar fervientemente a los espectadores con la anécdota ahí narrada.
Pero si Ibsen hubiese conocido la Venezuela finisecular del pasado siglo y la primera década de éste, habría pensado que su historia calza perfectamente en suelo nacional. Y es que eso ocurre con los clásicos, una vez revisados, re-interpretados y puestos en la escena contemporánea con la sapiencia de lo que se hace no puede obtenerse otro resultado sino un producto artístico de calidad que debería estar en temporada permanente.

Un enemigo del pueblo, del Grupo Emergente de Caracas, se revela como una joya teatral de nuestro teatro contemporáneo de la mano del director Jesús Delgado y su equipo, quien supo combinar en feliz conjunción los elementos estéticos teatrales con una clara visión de lo que quería transmitir al público que asiste a la Sala Cabrujas de los Palos Grandes.
Sin embargo, sentimos que la Sala Cabrujas no es el espacio físico adecuado para la puesta en escena que se plantea Delgado, pues es una sala que no está concebida para el hecho teatral y tampoco se ha pensado en reformarla para tal fin, es una galería, por lo que limita la planta de movimientos de los histriones. Hay que ver este montaje en una sala de teatro con un espacio suficiente para el fluir de la puesta y estamos seguro crecerá a dimensiones extraordinarias.
Antonio Delli como el Dr. Stockman, lidera el elenco, pues en él es donde recae toda la acción dramática y la injusticia que determina el conflicto de la pieza, amén del personaje antagónico, encarnado por el actor Wilfredo Cisneros (El Alcalde) hermano de Stockman, que encarna lo más podrido de la clase política que logra llevarse por el medio hasta a su consanguíneo con tal de no perder el poder. Este dúo logra unas caracterizaciones justas que dan muestra de la madurez que han alcanzado como intérpretes, sus escenas están plenas de matices, transiciones y enfrentamientos que ponen en vilo a la audiencia y los hace comprometerse con lo visto sobre la escena, para identificarse sin ninguna duda con el relato.
No se puede ignorar el desempeño de la actriz Claudia Nieto, a nuestro juicio ésta, su caracterización de la Sra. Stockman, sin lugar a dudas es uno de sus mejores trabajos, lo que logra  en la relación de vínculo sobre la escena con Delli es digno de una clase actoral sobre relaciones de personajes en las tablas. La contención de las emociones y el fluir de las mismas en su interpretación conmueven. 
Al trío de protagonistas, los acompañan en igual nivel y desempeño: Jesús Hernández, Lidsay Castro, Jorge Dakar y Carlos Clemares, quienes completan el elenco que no hubiese conseguido este rendimiento, si no fuese por una correcta dirección de actores de parte de Jesús Delgado, que definitivamente sabe lo que quiere y lo que necesita de sus histriones.

Una radiografía de nuestra turbia política y manejos fraudulentos del poder es lo que usted disfrutará en Un enemigo del pueblo, asistiendo a la Sala Cabrujas, comprobará que los teatristas venezolanos estamos tomando consciencia, al fin, de lo que nos ha pasado en los últimos años y ya es hora de denunciarlo con lo que sabemos hacer: arte; hay un enemigo en el pueblo y es él mismo pero mientras sigamos apáticos aceptando los desmanes del poder, continuaremos creyendo que el enemigo es el otro y no nosotros mismos. 
 
@rosasla /@avencrit

Caracas, 03/07/2013

jueves, 30 de mayo de 2013

Macbeth, cuando la realidad supera la ficción


Fotografía  Cortesía. Nicola Rocco/ www.photomanifiesto.blogspot.com


 Presenciar lo que está ocurriendo en la antesala de la majestuosa Concha Acústica de Bello Monte, es estar frente a un acontecimiento que pocas veces se ha dado en nuestra golpeada ciudad. Dos colectivos teatrales (Contrajuego y Hebu Teatro) salvando todos los obstáculos posibles y apoyándose en su constante trabajo, han logrado levantar una nueva “sala teatral de bolsillo” a la que han llamado La caja de fósforos.
Nos parece increíble esta hazaña en tanto el país-económico que vivimos no es el más adecuado para tales fines. Donde más bien empresas, consorcios, agrupaciones deben bajar sus“por no poder costear sus gastos, éstos férreos artistas, lucharon hasta hacerse de un nuevo lugar y brindarle a toda la comunidad aledaña y en general a la urbe, una exclusiva sala de cincuenta y cinco puestos.
No contentos con conseguir lo anteriormente descrito, Orlando Arocha y su equipo, Ricardo Nortier, junto a la infatigable Diana Volpe, deciden abrir el telón del nuevo recinto teatral con nada menos que el clásico shakesperiano Macbeth. Menuda empresa en estos tiempos de marquesinas teatrales que ofertan sólo carcajadas con pocos metros de tela sobre los cuerpos de sus “cómicos”.
Pero el hecho de llevar esta gran obra en la actualidad no sería objeto de colocarle atención, sería simplemente otro Shakespeare que se monta, como en cualquier parte del mundo, sin embargo en este caso no lo es y es ahí donde nos detendremos, el Macbeth que hoy podemos disfrutar en Caracas es sin lugar a dudas uno de los mejores reflejos de nuestra actualidad, lo que nos hace pensar que finalmente los artistas de teatro despertaron (como un proceso natural) y están radiografiando nuestra desgracia.
Macbeth, es la infausta historia de un hombre manipulado por su sed de poder y condenado por su autoritarismo al hacerse del trono. La corrupción, la traición, el engaño y los asesinatos para sacar del juego a los que molestan sus objetivos, son las premisas de quien llega a obtener el poder a través de la mentira.
No hay que hacer mucho esfuerzo intelectual, para comprender lo que Arocha desea poner frente a nuestros ojos, ese secreto a voces (a veces no tan secreto) de nuestra podrida clase política y cómo una sociedad se va desmoronando a causa de un tirano hambriento de sangre.
La genialidad de este montaje reside en su concepción estética y acercamiento a una lúcida lectura contemporánea de la pieza, ese país está muerto, no en vano las acciones ocurren dentro de una morgue: riesgo, trasgresión, imágenes contundentes, cinismo y crítica, son palabras que pueden definir la totalidad de este espectáculo, que arriba a su tercera semana de funciones con la taquilla agotada.
Diana Volpe y Juan Carlos Gardié, llevan en sus espaldas la responsabilidad de la obra, acertado casting que nos permiten volver a toparnos con sus talentos y sapiencia del oficio actoral. Sin embargo debemos destacar el elenco de soporte de actores en donde brillan: Beto Benites, Giovanni García, Paul Gámez, Ernesto Campo y Seyward Djamil Djassir. 

Usted amable lector, que está ahora paseando sus ojos sobre esta reflexión crítica, si me permite un consejo, no deje de ver esta crónica venezolana de la legendaria obra de Shakespeare.  Creerá que Macbeth nació aquí y comenzamos a saber de él hace 14 años…


@rosasla /@avencrit
Caracas, 30/05/2013