viernes, 18 de noviembre de 2022

Las ovejas negras de Henry Zapata (*)



 La necesidad de reconocimiento muchas veces va de la mano con el arte. El ser humano por naturaleza necesita ser reconocido, tomado en cuenta, atendido, amado u odiado. Muchas veces canalizamos esa necesidad en frustraciones, relaciones tormentosas, depresiones, ansiedad; otras tantas ese anhelo es sublimado a través del arte. 

Muchos artistas, lo son, por el deseo de ser reconocidos, llamar la atención, existir. A veces es tal el reconocimiento, éxito y fama que obtienen, que terminan siendo arrastrados a una vorágine de vida que acaba por destruirlos. 

Al leer la joven dramaturgia de Henry Zapata, estas premisas saltan a la mente. Sus personajes tienen un denominador común, están inmersos en el arte, son tocados por la necesidad de expresarse, ser reconocidos, por el anhelo de alcanzar algo de lo que carecen, o peor aún de lo que ellos creen que carecen. 

Sean pintores, como en el caso de su premiada pieza Lautrec de 2019 (que obtuvo Mención especial del II Concurso de Dramaturgia del Trasnocho Cultural), donde transita los últimos momentos de vida del famoso ilustrador francés Toulouse Lautrec; o bien fotógrafos o diseñadores de moda, como en esta Mustique, ganadora del XVI Concurso de Autores Inéditos de Monte Ávila Editores y que hoy presentamos ante ustedes. Mustique, nos invita a ser espectadores del encuentro ocurrido en la isladel Caribe del mismo nombre, entre una desconocida Carolina Herrera y un joven neoyorquino con pretensiones de reconocimiento Robert Mapplethorpe en 1976.

Puede sonar irónico, pero lo valioso de la visión de Henry Zapata en estos textos es mirar al personaje y contarlo, no desde su fama y gloria, sino todo lo contrario desde su decadencia, o incluso desde su anonimato. Esta estrategia le permite al dramaturgo hurgar en emociones, situaciones y reacciones que ofrecen otra visión de la ya conocida por el espectador y manoseada por el show businnes y la prensa del corazón.

En esta obra, encontramos a una joven Carolina Herrera de tan solo 36 años, sumida en un conflicto de insatisfacción vocacional, con el deseo de ser otra persona de la que hasta ahora estuvo obligada a ser por pertenecer a la familia en la que le tocó nacer, con dos matrimonios a cuestas y tres hijas, se refugia en el paraíso privado que le ofrece esta isla exclusiva a reflexionar sobre sus anhelos de ser diseñadora de modas sin siquiera saber dibujar y mucho menos coser. Zapata, inteligentemente la pone a dialogar con Robert quien para el momento es un joven gay trasgresor y excesivo que gusta del mundo perverso del sexo y los excesos. Que ha salido de la casi mendicidad a ser rescatado por un magnate del arte que ha puesto a su servicio todas las comodidades monetarias. Y que se quiere labrar un nombre por mostrar al mundo la sordidez del ser humano. 

Dos mundos que chocan: lo clásico y lo barroco; la pasión versus la razón; la necesidad de una vida distinta sin aspiraciones de reconocimiento frente a la necesidad de un reconocimiento para poder tener una vida con sentido; el hermetismo de ella frente al desenfreno de él. Pero los dos igualmente insatisfechos con sus vidas. 

En Mustique, no hay espectacularidad aparente, pudiéramos decir que es una pieza totalmente anti-teatral, la acción es imperceptible, quieta, casi “chejoviana”, porque dentro de los personajes es donde ocurre todo y a medida que se van descubriendo, que entran en confianza y se van reconociendo se revelan como los seres vulnerables que son.

Carolina intenta protegerse de las provocaciones de Robert, él por su parte intenta entender y absorber como una esponja la experiencia de una mujer de mundo, que a pesar de codearse con las más altas esferas de la sociedad no consigue identificar su esencia. 

Ella se niega a ser fotografiada por él. “Una fotografía revela intimidad de las personas” dice. Él la provoca, hurga en sus entrañas para poder conocer a la verdadera Carolina, rompe su coraza y la expone a un juego en donde le muestra su verdadera esencia, hace que visualice su primer desfile de moda (que ocurrirá en Nueva York cuatro años más tarde cuando Carolina cumpla 40 años) que la convertirá en lo que hoy todos conocemos.Como un oráculo, Robert le revela su verdad. Y ella accede a ser fotografiada a que él entre en su intimidad: “Te prometo que pondré el retrato en mi oficina frente al que me hizo Andy Warhol” le dice ella. Él ha obtenido lo que deseaba estar a la altura de los más grandes. 

Henry Zapata, no solo plantea la tesis del artista vulnerable y perdido. Si no que reafirma la premisa que planteaba en su obra anterior Lautrec: “Una oveja negra la tiene cualquier familia. Pero que viva del arte, que mi arte salga, que exista allá afuera, le resulta inaudito. Para ella, esta oveja trascendió el negro”. 



  Robert Mapplethorpe : Carolina Herrera , 1976


*Texto a propósito de la presentación y bautizo del libro “Mustique” (Monte Ávila 2022)

sábado, 11 de junio de 2022

¿Hamlet se arregló?

 

                                                      Daniela Alvarado, interpreta a Hamlet

I.

El pasado 09 de junio, la Sala Ríos Reyna del Complejo Cultural Teresa Carreño subió el telón para que la compañía productora ClasProducciones estrenara la más reciente versión del clásico de la literatura inglesa Hamlet, bajo la dirección y propuesta del joven José Manuel Suárez, quien con su puesta en escena cristaliza el sueño de dirigir un espectáculo de gran formato que conjuga distintas disciplinas y artes con más de 50 personas en escena.  

La consolidación de esta lectura del texto shakesperiano ocurre en un momento muy particular que podríamos calificar de renacimiento cultural y social en un país asediado por una profunda crisis económica y de valores, además del aparente fin de la pandemia mundial que sufrimos desde 2020. Asimismo, como lo plantea Shakespeare en su texto, al hacer un llamado de atención acerca de la situación aberrante de corrupción, abuso de poder y aparente “normalidad” que imperaba en la Inglaterra de su tiempo, a la Venezuela de 2022 el subtexto de la anécdota nos viene como anillo al dedo.

No cabe duda que la puesta en escena de este clásico representa muchas cosas positivas, una de ellas es retomar los espacios que el régimen obligó a que abandonáramos ya que desvirtuó su fin y uso para apropiárselos con actividades y actos políticos. Que el teatro se vuelva a representar en la Sala Ríos Reyna es ya de por sí un punto positivo para el sector y sobre todo para el público caraqueño. Por otro lado, la restauración y mantenimiento de uno de los teatros más importantes de Latinoamérica, en infraestructura y maquinaria técnica, amén de motorizar la generación de empleos directos a artistas y técnicos es sin duda una buena noticia, aunque todavía haya mucho por hacer en una ciudad donde los edificios teatrales no superan la veintena. La situación aún no se arregla.

II.

El riesgo que se corre al llevar a escena los clásicos teatrales tiene dos posibilidades, o se respetan a cabalidad las formas originales (Teatro museo) o versionamos y tomamos lo que al director le interesa en una lectura contemporánea que le permita al espectador común acercarse al clásico, entenderlo y disfrutarlo. Creemos que en este caso del Hamlet criollo, se optó por la segunda opción. Y es que Suárez, a la cabeza del proyecto, apuesta por varias trasgresiones o licencias que le permiten su visión total del espectáculo. Por un lado, que sean actrices las encargadas de representar a todos los personajes masculinos y por otro, musicalizar el espectáculo en una suerte de eclecticismo rítmico por donde transitan desde la música clásica, la ópera, hasta los más emblemáticos temas del repertorio salsero del Caribe. Es una propuesta arriesgada, que no molesta, pero que sin embargo cuesta justificar, más aún cuando no se trasgrede el tiempo y espacio de ficción del texto original. Al igual que la música, el vestuario, realizado por Marisol Martínez, coquetea con esta misma propuesta de mezcla de estilos, que necesariamente deben corresponderse para buscar la unidad total del espectáculo.

La visión trágica del montaje pretende ser resaltada por Suárez componiendo un coro de actrices-hombres que le funciona para la movilidad escenográfica, transiciones y rellenar el espacio escénico, amén de resolver las escenas de mensajeros, cómicos, soldados y sepultureros. A nuestro modo de ver es quizá excesivo por el número de actrices que, a todas luces, para contar la historia medular de la pieza no es necesario. Nos preguntamos: ¿También este coro es útil para dinamizar la puesta y levantar al espectador o acercarlo más a la anécdota? Es posible y si es así cumple su propósito.


El hecho de que sean mujeres los personajes masculinos, pero caracterizados de hombres aporta a las trasgresiones que desea hacer el director. Contar con un elenco de las actrices más veteranas de nuestras artes escénicas le da un piso seguro donde moverse, aunque es una línea muy delgada y peligrosa para que el espectador no sienta que está frente a un disfraz y no a un personaje masculino. Es un reto enorme para una actriz o actor travestirse y representar personajes de su sexo opuesto, siempre ha sido tema de discusión, en este caso algunas salen más afortunadas que otras.

Encabeza el elenco Daniela Alvarado, quien encarna al atormentado y dolido príncipe de Dinamarca, que busca insaciablemente vengar el asesinato de su padre de manos de su tío en complicidad con su madre y quienes ostentan el trono. Sentimos que con esta interpretación Daniela Alvarado logra un registro extraordinario en su tesitura de actriz. Su Hamlet exuda credibilidad, compasión y logra la empatía necesaria con el héroe que vive su tragedia. Aplomada y segura, Daniela derrocha su talento en el decir y en las transiciones muy complejas del texto shakesperiano. Con este trabajo demuestra una madurez interpretativa contundente para su carrera.

                                                     Nohely Arteaga (Gertrudis) y Elba Escobar (Claudio) 

La acompañan las decanas de la actuación en nuestro país: Carmen Julia Álvarez y Elba Escobar, la primera responsable de encarnar a Polonio, padre de Ofelia y Laertes; la segunda da vida al rey traidor Claudio, el antagonista de Hamlet. Carmen Julia da rienda suelta a su don de actriz y nos entrega un Polonio delicioso, pleno de matices cómicos y dramáticos que atrapan al espectador desde el mismo momento en que hace su aparición. Escobar hecha mano de su extraordinaria interpretación textual y logra momentos de contundencia en su performance.

                                             Grecia Augusta Rodríguez (Ofelia) y Carmen Julia Álvarez (Polonio) 
                                          

Completan el elenco principal: Grecia Augusta Rodríguez en Ofelia, dando muestras de su innegable talento actoral y vocal, conmovedora en su delirio. Sentimos que desde la dirección pudo ser más aprovechada técnicamente hablando la escena de su suicidio, que en esta pieza es de particular atención para el espectador. Varinia Arráiz en Horacio, confirma su veteranía sobre las tablas y borda finamente al fiel amigo que intenta por todos los medios salvar a Hamlet. En Laertes encontramos a Claudia La Gatta, quizá la de menos experiencia escénica pero que cumple con su rol de vengar a su padre y hermana muertos por la supuesta locura del protagonista y concretar la tragedia. En la reina Gertrudis, Nohely Arteaga fascina con su presencia escénica y logra momentos dramáticos contundentes cuando se enfrenta a su hijo.    

Del coro-ensamble, destacan los trabajos de Adriana Romero quien construye cinco personajes extraordinarios dando muestra de su histrionismo y sapiencia de su oficio.  Stephanie Cardone, Carito Delgado, Nella Martínez y Raquel Zapata derrochan fuerza y naturalidad en sus interpretaciones.



En general Hamlet, la experiencia bajo la cuidada producción a los que nos tiene acostumbrados Claudia Salazar, es un espectáculo redondo, que responde a la visión de un director joven que desea experimentar en búsqueda de un lenguaje escénico que lo vaya definiendo como esteta del escenario. Con este espectáculo esa búsqueda ha comenzado, tenemos que ver su desarrollo en las ligas mayores de la dirección y en próximos trabajos.  Como siempre el público tendrá la última palabra.

                                                                                                Caracas, 11 de junio de 2022

L.A.R 

@luisalbertor

@avencrit       

jueves, 3 de junio de 2021

Todos Queremos A Mamá

 



Poco a poco la pandemia del Covid-19 ha ido abriendo espacio para retomar la vida cultural del país, de manera muy tímida y con mucha precaución, los profesionales de teatro luego de reinventarse durante año y medio a través de las plataformas digitales, vuelven capciosos a las salas de la ciudad de Caracas sin saber a ciencia cierta la recepción del púbico, aún temeroso del virus, y sin poder tener el aforo completo en los teatros. 

Tal es el caso de la pieza estrenada a finales del año pasado A mamá, segunda parte de una Orestíada vernácula, original del dramaturgo argentino Guillermo Cacace y que inaugura las actividades formales de la nueva productora teatral: Zanvaj Producciones, quienes esta vez convocan a la veterana directora Marisol Martínez para llevar la batuta de la puesta en escena y contarnos la historia del asesinato de Clitemnestra a manos de su hijo Orestes. 

Con sabor venezolano y adaptada al patético rostro burgués de la actualidad, asistimos a una cena de fin de año que coincide con la vuelta a casa del hijo varón Orestes. En medio de la celebración se van revelando las verdades y tensiones entre los miembros de la familia, quienes empujados por el banquete y el alcohol irán sacando sus verdades y cumpliendo sus destinos inexorables. 

Reinterpretar los clásicos hoy en día, supone alejarse del llamado teatro museo y tender una línea de conexión con las sociedades que los reciben, en este caso tanto la dramaturgia como la dirección, comprenden inteligentemente esta premisa y nos ofrecen un espectáculo que identifica de manera inmediata al público por los referentes que toca y por la puesta en escena que Martínez ideó para sus actores. 



La dirección no sólo conoce al clásico por dentro, si no que gracias a su experticia en el trabajo corporal y acrobático, convoca a los histriones a conformar sus caracteres con una base corporal de coreografía muy bien cuidada (A cargo de Luis Vicente González) y que brinda a la puesta un dinamismo y ritmo trepidante. De esta forma el espectador se acerca a modo de voyeur y entra al comedor de esta deprimida familia que ostentó el poder en un tiempo y hoy se ve disminuida pero sin la conciencia de ser otros.

A la directora se le facilita su impecable trabajo al apoyarse en sus intérpretes, sin lugar a dudas los veteranos Verónica Arellano en Clitemnestra y Antonio Delli en Egisto, hacen de las suyas y soportan el elenco juvenil, es en ellos donde recae la responsabilidad e hilo conductor de la puesta cuando pretenden armar la pantomima de la fiesta navideña tratando de tapar sus acciones delictivas y aparentar que todo fluye de manera normal en esta familia fracturada, aunque el protagonista sigue siendo Orestes, encarnado correctamente por Ángel Pelay, son los roles de cabeza de familia quienes pretenden manejar a la prole como unos títeres. Sin embargo Electra (Randimar Guevara) y Crisótemis (Zahir Mora) les arruinan sus planes y es aquí donde el elenco juvenil se luce. Al avanzar la acción y el protagonismo comienza a centrarse en los hijos, éstos lograrán cumplir su objetivo de forma extraordinaria. 

La dirección impacta con su puesta cuando a partir del momento que asumen el control los jóvenes da rienda suelta al histrionismo de cada uno de ellos y los explota hasta las últimas consecuencias: canto, baile, coreografías, soliloquios, maromas y performances que arrastran al espectador hacia el clímax y desenlace de la tragedia. Luego del exceso, llega la calma y Orestes podrá cumplir con su cometido, asesinar a su madre para vengar a su padre. 

A mamá a la venezolana, resulta un espectáculo muy cuidado, estéticamente impecable que remite a aquellos momentos de gloria de nuestro teatro cuando podíamos disfrutar de compañías extranjeras en festivales apoteósicos y tantas veces asistimos a los textos clásicos revisitados sorprendiéndonos por sus osadas propuestas. Esto es también gracias a una producción acertada en manos de Johana Vargas que en conjunto con la troupe de actores logran converger en un montaje de alta factura. Y que a pesar de las circunstancias podemos aún realizar y disfrutar. 

Los momentos logrados por Antonio Delli en un afectado y amanerado Egisto son dignos de alta comedia, junto al dramatismo e ímpetu de su compañera Verónica Arellano que conmueve con su ataque de ansiedad materna. La fuerza de Randimar Guevara, en conjunto con la sutileza de Zair Mora y el dolor de Ángel Pelay al tener que vengar el asesinato de su padre, son momentos realmente fotográficos. 

Usted lector que se pasea por estas letras, si está en sus posibilidades no deje de disfrutar este espectáculo que se está presentando en nueva temporada en la Sala Rajatabla  los viernes y sábados a las 4pm y los domingos a las 3 pm hasta el 13 de junio.

@luisalbertor  

domingo, 3 de junio de 2018

Violeta Fonseca: "Escribo para tratar de encontrar respuestas"

     Actriz, directora, productora y gerente teatral, la venezolana Violeta Fonseca, se abre camino en las letras dramáticas desde 1993 con la pieza Renacer. "Mi acercamiento a la dramaturgia- dice- ha sido de manera indirecta, primero como actriz, luego dirigiendo o por necesidad para algún ejercicio de taller, pero nunca me planteé ser dramaturga y ahora veo atrás y me encuentro con incluso una decena de piezas y programas de televisión escritos por mí"
     Sus títulos han salido como en muchos casos de situaciones vividas, cotidianas que le han pasado y se ha ido creando una voz propia para tratar de explicar el existencialismo del ser humano sobre la tierra, esas grandes preguntas que todos nos hacemos en algún momento de la vida: ¿Quiénes somos? ¿De dónde venimos? ¿Hacia dónde vamos? Interrogantes que son fuente abierta y constante fluir de ideas para distintas obras de arte. En este caso, el de la dramaturga Violeta Fonseca, tocan con el mundo femenino al que le interesa poner en el tapete:  Muchos miran sin ver (1995); Tiempo en rosa frenesí (2003); Ellas (2009) ; Vino, cebollas y lágrimas en la mesa (2010); Adoración (2011) son títulos que invitan a la intimidad y la pasión, al experimento escénico para lograr el texto dramático a la investigación comprometida con lo que quiere mostrar al espectador.
     Y no sólo se ha limitado a las tablas, también la radio y la televisión conocen del talento de esta mujer polifacética nacida en el centro de Venezuela (Estado Aragua) y que con tesón y constancia abandonó su tierra natal en busca de profesionalizarse y entregar su talento en las distintas áreas que se ha desempeñado. Reconocida actriz, directora "Por obligación"-comenta- "Gerente por necesidad y vocación" Fonseca llegó a gestionar y programar el Ateneo de Maracay por varios años, centenario recinto teatral histórico de la llamada Ciudad Jardín de Venezuela. Y dramaturga por "querer expresarme de otra forma que no sea la actuación. Llegó un momento que mi cuerpo necesitaba decir, pero no con gestos y expresión corporal, ni con diálogos aprendidos de otros, sino decir a través de la palabra, de lo escrito, de lo vivencial. Ya había experimentado mucho sobre el escenario, esta vez quería que mi voz se escuchara".
     Y tanto se hizo sentir y sus palabras volaron alto que por ejemplo vendió en más de 20 países la teleserie Mi niña amada, mi otra mitad del sol y logró el éxito de rating en su natal Venezuela. Pero como los artistas no pueden quedarse tranquilos, Violeta necesitó abrirse a otras fronteras y radicada en Panamá y luego en los Estados unidos, ha convencido con su talento a propios y extraños allende nuestras fronteras. jocosas comedias como La Términomedium (2015) e Histeria (2016) que sorprenden por el formato de Microteatro, formato que para un dramaturgo es bastante complejo, ya que se debe sintetizar en quince minutos una historia con todas sus partes: principio, desarrollo y final. Y además logra adaptar la reconocida pieza del dramaturgo venezolano más internacional: Gustavo Ott Bandolero y mala sangre y no sólo eso sino, actuarla ella misma para obtener el reconocimiento y aplauso del público en cualquier parte del mundo donde la ha llevado.
     Definitivamente una artista integral y una mujer con muchas cosas "agolpadas en la garganta por decir- como nos comenta- "Escribo para tratar de encontrar respuestas, a veces de esas cosas sencillas que pueden parecer hasta tontas, y luego cuando la escuchas o las ves en la voz de un personaje creado por ti es lo que me motoriza como escritora" Y con humildad remata "Yo no me considero dramaturga, yo soy más actriz pero en los últimos tiempos me siento muy atraída a llevar mis pensamientos a escena es como si la actuación es el esposo y la escritura un coqueto amante" -Afirma sin soltar su entrañable carcajada y su sonrisa que ilumina el rostro y a cualquiera cautiva.
     Ella es Violeta Fonseca escritora, dramaturga y amante de las tablas seguramente en muy pocos años estaremos asistiendo a la consagración de otra dramaturga venezolana, eso no lo pongan en duda, pues el tesón y el talento no se compran en la farmacia, se nace con ellos y ella tiene bastante. Ya en los libros de la historia contemporánea del teatro en Venezuela debe inscribirse el nombre de esta pensadora que usa la palabra escenificada para responderse y encontrarse a sí misma.

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jueves, 25 de agosto de 2016

Microcríticas de Microteatro (II)


La 8va Edición del Microteatro Venezuela arriba a su última semana hasta el domingo 28 de agosto el público venezolano tendrá oportunidad de pasearse por 28 salas y ver seis funciones cada noche con una gran oferta de propuestas donde se pone de manifiesto la creatividad de los teatristas venezolanos. A continuación nuestra segunda apreciación crítica de las micro piezas  que hemos podido disfrutar:

Dólar Te doy Sala #10



Escrita y dirigida por Sandra I. Corrales, esta propuesta es un fuerte reflejo de la descomposición social que sufre el país inmerso en una crisis de inflación e inseguridad que conlleva la pérdida de los más elementales valores ciudadanos. Un joven de clase alta (Gabriel Blanco) se encuentra varado en las cercanías del aeropuerto y acude a un puesto de comida típica para saciar su hambre mientras busca la manera de conseguir un pasaje para poder viajar al exterior, en tono de comedia, Corrales enfrenta a su personaje a una “dicharachera” mujer (Virginia Urdaneta) que atiende un puesto de arepas y empanadas quien se convierte en un típico personaje popular que ofrece resolver sus problemas, para terminar estafándolo de la forma más descarada posible. Lo que comienza como una jocosa relación casual, termina convirtiendo la risa en mueca cuando el público se da cuenta de lo que se está riendo. La puesta en escena es dinámica y Sandra Corrales se apoya en la veteranía de sus actores que resuelven de forma convincente sus caracteres, difícil tarea es hacer reflexionar sobre un tema tan grave a través de la risa y Dólar te doy lo logra de manera eficaz.

El mercado de las yeguas Sala #11




Esta micro obra está escrita por el dramaturgo catalán Josep María Miró producida y dirigida por Eduardo Fermín. Protagonizada por Rebeca Costoya y el joven actor Gerardo Lugo. El drama de las adicciones se pone de manifiesto en esta historia donde una madre acude a rescatar a su hijo adicto a las drogas y el sexo en un sórdido local donde va a diario, pero esta vez se ha quedado inconsciente y además se ha tragado la llave que permite abrir unas esposas que lo mantienen encadenado. Una arrojada propuesta textual es la que nos ofrece este dramaturgo que no logra concretarse en una puesta en escena y dirección de actores correcta por parte de Fermín, los actores se quedan en la superficialidad del melodrama forzado y no construyen los caracteres si no en la superficie, no profundizan y resulta una sobreactuación tratando de mostrar emociones que no son reales. Sentimos que la falla se ubica en la inexperiencia de dirección y la incorrecta interpretación del texto. 

Yo invito Sala #12




Esta comedia escrita y protagonizada por Giulianna Rodríguez, acompañada del actor Kevin García, está dirigida por Grecia Augusta Rodríguez y cuenta los avatares de una mujer por conseguir una pareja “solvente” a la que ella no tenga que invitar todo el tiempo y pagar las cuentas. El ideal del príncipe azul se pone de manifiesto en esta divertida comedia donde una fémina conoce a un hombre en un bar y con la esperanza de que “este sí sea”  termina decepcionada y en el eterno círculo vicioso del “yo invito”. Un texto creativo e inteligente para este tipo de formato, que demuestra la sapiencia del oficio de Giulianna. Bien resuelto a nivel de puesta y dirección de actores, que logran la naturalidad con verdad y sin aspavientos espectaculares de ningún tipo acompañados de una sólida producción, se convierte en una excelente propuesta a disfrutar en esta 8 va entrega de Microteatro Venezuela.

Me tengo que ir Sala #13




Una mujer en sus cuarenta decide dejarlo todo y perseguir sus sueños allende las fronteras. El drama del exilio que enfrentan los venezolanos en la actualidad se pone de manifiesto en esta pieza escrita por Rubén León y protagonizada por Claudia Nieto y Verónica Arellano, quien también dirige. La sensación de insilio (sentirse extranjero en su propia tierra) aflora en esta mujer que queriendo buscar justicia en su sitio de trabajo (es trabajadora pública) es despedida y a partir del hecho hace una revisión de lo que ha sido su vida y de las decisiones que la han llevado a armar carpa en otro sitio del mundo. La dramaturgia apela a pendular entre la comedia y el drama que significa dejar la tierra donde se nació. Se resuelve de manera poética el dolor de abandonar lo propio. La correcta dirección de Arellano produce un espectáculo sencillo pero conmovedor donde se demuestra el talento actoral y el saber hacer un teatro divertido pero que deje al espectador un resquicio para la reflexión.

Bandolera y malasangre Sala #14




Contundente y conmovedora resulta esta micro obra que parte de un monólogo para un hombre escrito por el veterano Gustavo Ott y que esta vez versionan para una actriz (Violeta Fonseca) Bajo la acertada dirección de otro veterano William Cuao. Esta mujer que trabaja en una perrera tiene el infortunio de cumplir el 31 de diciembre, lo que la obliga a estar sola en fin de año y para mitigar esa soledad trae a escena a través de su evocación a varios personajes pintorescos de su familia: Sus tías prima y abuela, ellas cuentan la historia de un país que quedó en el recuerdo con la excusa de asistir al cumpleaños de la protagonista. Lo que llama la atención de este montaje, es la capacidad de transformación de la actriz en 6 personajes totalmente distintos que dan cuenta de un talento desbordado que posee Fons, apoyada en una pulcra dirección de William Cuao que sabe cómo sacar el mayor potencial de su intérprete y una creativa y sorprendente puesta en escena. A nuestro entender una de las propuestas que no se debe dejar de disfrutar en este evento.  


La Rompe Sensacional Sala #15




El  actor Kevin Jorges creó hace ya unos años el primer stand up comedy dirigido al público gay de la ciudad realizado por un travesti llamado La Rompeolas. El éxito y la popularidad no se hicieron esperar y con la seriedad y profesionalismo que lo caracteriza Jorges tuvo que crearle a su personaje varios shows y situaciones en donde se viera envuelto para el placer y gusto del público que lo sigue. Esta vez decidió rendir un homenaje al programa de variedades más emblemático de la televisión venezolana: Sábado Sensacional que en las décadas de los 70, 80, 90 y hasta nuestros días forma parte  de la idiosincrasia de los venezolanos. ¿Quién no creció observando las insólitas cosas que entretenían a las masas y se incrustaron en la cultura popular de todos? Las reinas de bellezas y sus coronaciones, el reencuentro de familiares perdidos, el paso de las grandes estrellas del jet set internacional y local, las premiaciones del mundo del espectáculo, etc son recordadas en tono de comedia cuando La Rompeolas es la encargada de animar una edición del programa. Una fresca propuesta, divertida e interactiva con el público que el espectador agradece y aplaude a rabiar. Realizada con cuidada producción y calidad profesional.  

 Freak Show Sala #16




Monólogo escrito, producido, dirigido e interpretado por Moisés Berroterán, cuenta la historia de un hombre sometido a los desmanes de la intolerancia y la violencia que terminó por desfigurar su rostro hasta convertirlo en un fenómeno de circo del que las personas se burlan y discriminan. La rabia contenida por la injusticia hace que este personaje se transforme en un asesino en masa la noche que decide tomar venganza contra todos los espectadores que asisten a su Freak Show. Una cuidada producción y dinámica puesta en escena que pone al público en tensión por las atrocidades que narra este particular personaje y un desempeño correcto del joven histrión.     

 Trío Sala #17




Con texto de Jonathan Sierralta y dirección de Daniel García, Trío aborda la temática bisexual en la pareja. Un matrimonio joven apela a contratar a un tercero para satisfacer sus carencias sexuales y terminan por cada uno por separado obtener la satisfacción con el tercero hasta que el engaño es descubierto. García plantea una puesta muy bien dibujada que juega a la duplicidad espacial y la yuxtaposición de escenas que le funciona para dar ritmo y dinamismo a su espectáculo y no convertir la obra en un melodrama más de parejas. Varinia Arraíz tiene el mayor peso actoral y como veterana que es lleva en sus hombros la fuerza interpretativa, sus compañeros con menos experiencia cumplen el cometido de sus personajes aunque falta formación en la planta actoral masculina a cargo de Ronny Ostty y Kevin López. En conjunto es una arriesgada y sólida propuesta de producción y dirección que hay que ver.   

Habitación Broadway Sala #18




Esta micro obra original de Theylor Plaza y dirigida por Héctor Becerra, cuenta los devaneos de una pareja de esposos que gusta de asumir personajes de historias famosas para mitigar sus apetitos sexuales, a propósito de ser él un famoso escritor y guionista. Protagonizada por Kenia Carpio y el mismo Plaza, enmarcados en una excelente estética de producción esta propuesta luce confusa en cuanto a dramaturgia se refiere y en consecuencia la dirección la transforma en un melodrama sin necesidad. Lo que puede ser una buena idea primaria a desarrollar se cae por no ajustar bien las bases de la dirección de actores. Theylor Plaza y Kenia Carpio hacen su mejor esfuerzo como talentosos actores y logran poder superar los traspiés de la dramaturgia y dirección mostrando un limpio trabajo escénico.  

Animalismo Sala #19




Versión para Microteatro de La rebelión de la granja de George Orwel escrita a cuatro manos por Alexander Rivera y América Medina y protagonizada por el primero, un cerdo se encumbra en el poder de una granja toda vez que los animales han exterminado la raza humana y al llegar a obtener el poder comienza a transformarse en un tirano para transfigurarse en un ser humano. Una hermosa metáfora de la sociedad actual que realza el talento de Alexander Rivera como actor. Una sencilla y nada espectacular puesta en escena innecesaria pues la interpretación textual y la contundencia de  la dramaturgia son suficientes para atrapara la atención del espectador y lograr dar un certero golpe en las conciencias del público. Una opción que no puede dejar de disfrutar.

¿Felices para siempre? Sala #20




El clan de los Martínez vuelve a hacer de las suyas y traen en esta 8va temporada una divertida comedia original de Fernando y dirigida por su hermana Marisol. Ellos saben del oficio porque tienen toda su vida en el teatro y lo demuestran con un muy inteligente texto irónico sobre el después de Blancanieves (Carolina Torres) y su príncipe (Jorge Melo). A través de estos personajes y un particular espejo mágico encarnado por el actor Gabriel Agüero nos cuentan en qué se ha convertido la vida de la adorable princesa luego de 20 años de matrimonio. La pareja sufre el hastío del matrimonio y exponen sus frustraciones, infidelidades, manías y carencias propias de cualquier matrimonio común y corriente. Lo interesante de este texto es cómo juega con el imaginario que todos manejamos de las famosas películas de Disney para llevar al espectador a la hilaridad absoluta. Marisol Martínez conocedora de su arte, realiza una impecable dirección apoyada en sus talentosos y desenfadados actores que manejan el tono de la comedia de una forma extraordinaria. Una excelente opción de este Microteatro Venezuela 2016 que no hay que perderse.

@rosasla

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jueves, 18 de agosto de 2016

Microcríticas de Microteatro ( I )



La fiesta del microteatro Venezuela arribó en este mes de agosto a su 8va edición brindándole a la ciudad de Caracas el disfrute de 28 nuevas propuestas que abordan variopintos temas y dan la posibilidad de pasearse por disímiles géneros, permitiendo así que productores, dramaturgos, directores, actores y estetas puedan mostrar su talento en los espacios del Urban Cuplé por iniciativa de los gerentes teatrales: Malala Dubuc, Dairo Piñeres y Robert Chacón. A continuación nuestra apreciación crítica de las micropiezas  que hemos podido disfrutar:


La Licenciada Sala #1
El clan Escalona vuelve a la contienda con un fresco y divertido monólogo a cargo de Nacarid Escalona y dirigido por Angélica Escalona, esta vez José Simón se aleja del tema erótico y prefiere irse por el tema sexista para contar la historia de una mujer llamaríamos “arrecha” que se presenta en la corporación donde trabaja a dejar en claro que por ser mujer y gerente ningún “macho” va a venir a pisotearla y así va relatando la historia de su vida y cómo logró llegar a ese cargo sometiendo al mal llamado sexo fuerte. Nacarid es una veterana primera actriz y aquí logra enganchar al espectador con una facilidad impactante producto del talento que posee, la puesta en escena es sencilla sin muchas posibilidades de juego escénico por la disposición del elemento escénico, sin embargo esto no resta brillo a la cuidada producción a las que nos tienen acostumbrados los hermanos Escalona.  


Por cierto…Sala #3
Escrita y dirigida por Mónica Montañés, resulta un muy inteligente texto que la escritora ya había estrenado al comienzo de los 2000 en la Sala Horacio Peterson del antiguo Ateneo de Caracas con notable éxito. Pero esta vez no tuvo la misma suerte, sentimos que lamentablemente la falta de una correcta dirección hace que lo divertido que pudiera ser la propuesta de cómo se arma un chisme se perdió. Flojas actuaciones y poca creatividad en la resolución escénica, resalta del grupo de noveles actores Grecia Augusta Rodríguez que logra levantar algo el ritmo por su conocida experiencia como actriz. Una visión de un director (a) que sepa del oficio pudo haber arrojado otro resultado. Como reza el dicho popular “zapatero a sus zapatos”.


La loca de Chaillot Sala #4
Original de Gladys Prince, esta micropieza es un monólogo dirigido e interpretado por la misma autora y por la actriz Neo Rodríguez, tuvimos la oportunidad de disfrutarlo con la segunda, ésta es una hermosa propuesta, sencilla y contundente con impecable producción que envuelve al espectador en los devaneos mentales de una actriz. Neo Rodríguez echa mano de su sapiencia del oficio, cautiva y conmueve. Su construcción del personaje deja en el público la sensación de encontrarse con un trabajo bordado fino, de lo visto ha sido una de las mejores sorpresas que podemos apreciar en esta 8va temporada.


Boleto al Exilio Sala #5
Bajo la dirección de Maigualida Gamero y la dramaturgia de Jan Thomas, boleto al exilio es un híbrido entre comedia y drama que cuenta los devaneos de una pareja de actores de televisión inmigrantes. Desiré y Mario Sudano son los actores encargados de dar vida a la pareja que lucha por abrirse camino en el difícil mundo de la tv fuera de su país de origen y luchan para que su hijo pueda también reunirse con ellos. Inteligente puesta en escena logra Gamero apoyada por el talento de la pareja Sudano veteranos de las tablas, el texto busca enganchar al espectador con la comedia y la sátira de los personajes para luego dar un giro hacia el drama que no termina de amalgamarse en ninguno de los dos géneros, sin embargo el público disfruta y aplaude con entusiasmo.  


Un anillo para Patty Sala #6
Divertida e inteligente comedia escrita por Oswaldo Maccio que encierra la más popular idiosincrasia del ser venezolano, José trabaja en el baño de un restaurante y es el típico dicharachero aparentemente impertinente, pero termina resolviéndote tus rollos mentales y hace que tomes las decisiones correctas. Juan Carlos Lira destaca en su interpretación de este “asistente de baño”, crea un carácter que conecta inmediatamente con el espectador y el imaginario popular de nuestra ciudad. ¿Quién no se ha tropezado alguna vez en su vida con un José?  Anthony Castillo, como el indeciso cliente que va a comprometerse con Patty esa noche, resulta veraz. Correcta y dinámica es la puesta en escena lograda por Luis Spinetta. Una de las opciones de comedia que recomendamos.


La Ganadora Sala #7
Escrita y dirigida por Yanosky Muñoz, esta comedia travesti hace una ironía sobre el mundo escénico nacional y los intríngulis que ocurren detrás y delante de cámaras en la entrega de un premio del espectáculo. La Alpargata de Oro es el galardón y dos actrices “amigas” son las rivales nominadas y las protagonistas del show. Verdades, chistes, interacción con el espectador y sobre todo mucho humor negro hacen pasar 15 minutos de risa a mandíbula batiente. La función vista estuvo a cargo de Manuel Bastos, veterano en este tipo de comedias y Pedro Padilla, una dupla que no decepciona a sus asiduos seguidores junto a una cuidada producción de Juan Carlos Attale.


La Muerte de Safo Sala #8
Con texto y dirección de Dairo Piñeres, esta micro pieza logra contar la historia de dos mujeres lesbianas que intentan dar rienda suelta a su amor en la Venezuela de la dictadura de Marcos Pérez Jiménez. Una afecta al General e incluso agente de la policía política del régimen, la Seguridad Nacional. La otra una poetisa afecta a la causa de la democracia y a la lucha clandestina en contra del dictador. Surge el conflicto cuando intentan escapar. La historia está inteligentemente escrita y juega a mostrar la anécdota con elipsis temporales, correcta puesta en escena que permite la utilización de las cuatro esquinas de la sala y juega con el punto de vista del espectador. Patricia Amenta y Andreína Mesa, son las encargadas de dar vida a las mujeres que desafiaron una época pero que vieron truncados sus anhelos por las diferencias ideológicas. Muy buen nivel actoral, sin embargo una producción poco cuidada, pero la  historia y actuaciones hace que esta opción de la 8va temporada microteatro sea una de las más visitadas.   


Happy Birthday Mr. President Sala #9
La anécdota y dramaturgia original de esta pieza es de José Luis Useche, quien con el tiempo ha pulido su técnica de escritura y cuenta la versión que supuestamente ocultaron a los medios del asesinato de Marilyn Monroe encomendado al jefe de la CIA del momento, diciendo que fue un suicidio. Valentina Garrido y Wilfredo Cisneros fueron los actores encargados de encarnar a los protagonistas. Garrido hace gala de su talento como intérprete y se mete en la piel de la Monroe de una forma que seduce al público, su mirada y gestos dan muestra de una cuidada construcción del personaje. Cisneros por su parte muestra su veteranía de actor y cumple con su rol de antagonista. La dirección de Dairo Piñeres luce correcta y dinámica, permitiendo que la bi-frontalidad del espacio ayude a contar la anécdota y que ningún espectador pierda detalle de lo que ahí acontece. Altamente recomendada.  

En la siguiente entrega estaremos comentando las demás opciones, de este primer grupo en general observamos riesgo en los textos, originalidad en las puestas en escena y producciones bien logradas, aun hay mucho que ver y dos semanas más de micro piezas.

@rosasla
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