miércoles, 14 de abril de 2010

Febrero y marzo de risas y un toque de reflexión






El cierre del primer trimestre de 2010, ha dejado buen sabor en la marquesina caraqueña, sin lugar a dudas, pese a las deficiencias presupuestarias y la falta de espacios de representación, Caracas está llena de posibilidades escénicas que durante los meses de febrero y marzo han complacido a la audiencia que hasta ahora no cambia sus preferencias por la comedia.



Tania al desnudo

Tania Sarabia es una de nuestras primeras actrices más prolijas del teatro venezolano, desde que se montó en las tablas en los años 70 de la mano de nuestro gran dramaturgo, actor y director, José Ignacio Cabrujas, no se ha bajado más y suma una magnífica carrera de éxitos que se ve demostrada en más de 30 años de labor. Es admirable ver como esta incansable actriz sorprende de nuevo y en soliloquio, tarea difícil para cualquier histrión, puesto que la exigencia de memoria y manejo escénico deben ser mayores.

Tania en pelota, se intitula este espectáculo que suma ya dos temporadas y va hacia su tercer ciclo. La Sala del Teatro trasnocho, albergó desde el mes de Enero esta divertida disección de uno de los deportes más populares en Venezuela, el beisbol, de la mano de la periodista experta en estas lides: Mary Montes, quien a partir de su libro Mis barajitas, donde reúne las experiencias y crónicas beisboleras de una mujer que desde su infancia ha vivido dentro del mundo de la pelota, crea este monólogo que narra la historia de una niña, que ve su vida trascurrir ligada a los bates, pelotas, guantes, uniformes y en medio de un deporte eminentemente creado para hombres.

Bajo la dirección de Basilio Álvarez y producido por Jorgita Rodríguez, Tania en pelota, es una extraordinaria apuesta al teatro de comedia bien hecho, con cuidada producción, un sólido texto, una inteligente dirección que permite a la actriz lucirse y dar rienda suelta a su maravilloso histrionismo, comprobando una vez más por qué Tania Sarabia encontró definitivamente su don sobre esta tierra y ese es el hacer reír o llorar, en definitiva fascinar al público espectador desde las tablas.



Cuando hay que cumplir la voluntad




En la misma sala del Teatro Trasnocho, durante el mes de febrero, cumplió segunda temporada la pieza original de Enrique Bravo: Hágase tu voluntad. Un manifiesto acerca de la terrible enfermedad del cáncer en una mujer víctima de ésta y cómo junto a sus hermanas trata de prepararse para enfrentar el fin.

Bajo la dirección de Juan José Martín y la cuidada producción de Catherina Cardozo; Julie Restifo, Flor Elena González, Andreína Blanco y William Goite, dan vida a este drama que refleja una realidad que cada vez cobra más vidas en las féminas del mundo.

Victoria (Julie Restifo) al celebrar su cumpleaños número 50 es diagnosticada con cáncer de seno, y comienza a batallar junto a sus dos hermanas para tratar, en primera instancia de entender el destino que le ha tocado, para luego asumir y luchar contra la enfermedad, para finalmente morir en paz consigo y con sus congéneres. Las distintas posturas en torno al tema, las distintas personalidades de estas tres mujeres, plantean sus puntos de vista y toman posición, para entender lo que les ha tocado vivir.

La correcta dirección de Juan José Martín, se evidencia no sólo en la puesta en escena, sino más determinante en la interpretación y dirección de actores. Aquí Martin supo sacarle el jugo a cada uno de sus histriones y explotar sus talentos. Julie Restifo se muestra aplomada y justa en su representación, Andreína Blanco cumple su rol de hermana menor, tratando de comprender y evitar la muerte de su hermana mayor por todos los medios posibles y a la vez encontrar su verdad como ser humano. Por su parte la “hermana del medio” encarnada por Flor Elena González (Quizás el personaje mejor logrado dramatúrgicamente hablando) es la desfachatada, pragmática y mujer contemporánea a la que aparentemente todo “le resbala” pero con un volcán por dentro que al estallar deja atónitos a todos.

Creemos que este espectáculo ofrece una reflexión que no va más allá de la advertencia que se puede hacer a los espectadores acerca del tema. El peligro es convertirse en educativos y panfletarios a la hora de trabajar temas de este tipo, el autor cuenta una historia con visos de autobiografía por haber vivido una situación cercana similar, sin embargo, trata de distanciarse y lo hace a través de un personaje “narrador-muerte” encarnado correctamente por William Goite, quien funge como ángel de la muerte que espera la hora para llevarse a la protagonista, intentando hacerles entender a los espectadores que hay que aceptar la voluntad de Dios. Difícil tarea la de Goite, al tener que recitar un texto muchas veces tan poético que las imágenes son difíciles de digerir.

Otro de los aciertos es la interpretación de Flor Elena González, su construcción de personaje y su destacado talento permitieron que ofreciera una performance magistral, que da cuenta de muchos años de labor en el teatro, el cine y la televisión, confirmando su madurez actoral y demostrando a productores y directores que el suyo, ha sido un talento en muchas ocasiones desperdiciado u olvidado, pero que en Hágase tu voluntad, se reivindica y esperemos que no deje de montarse en las tablas.



Ahora nos reímos de pie

Una tradición que marca sus raíces en los Vodevilles de finales del Siglo XIX es el conocido y popularizado Stand up comedy (Comediante de pie o en vivo) género de comedia popularizado y difundido enormemente en los Estados Unidos e Inglaterra. Género que busca la risa inmediata y que supone una rutina para el comediante que gusta de chistes actuales, subidos de tono, exigiendo un extraordinario talento y simpatía para realizar la tan ansiada comunión con el público. Por lo general, estas rutinas se realizaban en bares y sitios nocturnos, que hoy en día abundan en la geografía citadina del país del Norte, sin embargo en nuestro país es una tradición reciente.

El Stand up comedy, no es teatro, aquí no hay personajes, no hay libretos que aprender que cuenten una historia de principio a fin, no hay vestuarios y escenografías. Se pudiese emparentar con el teatro en su esencia, en vista que se trata de alguien que “echa” un cuento frente a unos espectadores. Sin embargo, sus formas son distintas.

Hacemos esta introducción en virtud de que en los últimos años Caracas y sus escenarios, se han plagado de “comediantes” que han dejado el micrófono de la radio, o la pantalla de televisión y han salido a vagar por la noche caraqueña para ofrecer distintas rutinas en vivo. Y cada vez ganan más adeptos, fenómeno de interesante estudio en tanto los espacios antiguamente reservados a piezas teatrales han sido ocupados por este tipo de espectáculos.

Uno de ellos es Enrique Lazo, con lazo y todo. Rutina de aproximadamente una hora y 20 minutos en la que el veterano locutor, cineasta y melómano venezolano, da rienda suelta a su fino humor y pone a reír al espectador contando las hazañas de su vida en situaciones insólitas que identifican al público con su idiosincrasia de ser venezolano. Espectáculo estructurado en partes delimitadas por pausas musicales, engancha inteligentemente al espectador gracias a la astucia y talento para la narración que posee Lazo. A diferencia de otros espectáculos similares que pululan por la oferta nocturna en Caracas, Con lazo y todo se yergue como una opción que demuestra el hacer las cosas con profesionalismo e innegable veteranía.



Cuando la tolerancia se transforma en disco.

Disco play, es el título de la pieza teatral escrita y dirigida por Darío Soto, que se estrenó en el Teatro Escena 8, y que arranca su segunda temporada en TEATREX; publicitada como “Espectáculo teatral en contra de la homofobia”. Estelarizada por: Deive Garcés, Rafael Marrero, Christopher Peinado, Patricia Pacheco, Gabriel Agüero, Fernando Moreno, Johanna González, Adolfo Nittoli, Jesús Cova y Sheila Monterola, está estructurada en 7 cuadros donde el autor expone distintas situaciones y personajes de la realidad venezolana de la comunidad Gay, Lesbiana, Bisexual y Transexual (GLBT).

No es novedad observar cómo este tipo de temas en los últimos años ha calado, no sólo en el público que pertenece a esta comunidad, sino al público heterosexual “mente abierta”, como se llaman en el argot citadino. Cada vez más se propagan manifestaciones, espectáculos, lecturas, encuentros y un sin número de eventos que difunden y promulgan la tolerancia y la no discriminación de los que han decidido su vida sexual de manera distinta a la mayoría de la población.

Disco Play ofrece la posibilidad de pasearse por un abanico de personajes involucrados en situaciones comunes y no tan comunes que muestran lo que pueden ser las costumbres y reacciones ante la vida de la comunidad GLBT. Temas como: Asumir la condición homosexual (“Salir del closet”); la rumba; la necesidad de un liderazgo gay en otros ámbitos de la vida ciudadana; las parejas ocasionales; la promiscuidad; el travestismo; entre otras, son la gama de temas recurrentes en la vida escogida de un (a) homosexual.

Darío Soto, en tanto escritor y director, tiene muy claro lo que quiere y así lo plantea sobre la escena, sus textos son inteligentes, corrosivos y llegan directo al espectador que se identifica rápidamente, porque el dramaturgo les habla en su mismo idioma, sin embargo, no se hace sectario ni impide que el mensaje llegue a las personas que no pertenecen a la condición homosexual. Su espectáculo escénicamente está cuidado y bien estructurado, con algunos bemoles técnicos normales por los cambios que implican las distintas representaciones para los siete cuadros de la obra en un mismo espacio, pero que con el correr de las temporadas estamos seguros se solventarán.

Al ser tan directo, Disco Play, goza de personajes casi reales, deben y son muy naturales para lograr su cercanía al espectador. Aunque es un grupo grande de histriones, se observa un nivel uniforme en las interpretaciones, quizás los más tímidos sean los más jóvenes y menos veteranos en las tablas. Destaca el trabajo cuidado de Adolfo Nittoli y Sheila Monterola, quienes llevan en sus hombros la historia en tono de drama de la que salen airosos y engrandecidos como profesionales de la actuación que son. Disfrutan y se comprometen con toda la seriedad del caso para romper con la risa que se transforma en mueca por lo planteado en la escena.

Quizás un poco de síntesis en el prólogo a la pieza pudiese permitir ganar al espectáculo energía de arranque y más soltura de los histriones más jóvenes: Fernando Moreno, Gabriel Agüero, Jesús Cova. Permitiría a nuestro parecer, la fluidez total de un espectáculo redondo. Aplaudimos el trabajo de dirección de arte de Darwin Angola en vestuarios y accesorios así como la producción llevada adelante.

En síntesis cuatro opciones que siguen dando argumentos para no dejar decaer el arte teatral en Caracas, opciones que divierten hacen reflexionar y llenan al espectador de posibilidades de entretenimiento, el teatro no desfallece, busca las maneras de sobrevivir y allí está tratando de hacerse un espacio entre los gustos del público caraqueño difícil de complacer y que no se despega de la evasión de la risa, veremos cuánto tiempo más estará riendo en su butaca…

L.A.R. *

Caracas, 8 de Abril de 2010

2009 se va y llegan las promesas de 2010 (II)

Luego del balance anual resumido en la primera entrega comenzaremos esta segunda haciendo un balance del primer mes del año apuntando a las expectativas de lo que teatralmente pueda ser este 2010 en Caracas:



Una Eva y un Adán, caídos de la mata…

La Sala de Teatro 2 del Centro Estudios Latinoamericanos Rómulo Gallegos (CELARG), abrió su temporada 2010 para estrenar el más reciente texto de la actriz, directora y dramaturga Lupe Gehrenbeck, una producción de Gladys Seco que lleva a escena a los jóvenes actores: Carolina Torres y Gabriel Agüero con sendos monólogos acerca de las relaciones de pareja.

Lupe Gherenbeck como dramaturga ha producido una veintena de textos y estrenado unos tantos, entre sus títulos se cuentan: Descubierta, Diván, Había una vez un pez, ¿Quieres venir a mi piñata?, Las niñas de Santa Fe, Nos vamos o nos quedamos, Con A de Ilusión, De Miracielos a Hospital y Gregor Mac Gregor, rey de los Mosquitos. Ahora nos entrega una libérrima suposición de lo que pasó después de que Adán y Eva fueron expulsados del Paraíso. Coqueteando con el absurdo, la dramaturga y directora propone la anécdota contada desde el trópico, asumiendo que si la historia bíblica nos la contaron desde el otro lado del mundo y se la han atribuido ellos, por qué no estos discutidos personajes pudieran haber sido originarios caribeños. El famoso ¿qué pasaría sí?… lo logra la hábil dramaturga además excusándose detrás de su historia para realmente vociferar a través de sus personajes los pro y contras de estar en pareja.

Esta lectura “venezolana” del texto (entendemos que fue estrenado en Londres, Barcelona y París) resume a los personajes como un técnico “todero” de un teatro y una señora de limpieza de la misma sala. Más allá de la buena idea de Gehrenbeck, creemos que al consolidarse en la escena se desploma, atendiendo a la poca conexión existente entre lo dicho y lo hecho en escena. Quizás el personaje masculino adquiere una veracidad más clara que el femenino, en tanto nos la presenta vestida de uniforme de “criada” para luego transformarse en una divina rumbera. Aquí los códigos de dirección fallaron y desinflaron lo divertido y quizás ingenioso del texto. La forma tumbó al contenido. Los actores, hacen su mayor esfuerzo demostrando su desbordado talento comprobado en varias otras piezas y logran salir airosos. Creemos que pensar en los absurdos por el absurdo sin son ni ton no es necesario para trasgredir, requiere de una mayor elaboración para centrar los elementos que se presenten sobre la escena en congruencia con lo dicho y hecho por los personajes. Quizás el texto pudiese haber sido valorado y crecido si lo interpretase otro director que no fuese la misma escritora, muchas veces esto nos posibilita el distanciamiento y descubrir otras maravillas de lo propio.



Tomando café después de 30 años…

Julio Bouley, actor y director venezolano, residenciado hace ya varios años en París, ha logrado desarrollar su talento de artista e investigador teatral entre la ciudad luz y la cosmopolita Caracas y en ocasiones nos visita para dar muestra de su incansable trabajo y amor por su oficio. Esta vez en la Sala de Conciertos de UNEARTE, nos brindó el unipersonal: Vamos a imaginar que nos estamos tomando un café treinta años después, texto escrito a cuatro manos por él y José Luis Pérez, que recrea las insólitas andanzas de un peluquero venezolano al descubrir el amor. Excesos, diversión, traición, sordidez, locura, engaños, van transitando por la escena durante una hora y media como capítulos de un melodrama que se va construyendo al compás de las canciones de amor, alegría, nostalgia y tristeza que el mismo actor interpreta en vivo junto al pianista Fernando Roa, quien coloca junto a su instrumento el peso dramático de los acordes que crean las atmósferas según sea el caso.

Quizás lo más resaltante de este monólogo, no sea el hecho de haber concebido un personaje completamente desnudo en alma y cuerpo (elemento que pudo haber sido la nota sorpresiva para el espectador) sino, la sencillez y el riesgo con el que Bouley transita por los momentos más intensos de una historia de amor gay con absoluto compromiso y autenticidad. Lo que se agradece en este tipo de trabajos es precisamente eso, la verdad de un actor, desnudo frente a su público entregando alma, vida y corazón en sincera comunión con el arte… ¡Bravo!



Las tríbadas de Strinberg

El año pasado, la Primera Actriz venezolana Diana Volpe decidió concretar un proyecto de vida y dio forma a la nueva agrupación Hebu Teatro, con la que arrancó a realizar montajes de alta factura de producción, cuidada dirección, elencos teatrales de lujo y textos de autores contemporáneos que representan lo mejor del teatro universal actual.

Para abrir la temporada 2010 del Espacio Plural del Trasnocho Cultural, Volpe escogió una historia que transita entre la ficción y la realidad escrita por el dramaturgo sueco Per Olov Enquist. Considerado el escritor sueco más importante de la actualidad, el escritor nos deja penetrar en el círculo íntimo del famoso dramaturgo, también sueco, August Strindberg, para relatarnos una sórdida y escandalosa historia de su tambaleante primer matrimonio con la actriz Siri von Essen. Amenazado por su pobreza, desesperado por ser ignorado por los editores, Strindberg decide luchar por el amor enfermizo de su esposa en contra de su “íntima” amiga Marie, con la cual Siri sostiene una relación lésbica que la arrebata de pasión, sin lograrlo, pues su matrimonio se encuentra tan viciado que su esposa decide por su amante, refugiándose por tanto maltrato de su marido.

Bajo la lectura escénica del veterano Costa Palamides, esta joya dramática cobra vida en las interpretaciones de Diana Volpe, Ludwig Pineda, Diana Peñalver y Elvis Chaveinte, un elenco de alta factura, que sabe y conoce su oficio. Grandes actores, los cuatro, como titanes se miden sobre la escena, lo que provoca un gran placer al brindar al público un espectáculo redondo cuidado en su más mínimo detalle, sentido, orgánico y definitivamente pleno de excelencia, emotividad y contundencia. Buen decir y verdad escénica, acompañados de un soberbio texto y una delicada producción hacen de este montaje un producto digno de exportación. Lástima que la participación venezolana en festivales internacionales, sólo sea a partir de chances precedidos por el amiguismo, de no ser así estamos seguros que La noche de las tríbadas, sería una muy digna representación de lo que los artistas del teatro venezolano saben hacer cuando todos los elementos están conjugados para el arte.



50 años de El juicio del siglo

También en el Teatro Trasnocho, y en una emotiva función privada, se pudo apreciar al Primerísimo actor Don Fernando Gómez, quien a sus 93 años de edad, aun continúa sorprendiendo por su versatilidad y dominio escénico.

El juicio del Siglo, es un monólogo que creó el actor en 1960 a partir de la anécdota judicial que sucedió en Chicago en 1924, acerca de la defensa, por parte del abogado norteamericano, Clarence Narrow, de dos jóvenes condenados a muerte por el asesinato de un niño. Gracias a su alegato defensor, Narrow logró que los implicados no fueran también asesinados, sino que les conmutaron la pena a cadena perpetua. Ese alegato es el que escuchamos en dos actos a través de la altisonante y conmovedora voz del maestro Gómez. Pensar en el hecho escénico y todo lo que él puede generar en alguien que ha entregado su vida a las tablas desde su juventud y aun hoy en día cuando lo que debería es estar gozando de sus reconocimientos y fama por ser el actor venezolano con más edad, nos entrega su pasión por el arte teatral dejándonos mudos y con un nudo en la garganta. En estos casos es donde un análisis crítico no puede cumplir su objetivo, sino como recomendación para que si puede haber otra oportunidad que el maestro se suba al escenario, ninguna persona que pretenda dedicarse a este mundo de las tablas falte a la cita, sería perder la oportunidad de estar en contacto con la historia teatral venezolana, pero más allá de eso, con la mágica sensación de estar frente a un maravilloso artista que no merece otro epíteto si no el de Maestro.

En nuestra próxima entrega continuaremos revelando y analizando las primeras obras que abren la temporada teatral 2010 para tratar de vislumbrar qué ofrecerá el panorama teatral para esta nueva década que comienza.

L.A.R. *

Caracas, 6 de Marzo de 2010

2009 se fue y llegaron las promesas de 2010 (I)

Ha llegado otro año más y por supuesto con él necesariamente se debe hacer un balance de lo pasado y una proyección al futuro. Es inevitable en estos procesos de transición de un año a otro ver en retrospectiva lo que ocurrió en 2009 en materia escénica en Caracas y lo que ya comienza a ocurrir en este primer mes del año 2010. Por eso En Primera Fila, invitamos a nuestros asiduos y consecuentes lectores a nuestro acostumbrado resumen anual y a revisar las propuestas que en el primer mes del año trajo el mes de enero.



2009 polémico

2009 fue un año marcado por los cambios en materia teatral, cambios que se presentaron de manera abrupta y que dejaron a muchos profesionales del medio desconcertados por las situaciones planteadas, hablamos por supuesto del fin del comodato de los edificios teatrales del Ateneo de Caracas y el Teatro Alberto de Paz y Mateos, sede del emblemático grupo Theja de Venezuela, dos puntos clave en el desarrollo del arte escénico durante parte del siglo XX y esta primera década del XXI. No cabe duda que las políticas gubernamentales en materia de artes escénicas han estado determinadas en muchas ocasiones por la militancia o no con las ideas de la actual administración de Estado y no han sido lo suficientemente claras como para poder negociar, comprender y valorar el trabajo de muchas agrupaciones que han demostrado su profesionalismo y competencia en el medio escénico venezolano. Lo cierto del caso es que 2009 dejó esa espina en muchos que sin embargo continuaron trabajando pese a las consecuencias de lo anunciado por los entes encargados de regir la cultura en el país.

2010 nos espera con la ansiedad y la expectativa de conocer qué sucederá con los espacios que fueron cedidos hace más de 15 años al Grupo Theja, puesto que ya en el segundo semestre del año vimos cómo el edificio del Ateneo de Caracas, se convirtió en albergue de la Universidad Nacional Experimental de las Artes (UNEARTE) para mudar al antiguo Instituto Universitario de Teatro (IUDET) y sus salas fueron reabiertas, en plan de ofrecer teatro gratuito al ciudadano común, comprando funciones por un máximo de dos semanas, a las agrupaciones que así deseen mostrar sus trabajos y brindar espectáculos de miércoles a domingo.

Sólo el tiempo demostrará si la fórmula funciona y no se agotan los recursos para cancelar a las agrupaciones que allí presenten sus trabajos escénicos, no podemos predecir el futuro, por lo tanto estaremos expectantes a observar el desarrollo de esta nueva propuesta gubernamental.

Precisamente en la Sala de Conciertos de UNEARTE, pudimos apreciar el trabajo en segunda temporada, que para el mes de diciembre presentó el colectivo teatral Escena de Caracas: Topografía de un desnudo, original del chileno, Jorge Díaz escrita en 1968, sobre los desmanes que puede hacer el poder sobre una población de inocentes para lograr sus objetivos corruptos.

Hacemos reseña a esta pieza que cerró la temporada de teatro 2009 en Caracas, puesto que creemos es el trabajo más resaltante de todos los vistos durante el año. Dirigido por Costa Palamides, esta lectura escénica reúne las cualidades de un espectáculo redondo, finamente hilado en actuación, dirección y dramaturgia, elementos que se conjugaron de manera eficaz para demostrar que el teatro de autor en Caracas puede continuar ganando terreno frente a lo comercial.

En Topografía de un desnudo, encontramos la síntesis de nuestros países latinoamericanos, donde tristemente la impunidad y el abuso por parte de los gobernantes de turno se imponen sin que nadie pueda hacer nada por evitarlo. Asesinatos, expropiaciones de tierras, invasiones, medios de comunicación tratando de descubrir la verdad, imprimen a este montaje una alegoría extraordinaria que tiene mucho que decir de la sociedad hoy en día. Este montaje se transforma en un gran espejo que refleja lo terrible de los manejos ilícitos y sus posteriores consecuencias.

Lo trascendente de esta obra, creemos, se resume en la inteligente puesta en escena lograda por Costa Palamides, que continúa defendiendo su puesto como uno de los directores más creativos de la escena caraqueña, una propuesta apegada al código brechtiano, en donde los personajes juegan a las transiciones temporales de una forma magistral.

Los intérpretes, consiguiendo su madurez escénica, cada vez más, demuestran que lo más importante para el desarrollo de una agrupación profesional y seria, es la investigación y el trabajo en conjunto: Delbis Cardona, Nadeschda Makagonov, Ignacio Marchena, Arnaldo Mendoza, Betsabé Correa, Margarita Morales y Luis Vicente González, fueron los encargados de encarnar a estas almas fácilmente reconocibles entre nosotros, con contundencia y veracidad, amén del trabajo físico al que nos tiene acostumbrados Escena de Caracas. Resalta gratamente el desempeño de la bailarina- actriz Betsabé Correa, Margarita Morales y Nadeschda Makagonov, conformando el coro de “brujas” muy al estilo shakesperiano en Macbeth, colocan el tono de humor negro y encantan con su alto nivel histriónico.

Los estetas de este montaje también acertaron y amalgaman un trabajo que evidencia una claridad y empatía con la propuesta de Palamides: el vestuario es de León Padilla, la iluminación de Gerónimo Reyes, y la cuidada producción de Coco Seijas y Delbis Cardona. Todos pusieron su mayor esfuerzo de profesionales del oficio teatral para entregarnos un espectáculo de alta factura de exportación.

Aunque 2009 estuvo signado por los conflictos de espacios teatrales que cambiaron de gerencias y salas que aún no conocemos cuál será su destino, fue un fructífero año para las agrupaciones consolidadas que mostraron sus propuestas. Así también se ganaron nuevos espacios como la sala Teatrex, en la turística localidad El Hatillo, donde la actriz Marialejandra Martín, respaldó el proyecto como directora artística abriendo temporadas de lunes a lunes para mostrar todas las posibilidades del arte escénico: teatro amateur, infantil, re-estrenos, nuevas piezas, musicales, comedia y teatro para adultos. Un respiro para los espacios teatrales y otra ventana para que el sector pueda mostrar sus trabajos.

De las piezas más resaltantes que tuvimos la oportunidad de apreciar en 2009 resaltan: La nueva lectura escénica de la pieza Geranio, original de la dramaturga Xiomara Moreno y dirigida por Javier Vidal en el Espacio Plural del Teatro Trasnocho, una excelente temporada donde pudimos deleitarnos con las sobradas actuaciones de Antonio Delli y Gerardo Soto, acompañados de Nacho Huett y Raúl Hernández.

Enmarcados en celebraciones, tanto el grupo Bagazos, liderado por Gerardo Blanco, como el Grupo Teatral Skena, dirigido por Basilio Álvarez, celebraron sus primeros treinta años de trabajos ininterrumpidos y aporte a la escena nacional. Con sendos montajes, Historias de apartamentos y La pareja dispareja, respectivamente, demostraron una vez más la razón por la cual han obtenido su pase a la historia teatral venezolana. En estos montajes pudimos apreciar los performances destacados de Francis Romero, en una histriónica representación junto a Bagazos y el extraordinario performance de Luigi Sciamanna en la disparatada comedia de Skena.

Otras de las buenas noticias del 2009 fue el nacimiento de dos colectivos teatrales, el primero, propuesto por la primera actriz Diana Volpe y que lleva por nombre: Hebu Teatro, inaugurando su repertorio con la divertida comedia Las reglas de urbanidad en la sociedad moderna, dirigidas por Orlando Arocha, las tres veteranas: Carolina Leandro, Haydde Faverola y la misma Volpe, nos entregaron una desternillante comedia, que hizo reír al espectador que colmó la sala del Espacio Plural del Complejo Trasnocho Cultural. También las nuevas generaciones del teatro dieron un importante paso, esta vez de la mano del actor y director William Cuao, quien los apoyó para llevar adelante el nuevo proyecto teatral llamado: Teatropeyo, quienes además de inaugurar un nuevo grupo, abrieron un espacio en la zona Sur– Oeste de la ciudad, en la urbanización El Paraíso. Se aventuraron y montaron la difícil pieza teatral, Roberto Zucco, con arrojo y desparpajo, estos jóvenes en plena formación se lanzaron a la aventura de comunicar a través del teatro sus inquietudes y lo lograron con un limpio montaje apoyado de la veteranía de Cuao.

En el lado Este de la ciudad, apreciamos los acertados montajes de Séptimo Piso y su cuidada producción Incidente en Vichy, que le valió un Premio Municipal de Teatro 2009 a Alexander Rivera, como el General alemán que causa el terror en esta población, una fina dirección de Dairo Piñeres; además para cerrar la temporada de 2009, este mismo colectivo teatral, se aventuró a la tarea de llevar al escenario la pieza ¿Estás ahí? Del argentino Javier Daulte, protagonizada por Crisol Carabal y Luciano D’alessandro, una divertida tragicomedia, que invitó a reflexionar acerca del amor y la posesión. También en el CELARG, disfrutamos de la propuesta contemporánea de Juan Carlos Souki del clásico El Jardín de los cerezos, protagonizado por Marialejandra Martín y Adolfo Cubas, esta erótica versión, causó dimes y diretes y abrió el compás de discusión acerca de respetar o desvirtuar a los clásicos. Aquí los honores se los llevaron la actriz Adriana Romero, Gabriel Blanco, Giovanni García y Reinaldo Rivas.

En la cama, pieza de comedia ligera, fue presentada en los espacios de la Torre Corp Banca, bajo la dirección de Xiomara Moreno, con un elenco de primeras figuras: Carlota Sosa, Jean Carlos Simancas, Caterina Cardozo y Antonio Delli, demostraron que el tema de la pareja es inagotable, más rigor en el tiempo de ensayo y no menospreciar el género de comedia pudieron dar un mejor resultado en donde no se despreciaran tanto los talentos sobre la escena.

Gilberto Pinto por su parte fue noticia importante durante este 2009 pasado, no solamente por inaugurar con su más reciente pieza La visita de los generales, la nueva gerencia del edificio de UNEARTE, en la Sala de Conciertos, sino porque se convirtió con el estreno de su pieza, en uno de los dramaturgos más polémicos en cuanto al tema político actual. Y no de gratis, sufrió los embates de ser libre en su arte, al ser despojado de su subsidio anual a su agrupación Teatro del Duende, por “perniciosos”, aunque luego fue rectificada la medida para otorgarles un aporte único. Junto a esta apertura de nuevo capítulo en los antiguos espacios del Ateneo de Caracas, el Grupo Rajatabla, cerró la gestión de la institución cultural más antigua del país en la Sala Anna Julia Rojas, con su acertado montaje de la adaptación teatral de la novela de Miguel Otero Silva: Cuando quiero llorar no lloro, dirigida por José Pepe Domínguez.

Cercano al recinto cultural, que acaparó los centimetrajes de prensa, está el Laboratorio Teatral Anna Julia Rojas, con una incansable labor de formación de más de 30 años, y su sala de teatro de cámara llamada El teatrino, exhibió dos producciones que llamaron la atención: La golpista, monólogo escrito y dirigido por Javier Moreno e interpretado por Karla Fermín, se colmó de aplausos por su ingenioso texto y su ironía dramática al presentar un discurso contrario al feminismo esperado. Y fuera de las paredes de la sala se aventuraron a montar Paso entre pulgas, dirigido por Gryselt Parra, donde los jóvenes egresados de la institución demostraron una vez más que hay generación de relevo en las tablas venezolanas para rato.

En síntesis un movido 2009, donde sin lugar a dudas se impone una vez más la comedia sobre el drama, en unas tablas venezolanas donde al parecer es preferible reír que llorar aunque el panorama real de la situación del teatro actual afirme todo lo contrario, en nuestra próxima entrega estaremos revisando los primeros montajes que inauguraron la marquesina 2010 a continuación los trabajos más resaltantes por categorías que sobresalieron en 2009:

Mejor Actor: Luigi Sciamanna (La pareja dispareja) –SKENA

Mejor Actriz: Francis Romero (Historias de apartamentos)- BAGAZOS

Mejor Actor de Reparto: Antonio Delli (Geranio)- JCK PRODUCCIONES

Mejor Actriz de Reparto: Betsabé Correa (Topografía de un desnudo) – ESCENA DE CARACAS

Mejor Dirección: Costa Palamides (Topografía de un desnudo) – ESCENA DE CARACAS

Actriz Revelación: Yuruby Soto (Roberto Succo)- TEATROPEYO

Actor Revelación: Luciano D’ Alessandro (¿Estás ahí?)- SÉPTIMO PISO

Mejor Espectáculo: (Topografía de un desnudo)- ESCENA DE CARACAS.

Mejor Dramaturgia: Gilberto Pinto (La visita de los generales) - TEATRO DEL DUENDE.



Caracas, 4 de Febrero de 2010

Entre pulgas y asesinos en serie

Pese a las precarias condiciones de producción en las que se hace teatro profesional en Venezuela, aunado a la crisis mundial que ha mellado considerablemente las posibilidades de llevar a cabo proyectos escénicos, irónicamente aparecen sendos espectáculos llevados adelante por un cúmulo de jóvenes que creen en el teatro como medio de comunicación entre el artista y el espectador, hablamos del más reciente montaje del Laboratorio Teatral Anna Julia Rojas y el recién nacido grupo Teatropeyo, respectivamente, quienes a través de sus propuestas Paso entre pulgas y Zucco, más allá de los muros, insisten en no dejar desfallecer la escena nacional.



Entre risas y pulgas

Desde 1971, el maestro Horacio Peterson, proveniente de Chile, decidió crear un espacio de formación e investigación actoral al que denominó Laboratorio Teatral Anna Julia Rojas. Desde su fundación y hasta hoy en día, el recinto de educación actoral se ha dedicado a guiar a los jóvenes inquietos por el arte del teatro en sus primeros pasos como profesionales. Es así como una de sus egresadas Gryselt Parra ha decidido invitar a algunos de los integrantes de distintas cohortes de alumnos y alumnas para cristalizar el espectáculo de calle Paso entre pulgas, con la asesoría de escena de Arnaldo Mendoza han creado un sólido y llamativo montaje en el que retoman los clásicos textos de entremeses de importantes autores españoles como Lope de Rueda, Miguel de Cervantes y Alejandro Casona.

Al mejor estilo del comienzo del Siglo de Oro español, Parra toma cuatro pasos teatrales de la época y los adapta para estructurar una puesta en escena a la usanza de los saltimbanquis y actores trashumantes, que iban de pueblo en pueblo y recreaban sus historias en las plazas de los mismos, o entre los cambios de acto de las grandes obras de teatro de la época. Compuesto por: La gitana ladrona; Cornudo y contento; Los habladores y El mancebo que casó con mujer brava, Paso entre pulgas se revela como un creativo juguete teatral en el que seis actores dan muestra del ímpetu de las nuevas generaciones de histriones del país: Lissette Dávila, Alexander Ramos, Jean Helmuth, Homero Chávez, Leonardo García, Christian Ponte y Daniela Corredor. Dan muestras de intérpretes integrales, cantan, bailan, ejecutan instrumentos y actúan, menuda tarea, más cuando de teatro de calle se trata, en el que los estímulos exteriores son demasiados y la concentración del artista debe estar al doble de un espectáculo de sala.

Paso entre pulgas, resulta un acierto creativo, dinámico y muy divertido, aunque este tipo de textos representan una ardua tarea, en tanto el lenguaje no se nos hace tan coloquial y directo, las situaciones que se plantean deben ser resueltas con una teatralidad única y elementos que apoyan la comedia: máscaras, música en vivo, vestuario, y pequeños elementos de utilería. Todo lo anterior lo logra esta propuesta, amén de un trabajo de puesta en escena limpio que es apoyado por una acuciosa producción. Sólo una revisión del trabajo vocal de algunos actores, permitiría su mayor proyección y entendimiento del fraseo del texto, cosa que es muy sencilla de solucionar, apartando esto Paso entre pulgas, se convierte en una extraordinaria opción que estimula cada vez más a los nuevos herederos de la escena nacional.

Vuelve Zucco

Roberto Zucco es una obra de teatro escrita por el francés Bernard-Marie Koltès (1948-1989), inspirada en hechos reales, que relata la historia de un asesino en serie italiano, Roberto Succo, elevada a una dimensión mística y mezclada con la historia de una muchacha a quien él lleva a la perdición.

De la acertada mano del actor y director William Cuao, nos llega esta nueva lectura del clásico contemporáneo del teatro francés, que da lugar además, al nacimiento del nuevo proyecto teatral Teatropeyo, agrupación liderada por los jóvenes: Patricia Pacheco, Javier Figuera y Pablo Andrade. Quienes vienen de formarse bajo la égida del reconocido director Dimas González y otras agrupaciones. Gracias a la comunión de las ganas de hacer teatro más el empeño de concretar un proyecto novedoso, es que surge Teatropeyo, como colectivo y su montaje Zucco, más allá de los muros, funge como su partida de nacimiento, menuda pieza ésta que implica una cuidada interpretación por lo fuerte de su temática y la violencia explícita que brindan sus escenas.

Un asesino en serie, trata de burlar a la justicia para saciar su sed de muerte, los temas de la violencia, la violación, el ultraje, la injusticia, saltan a la vista en este drama- trágico que William Cuao ha sabido con inteligencia llevar a buen puerto. Representado en un nuevo espacio ganado para las artes escénicas (Motivarte-ubicado en la urbanización El Paraíso) El director nos impacta, nos intimida y nos acerca como voyeurs, del drama de estos personajes asediados por el poder y amenazados constantemente por la muerte. Una sociedad podrida, sumergida en la más insólita corrupción donde los valores humanos caen al suelo y no hay límites para la maldad. Un retrato cruel de una viciada humanidad. Nunca antes mejor escogido un texto para hablar de lo que lamentablemente nos ocurre hoy en día en Caracas, considerada una de las ciudades más violentas del mundo.

Yuruby Soto, José Joaquín Araujo, Pablo Andrade, Javier Figuera, Darwin Barroeta, Catherine Tadger, Geraldim Ascanio y Rafael Carrillo, dan vida a los retorcidos personajes que Koltes inmortalizó en su drama, todos actores en interesantes procesos de experimentación y en su carrera a la profesionalización, actores en formación que realizan su mayor esfuerzo para soportar sobre sus espaldas, los complejos personajes que dan vida a Roberto Zucco. Complicada tarea, enfrentar caracteres de tan alta envergadura dramática y de tan intensa trayectoria cuando aún no superan la veintena. Pero no están solos y eso es un gran acierto de Cuao como director, amén de estructurarles una limpia y cuidada puesta en escena, dinámica, sorpresiva, creativa, y con el rigor necesario para producir un espectáculo de esta índole, les ofrece la posibilidad que den el todo por el todo, y es así como se comienza en las tablas.

Resalta de sobremanera el trabajo actoral de Yuruby Soto en el complejo papel de la Chiquilla , descollando verdad, talento y estamos seguros que dará mucho de qué hablar si continúa en el camino de la actuación. Al igual que el desempeño de Pablo Andrade como Zucco, aunque necesitemos un poco más de profundidad en la mente distorsionada de este asesino. El conjunto en general luce coherente, no obstante, algunos papeles sobrepasan el casting y a ratos se vuelven poco creíbles, pero los intérpretes, logran amalgamar una cuidada propuesta escénica que habla muy bien de los jóvenes que seguirán los derroteros del arte teatral en Caracas. ¡Bravo por ellos!



Caracas, 29 de Noviembre de 2009

Aunque no estés siempre estarás…




No hay forma de resistirse al amor, no hay manera de detener la pérdida. Hasta ahora el ser humano no ha podido paralizar aquello que llamamos “destino”, desde la tragedia griega hasta nuestros días, continuamos tratándonos de explicar los designios de ese “algo” que determina la existencia de nuestra vida en esta tierra.

Un hombre y una mujer, la decisión de vivir juntos y construir un hogar, en donde todo “aparentemente” funcione bien, aunque existan agentes sobre naturales que se los impidan, Ana y Fran han descubierto que puede ser una posibilidad viable decidir vivir juntos, lo que no tienen previsto es que el espacio en el que resuelven instalarse ya está ocupado por algún “ente” (que ellos llamarán Claudio) que trata por todos los medios de hacer respetar su lugar dentro de ese sitio. Asimismo no pensaban que el “destino” haría una de las suyas.

Lo anterior responde a la anécdota que nos cuenta la pieza teatral original del dramaturgo Javier Daulte, ¿Estás ahí? Tragicomedia en dos actos estrenada en 2004 y representada por primera vez en Venezuela, bajo la dirección del mismo autor, en el marco del Festival Internacional de Teatro de Caracas 2006 y que hoy podemos disfrutar, gracias a la lectura escénica del Grupo Teatral Séptimo Piso, en las Sala de Teatro 1 del Centro de Estudios Latinoamericanos Rómulo Gallegos (CELARG), bajo la dirección de Dairo Piñeres y la protagonización de Crisol Carabal y Luciano D’ Alessandro.

Javier Daulte, uno de los más importantes dramaturgos contemporáneos de nacionalidad argentina, hila fino en su entrega textual y nos proporciona una profunda reflexión en tono aparente de comedia acerca de las relaciones de pareja y la dependencia. Con su pieza, ¿Estás ahí?, asistimos a la construcción de un texto dramático, lúdico, divertido, mordaz, inteligente y de sobremanera sorprendente para el espectador, en donde a medida que avanza la acción escénica, el público va construyendo el imaginario escénico de manera tal que al final puede encontrarse frente a una exquisita comedia dramática o a una tragicomedia que apuesta por la importancia de trascender los límites del melodrama cuando nos enfrentamos a un destino fatal, la gran moraleja de todo se resume en la frase: “la vida debe continuar”.

La lectura escénica de Piñeres, no dista mucho de la pieza original estrenada por su autor, que en la última edición del Festival de Caracas, logró causar furor entre los espectadores y se transformó en la sorpresa latinoamericana de ese 2006. El director la ubica en un espacio similar (la sala de un apartamento venido a menos en plena mudanza) y los trucos o efectos especiales que requiere la puesta en escena para representar la presencia del personaje “fantasma”, no varían. Aquí lo verdaderamente interesante de evaluar es el desempeño de los dos histriones que llevan sobre sus hombros la responsabilidad de dar cuerpo y alma a los tres personajes de Daulte.

Crisol Carabal, da muestra de su madurez como actriz, entregándonos un doble papel: Ana (compañera de Fran) y Renata (Aspirante a asistente de show de Fran), respectivamente, gracias a su delicada figura y su ductilidad como actriz, permite diferenciar claramente los dos caracteres y entrega un performance comprometido y limpio que la revela como una comediante de altura, que no se deja contaminar por su trabajo en televisión. Una responsabilidad compleja es la que debe asumir la actriz que lleva adelante estos roles, en tanto debe en principio, comprender muy bien los dos papeles y en segundo lugar lidiar con los efectos especiales necesarios para interactuar con el personaje fantasma que Daulte introduce en la pieza, y que requieren de una concentración y disposición actoral particular que Carabal resuelve exitosamente demostrando su crecimiento como intérprete.

Una grata sorpresa fue encontrarnos sobre las tablas con el actor Lucianno D’ Alessandro, a quien hasta el momento no habíamos visto sino en la pantalla chica, donde es muy difícil dar rienda suelta al histrionismo de una actor. En este montaje D’allessandro demuestra un indiscutible talento que engancha inmediatamente al espectador, en un papel no sencillo por su extensión textual, ya que prácticamente lleva sobre sus hombros toda la primera parte de la pieza, con grandes monólogos en donde cualquier actor puede flaquear, sin embargo D’ Alessandro asume el reto de la mejor manera y cumple a cabalidad con lo exigido en el texto, para entregarnos un Fran, creíble, auténtico y divertido que nos hace concluir que puede desarrollar una importante carrera sobre las tablas si así se lo propone, habrá que verlo en otros retos dramáticos sobre el escenario.

En síntesis ¿Estás ahí? Es un espectáculo de altura, que refresca de sobre manera la cartela teatral en Caracas, plagada de CO.LI. COS (Comedias Ligeras Comerciales) Séptimo Piso, de la mano de Piñeres, demuestra la tesis que una vez nos planteábamos al poner en el tapete la eterna diatriba entre teatro comercial y teatro de autor, una vez más afirmamos la fórmula de un cartel de estrellas televisivas acompañados de un sólido texto de un inteligente autor, logra un teatro de alta factura, ojalá los productores teatrales del país se den cuenta de este detalle y comencemos a transformar la marquesina teatral caraqueña con propuestas más pensadas y elaboradas como la que concreta Piñeres junto a su equipo con ¿Estás ahí?...

Caracas, 28 de Octubre de 2009

Los cerezos de Souki







Todo proceso creativo es una decisión individual, en el teatro esa individualidad se transforma necesariamente en colectivo para poder concretar una puesta en escena, pues para ello no solamente necesitamos decidir lo que queremos llevar a las tablas, sino contar con las capacidades de producción y artísticas que supone representar hoy en día en Caracas un espectáculo.

La revisión de los clásicos, es necesaria. Todo artista que se comprometa seriamente con su profesión, debe mirar atrás para comprender cómo esos textos dramáticos catalogados por los estudiosos como clásicos, causaron en su momento importantes sismas y cambios fundamentales en las dinámicas de las escenas mundiales. Antón Chéjov, ignorado en un principio y glorificado después gracias a las interpretaciones de sus piezas en la Rusia de Stanislavski, entra en esta galería al ser el acompañante silente del naciente “naturalismo” sobre el escenario. El teatro se adelantaba a su época e infringía los caducos y cansones códigos actorales de finales del siglo XIX. De una forma profética los dramas “chejovianos” adelantaban lo que posteriormente serían las actuaciones en uno de los inventos más trascendentes de la historia de la humanidad: la televisión.

Hoy en día, detenerse frente a un texto catalogado como clásico no implica hacer teatro de “museo”, teatro antropológico, aquel que gusta montar a la usanza de la época que lo creó sin modificar comas, puntos y con la misma forma de representar del momento, pensar en eso luego de las transgresiones escénicas y las rupturas de las vanguardias, significaría retroceder el avance vertiginoso de la humanidad, más cuando en este instante podemos estar conectados igualmente con Rusia que con China o podemos saber lo que ocurre en vivo en el Cairo. Echar atrás es imposible, no hay manera, por lo tanto escenificar El jardín de los cerezos en la Caracas de 2009, no sólo se transforma en una lectura propicia (más aún con el tema que envuelve la pieza) si no que se traduce en una aventura titánica, lograr acercar a este autor, a veces tan hermético, a un público que ya se rindió en las fauces del teatro comercial en donde noche a noche evade su realidad a mandíbula batiente.

La recién creada agrupación Imaginarios de Venezuela, liderada por el joven director Juan Carlos Souki, asumió el reto y concreta en la Sala de Teatro 1 del Centro de Estudios Latinoamericano Rómulo Gallegos (CELARG) su lectura de El Jardín de los cerezos, producida por Daniela Tugues, con las interpretaciones de: Marialejandra Martín y Adolfo Cubas, acompañados de un elenco conformado por: Reinaldo Rivas, Virginia Lancaster, Gabriel Blanco, Nathalia Paolini, Adriana Romero, Giovanny García, Carmen La Roche y Víctor Romero.

La original historia escrita hacia 1904 y fechada como la última pieza del dramaturgo ruso, cuenta la anécdota de una familia y de su hacienda, en el tránsito de los siglos XIX al XX. La heredera, Liubov Andréievna Ranévskaia (Marialejandra Martín) regresa de París, arruinada, y encara el dilema de vender o no la propiedad para que se torne un centro vacacional, como aconseja el mercader Ermolái Alexeievich Lopajín (Adolfo Cubas) un antiguo criado.

Souki en su versión dramatúrgica y escénica, conserva el hilo principal de la acción dramática de Chejov, sin embargo, apuesta por centrar su atención en las relaciones eróticas que según él unen a los personajes. El Jardín… es una pieza eminentemente política y social, ella, refleja una sociedad decadente donde la burguesía cae estrepitosamente, para dar paso a un nuevo orden social (antesala a la Revolución Rusa de principios de Siglo XX) lo interesante de los personajes “Chejovianos” resulta ser cómo estos personajes “aparentemente” están ajenos a lo que sucede, creen que todo está bien y normal, lo conmovedor es cómo el dramaturgo ruso, lleva esa transformación y erupción externa al interior de sus caracteres.

Lo importante, creemos, no es que haya una lectura erótica y que estos habitantes de la hacienda se deseen de una manera desenfrenada, no, lo resaltante es cómo aún teniendo esos deseos irrefrenables no puedan concretarlos, así como no encuentran una solución a su deleznable situación económica. Allí es donde pensamos cae la versión de Souki. Sentimos que la carga erótica y el desnudo sin cortapisas no significan trasgresión alguna, más en los tiempos vividos, y con esto no queremos indicar que exista un alejamiento y equivocación de interpretación, creemos más bien que el foco de atención en este momento político y social exclusivo venezolano, es otro y no el erotismo.

Ahí donde los personajes se tocan, se besan, hacen el amor frente al espectador, dan rienda suelta a sus pasiones, ahí es donde no hay aroma a Chejov, y no lo puede haber. No se trata de traiciones ni academicismos dogmáticos, en lo absoluto, pero ¿Si Hamlet no dudara, qué sería de él? ¿Qué es válido?, pues es obvio, por lo que acotábamos al principio, es una lectura una visión que añade un punto de honor a tal tarea de revisar a un Chejov. Interesante sería ver cómo esos terratenientes de la Rusia finisecular se desplomaban y daban paso a un nuevo orden social en yuxtaposición a una Venezuela en donde se pregona una supuesta revolución. Cómo una nueva clase política irrumpe en el poder y hace desmoronarse todo el sistema hasta el momento mantenido.

Esta lectura de El jardín de los cerezos añade sin embargo códigos escénicos importantes a resaltar: un cuidado estético en cuanto a la iluminación crea atmósferas encantadoras para el espectador, la dinámica de dirección en la puesta en escena, activa el ritmo y genera interés en el público contemporáneo. Insistiríamos un mayor rigor en la línea estética del montaje en cuanto a vestuario y elementos escénicos, lo que nos hace dudar de dónde nos encontramos, ¿La obra ocurre en Rusia? ¿Ocurre en Caracas? ¿De qué época estamos hablando? Al parecer el lenguaje de los personajes nos acerca a un “venezolanismo” pero se comenta y exigen rublos y no bolívares, hay realmente un querer acercar el tema a los venezolanos o simplemente cambios y sacrificio de escenas por no hacer el clásico “un ladrillo” como se suele decir de este tipo de textos en el argot teatral.

En cuanto a los intérpretes, se nota un nivel acorde con las exigencias del montaje y una sólida amalgama de histriones, resaltando los trabajos de Adriana Romero, Reinaldo Rivas y Giovanny García. Es de destacar dos particulares momentos escénicos, la escena de la gran fiesta que organiza la familia y que Souki inteligentemente traslada al baño de la casa para que los personajes usen el sitio como especie de confesionario, que expiará sus atormentadas mentes, asimismo, la escena final en donde Marialejandra Martín y Adolfo Cubas sin emitir frase alguna se enfrentan por última vez antes que la protagonista abandone su casa.

Pequeños detalles que permiten conformar un todo y que muchas veces por querer impresionar descuidamos. No solamente la atención se centra en el “espectacularidad” de la escena, en su forma, también los contenidos que yacen detrás de ella son fundamentales, en síntesis, creemos es una buena posibilidad de acercarse a un teatro bien producido y con novedosas lecturas, que estamos seguros acercará al espectador al mismo, sin embargo cabría preguntarse si ese espectador sale de la sala conociendo un drama “chejoviano” o simplemente encantado por las carnosidades que estaban frente a sus ojos… habría que hacer una encuesta.

L.A.R.

Caracas, 21 de Septiembre de 2009

viernes, 9 de abril de 2010

Cuando de relaciones humanas se trata...

En los últimos dos meses la marquesina teatral caraqueña se ha plagado de obras y personajes que por tiempo y espacio no hemos podido comentar. Haciendo un análisis en frío de las propuestas de varios grupos que bajaron ya su temporada o que aún continúan ofreciendo al público caraqueño lo mejor de sus repertorios, notamos que las relaciones humanas están a la orden del día.

El teatro, arte caracterizado por su afinidad social por excelencia, a través de la historia ha reflejado la sociedad que lo produce y ha sido espejo fiel de los procesos por los cuales la humanidad ha transcurrido, es por esto que a continuación realizaremos el análisis crítico de cómo se muestran estos vínculos entre personajes que buscan imitar las acciones de los hombres y entregarnos frente a la platea una radiografía de lo que somos a través de las piezas: Historias de apartamento; Incidente en Vichy; La pareja dispareja y La golpista, presentadas en distintas salas de la ciudad.

Bagazos cumplió 30

Hace ya 30 años, un visionario de la educación, decidió que el teatro era una vía de acceso fácil a las inquietudes artísticas de una comunidad educativa en el Colegio el Ángel de Caracas. Fue así como Gerardo Blanco, logró sembrar la semilla que hoy se ha transformado en Roble y ha traspasado los límites del colegio, para transformarse en uno de los grupos de teatro venezolano de referencia a la hora de relatar la historia contemporánea de nuestro arte escénico.

El pasado mes de junio estuvieron celebrando sus tres décadas en la Sala 1 del Centro de Estudios Latinoamericanos Rómulo Gallegos- CELARG con un collage de piezas enmarcadas en un solo espectáculo llamado: Historias de apartamento y que abarca los textos dramáticos: La llamadita; Atados por; Tiempo rojo y El marido de mi marido, escritos por: Mónica Montañés, Sandra Bruzón, Natalia Valecillos y Marcela Sánchez, respectivamente. Las tres últimas ganadoras del Premio de Dramaturgia “Chela Atencio” que promueve la misma agrupación Bagazos y que es producto del Taller de escritura dramática que dicta Montañés, cada año.

Cómo los seres humanos nos enfrentamos al amor en esta sociedad moderna, podría ser la premisa del espectáculo total, cada pieza plantea las relaciones de amor y odio que pueden ocurrir cuando nos confrontamos los unos con los otros.

En La llamadita, pieza que es presentada por Gerardo Blanco (Director) en fragmentos durante todo el espectáculo, cuenta la historia de un hombre que decide esperar el tiempo que sea necesario al teléfono para realizar un reclamo de una factura de un servicio cualquiera, mientras espera, debe someterse a la voz de la operadora que le repite a cada instante las instrucciones y los tiempos de espera que debe respetar, sin embargo, el hombre de tanto insistir en su llamada, termina enamorado de la dichosa voz. Jocosa propuesta de Montañés que sorprende gratamente con su audacia como dramaturga, toma un hecho quizá cotidiano para muchos y lo teatraliza para entregarnos una exquisita ironía de la vida contemporánea. Sus actores: Geisy Rojas y Luis Andrés Figueroa, nóveles intérpretes con mucho futuro si se proponen a seguir en la profesión.

Sandra Bruzón, nos entrega su ópera prima: Atados por; de los cuatro textos quizá el más poético y el menos sorprendente, en tanto problematiza sobre un tema harto explotado: el hastío de una relación marital de más de 20 años. El reclamo de la esposa por más amor y atención y el desinterés del marido que ha olvidado su rol. Francis Romero y Elio Palencia se encargan de batallar con un texto extremadamente difícil de decir con verdad, en tanto tropieza con frases de tanto vuelo poético que si no se cuida se puede perder hacia el abismo de la cursilería. Más aún con la propuesta de dirección que jugó a la no acción (característica de Blanco a la hora de realizar sus puestas en escena) decisión que obliga a los actores a realizar doble esfuerzo para mantener la atención.

Tiempo rojo hurga en la vida de una adolescente, Zara, interpretada por Erika Santiago, quien ha perdido a su madre y comienza a descubrir el mundo adulto junto a un despreocupado padre, encarnado por Elio Palencia, un texto reflexivo, de tono dramático exacerbado, aparentemente sencillo en su literalidad pero profundo en su subtexto. Sentimos que Tiempo rojo, pudo ser mejor aprovechado por los intérpretes y la dirección, el texto deja entrever visos de imágenes oníricas que se confunden con la realidad, y su interpretación, si no es cuidada desde la puesta en escena, se puede desvirtuar. Es importante que les demos oportunidad a los actores que han desarrollado su carrera en la televisión, como el caso de Erika Santiago, sin embargo, también se hace necesario que se entiendan los códigos teatrales y haya un mayor rigor en manejar la técnica para pararse en un escenario, que es muy distinto a tener una cámara enfrente.

Finalmente, Marcela Sánchez, plantea con El marido de mi marido, una comedia de mucho humor negro, en la que un matrimonio trata de sortear las desviaciones fetichistas del marido quien gusta usar ropa íntima de mujer para lograr tener placer. Elio Palencia y Francis Romero, logran con su veteranía y manejo de la comedia una exquisita representación que logra hechizar al público y además de divertirlo le presentan una realidad oculta, un secreto a voces de muchos “machos” que temen sacar a flote sus verdaderas inclinaciones, la mente humana da para todo.

En síntesis, Historias de apartamento, ofrece al público caraqueño un refrescante e hilarante producto escénico que deja buen sabor de celebración de los primeros 30 años de Bagazos, Gerardo Blanco prefirió acercarse al público con una propuesta sencilla, sin espectacularidad, dejando todo el peso a la interpretación actoral, que como dijimos en algunos casos funciona y en otros no, pero que amalgamando el conjunto se puede disfrutar de un teatro profesional y correctamente resuelto.



Séptimo Piso crece

Dairo Piñeres, líder de esta agrupación, es quizás hoy por hoy el director joven más reclamado de la escena caraqueña, su vinculación al teatro de corte comercial, le ha dado la posibilidad de trascender el anonimato y a través de sus comedias ligeras, ha logrado posicionarse y poder realizar los proyectos de teatro de arte que se proponga con su agrupación Séptimo Piso.

Esta vez nos atrapó con su lectura del texto del clásico contemporáneo del Teatro Norteamericano Arthur Miller, Incidente en Vichy, que narra la historia de la captura y posterior ejecución de varios judíos en la Alemania Nazi.

El espectáculo conduce al enfrentamiento de cómo el ser humano pierde las perspectivas por las ansias de poder y cómo el deseo de dominio total lo hace cometer atrocidades. Una puesta en escena clara, limpia y una cuidada dirección de actores permiten afirmar que con este montaje Séptimo Piso entra en la madurez y consolidación como agrupación profesional que busca un discurso, que propone un lenguaje escénico, creemos es el camino correcto.

Destacan de sobremanera las interpretaciones de: Carlos Díaz, Jesús Miguel Das Merces, Javier De Vita, Alexander Rivera (quien obtuvo el Premio Municipal de Teatro 2009, como Actor de Reparto, por su rol en esta pieza), Neiron Medina y José Manuel Peña. Acompañados por el correcto desempeño de Federico Moleiro, Najun Guillen, José Manuel García, Gleinson Medina, Juan Pablo García, Julio Riobo, Sokrates Papadopoulos, Yorvis De Los Santos y Javier Figuera.

Una excelente producción que invita a la reflexión acerca de la imposición y la intolerancia de las ideas y la necesidad de respetar las diferencias, un texto muy acertado junto a su puesta en escena para estos momentos convulsos de la sociedad venezolana.



Skena También con 30

A finales de los años 70, en Caracas se puso de moda la inclusión del teatro en las escuelas y liceos. Desde el Colegio Champagnat, ubicado en el Este de la ciudad, se instauró un taller de teatro que decantó en lo que hoy conocemos como el grupo profesional de teatro Skena. Liderado por Basilio Álvarez, Skena se ha convertido, en una importante referencia de nuestra escena, su compromiso sobre las tablas los ha llevado a construir un lenguaje propio, característico, siempre vinculado a la realidad social de nuestro país. Por ello es que se han transformado en un colectivo que sabe darle al público lo que el público desea ver con elaboradas y cuidadas producciones.

Para la celebración de su 30 aniversario, han decidido por la lectura escénica del texto estadounidense La pareja dispareja, original de Neil Simon, versionada y dirigida por Armando Álvarez bajo la producción de Basilio.

Armando Cabrera, Luigi Sciamanna, Alexander Solórzano, Juan Carlos Ogando, Alexandra Malavé y Sthephanie Cardone, son los encargados de dar vida a esta comedia sobre las relaciones humanas, tolerancia y la amistad. Dos entrañables amigos se ven e la necesidad de brindarse apoyo a causa del divorcio y deciden vivir juntos cuando son diametralmente opuestos en costumbres y formas de vida, allí sobreviene el conflicto y la comedia, para terminar con la enseñanza de reconocer y aceptar al otro con sus pecados y virtudes.

Este espectáculo, que aun se mantiene en cartelera en el Teatro Trasnocho, resulta una impecable producción donde destaca de sobremanera la interpretación del Primer Actor Luigi Sciamanna, quien da rienda suelta a su vis cómica y encanta al espectador con su inigualable talento. Acompañado de Armando Cabrera y un elenco de menos experimentados intérpretes, que no desentonan, Skena sopla las velas de los 30 con excelente teatro para divertirnos y reflexionar acerca de las diferencias del otro y cómo superarlas. Una mayor atención a la fuerza e interpretación de los papeles femeninos afianzaría la calidad del espectáculo, sin embargo la propuesta de Armando Álvarez en su rol de director, resulta correcta y sencilla apoyándose en el histrionismo de sus actores y en las cómicas situaciones por las cuales transitan los personajes.

Sin duda alguna una demostración clara de teatro de altura que pone en evidencia una vez más, que estos primeros 30 años de Skena, han sido de constante y fervoroso amor por el arte teatral.



Golpe a Golpe…

Irónico título que deja mucho que pensar al no conocer el contenido del más reciente monólogo escrito por el reconocido Javier Moreno, La golpista, atrae la atención por no saber si se trata de una mujer que participa de un golpe de Estado o es una fémina desesperada que para conseguir el amor golpea a diestra y siniestra; en este caso es lo último. Sí, Gladys una mujer clase media, nos relata su historia de vida amorosa con el hombre que le ha “movido el piso” pero que se ha instalado en su casa para no dejarla en paz. Una relación dependiente y sádica donde la típica “violencia doméstica” se voltea y es el hombre quien recibe más palos que una gata ladrona, como reza el dicho popular.

Uno de los alimentos preferidos para la dramaturgia a través de la historia son las relaciones de pareja, novios, esposos, concubinos, amantes, han sido objeto de innumerables cuentos que han cautivado y cautivan al “monstruo de mil cabezas” –el público- risas, llantos, molestias, logran identificar al espectador con lo narrado, y así sucede en el monólogo interpretado por la talentosa actriz Karla Fermín, que aún se mantiene en cartelera, en el Teatrino del Laboratorio Teatral Anna Julia Rojas, esta apología a las relaciones violentas y que cada vez vemos con mayor frecuencia en nuestra sociedad. El macho doblegado por la hembra, o la hembra doblegada por el macho, es la eterna historia.

Moreno, produce un texto hilarante, agresivo y a la vez cuidado en su escritura, no se trata del mismo show comercial, al que nos tiene acostumbrado la marquesina teatral caraqueña, de mujeres insatisfechas y frígidas por culpa de un hombre, no, se trata de una crónica de una mujer que gusta obsesivamente hacerse respetar a través del “tortazo” que le propina a su consorte. Justificada o no Gladys es feliz dominando, haciendo alabanza a los grandes símbolos de femineidad recia del imaginario colectivo venezolano como Doña Bárbara o María Lionza.

La dirección llevada adelante por el mismo Javier Moreno, conduce asertivamente a la actriz a la identificación total con su personaje y en consecuencia a la complicidad con el público que se solidariza o se sorprende de la insólita anécdota que Gladys nos cuenta. Por su parte Karla Fermín da muestras de su crecimiento como intérprete, cómoda, incisiva, veraz y en feliz comunión con su público, disfrutando a plenitud su momento de “dominatrix” al reivindicar al supuesto sexo débil.

De relaciones vive el ser humano, en tanto ser social, es inevitable, la búsqueda de la felicidad es la constante y el teatro no puede estar ajeno a esa búsqueda, estas cuatro propuestas dan fe de lo anterior, pero no solamente de esto, sino de que a pesar de todos los contratiempos el teatro venezolano actual se muestra vigoroso y deseoso de mostrarse para cautivar a propios y extraños.



Caracas, 1 de Septiembre de 2009

martes, 6 de abril de 2010

La última y la Primera: Cuando quiero llorar no lloro y La visita de las generales

La última

Hablar de Rajatabla, es hablar de la historia teatral del país contemporáneo, en 1971 de la mano del director Carlos Giménez, comienzan sus actividades gracias al apoyo de María Teresa Castillo en la antigua casa que albergaba el Ateneo de Caracas, poco a poco se fueron transformando en el grupo de referencia fuera y dentro de nuestras fronteras con sus arriesgadas y espectaculares puestas en escena de ese visionario que se llamó Carlos Giménez. Pero Giménez dejó un legado, formó, transmitió su sapiencia del oficio de las tablas y los frutos de esa siembra los vemos en la actualidad, gracias a Francisco Alfaro, quien se encargó de guiar los destinos de la acéfala agrupación, debido al fallecimiento prematuro de Giménez.

Hoy nos entregan una cuidada versión del clásico literario contemporáneo Cuando quiero llorar no lloro, novela, escrita a finales de los años ’70 que irrumpió en la consciencia colectiva, como una válvula de escape y reflejo de la atribulada sociedad de entonces. Reeditada y traducida a varios idiomas, adaptada para cine, televisión y ahora para teatro. Este texto de MOS, nos muestra una realidad que hasta hoy no ha cambiado mucho: la violencia, separada por clases sociales. Sus tres protagonistas Los Victorinos, “conforman un sólo personaje, convertido en el emblema de una juventud condenada a muerte, en una Venezuela donde los sueños se frustran cada día por la dinámica social. Este drama colectivo, infortunadamente -con cambios de época- sigue ocurriendo”.

Bajo la dirección de José “Pepe” Domínguez, quien además realiza la adaptación teatral, se ofrece un espectáculo dinámico, cuidado, profesional y pleno de bondades escénicas que logra elevar de nuevo a Rajatabla al sitial que había perdido en esta última etapa sin Giménez a la cabeza. La razón es que vuelven a sus raíces, miran de nuevo a su estética particular a ese “espectáculo Gimeniano” que bien les supo heredar su progenitor y aciertan, porque no se trata de una copia de la puestas de Giménez, sino una re-dimensión de sus lecturas escénicas, a través de las cuales, Pepe Domínguez, se concentra en el movimiento del colectivo actoral junto al multifuncional aparato escénico, acompañado de la música en vivo. Y consigue el éxito. Bien se dice que volver los ojos al origen siempre es necesario, no para repetir esquemas, como acotábamos, sino para reinterpretarlos y trascenderlos.

Junto al director, sus actores no lo abandonan y forman una llave eficaz, un colectivo donde pocas individualidades pueden resaltar, cuenta la historia de manera convincente y dramáticamente correcta. El infortunio de los Victorinos cada uno en su “habitad” resulta coherente y va llevando al espectador a engancharse inmediatamente con la historia.

Destacan: Gabriel Agüero, Elvis Chaveinte y Abilio Torres como Los Victorinos, este último, sorprende como una revelación teatral que no habíamos visto sobre las tablas, un fresco y sentido trabajo de interpretación, demuestra el ímpetu de las nuevas generaciones teatrales del país, acompañados de Francisco Alfaro, Pedro Pineda, Gerardo Luongo, Rolando Giménez, Dora Farías, Rufino Dorta, Yurahy Castro, Simona Chirinos, Soraya Orta, Rossana Hernández, Demis Gutiérrez, Adriana Bustamante, Tatiana Mabo, Jean Carlos Rodríguez, Verlú Briceño, Johnny Torres y Mariana Calderón, entre muchos otros, además de la participación especial del Taller Nacional de Teatro, los actores asumen la altura del compromiso que se les presenta, teniendo en cuenta que esta es la cuarta obra de MOS llevada al teatro por Rajatabla. La primera fue Fiebre (1973), luego Casas Muertas (1987) para posteriormente completar una trilogía en 1992 con Oficina Número 1, todas dirigidas por Carlos Giménez.

Detalles por cuidar en la producción estética del montaje serían de provecho, como un diseño de vestuario más elaborado y el entrenamiento más rígido de los actores que se estrenan por primera vez en las tablas y que conforman el conjunto de reparto.

En síntesis, un merecido cierre con broche de oro para la Sala Anna Julia Rojas, bajo la administración del Ateneo de Caracas, suponemos similar a como fue su inauguración.



La Primera

UNEARTE, proyecto que desde 2008 fusiona los antiguos institutos universitarios de música, danza, teatro y artes plásticas en una sola universidad llamada: Universidad Nacional Experimental de las Artes, ocupa ahora el edificio que en otrora servía de casa al Ateneo de Caracas, aún es incierto los destinos de oficinas, salas de conferencias, salas de teatro y cine, salas de exposiciones, librería, entre otros espacios que por 26 años estuvieron promoviendo y ofreciendo una programación ininterrumpida de las distintas manifestaciones del arte en nuestra ciudad.

Hasta el momento lo único que queda claro es que el nuevo recinto universitario no cobrará entrada a los espectáculos que allí se presenten, desconocemos qué mecanismos se aplicarán para que los grupos puedan cubrir los beneficios de ganancias por el trabajo realizado.

Con este panorama, la agrupación de Teatro el Duende, liderada por Gilberto Pinto, abre la nueva etapa del edificio, sin embargo, no porque ellos así lo hayan determinado, sino por haber ya estados programados por la antigua administración y les ha tocado, casualmente, protagonizar este forzado génesis. Pero como creemos que nada es casual, Gilberto Pinto estrena su premiado y polémico texto más reciente llamado La visita de los generales, en el que nos cuenta la historia de un país en el que se ha secuestrado la consciencia y el que la persecución y las libertades se encuentran conculcadas, cualquier parecido con la realidad es pura coincidencia.

Un físico nuclear llamado Arthur Zenning (Carlos Márquez) debe abandonar su trabajo colaborando en la construcción de armas de destrucción masiva, debido a su creciente deterioro de salud. Sin embargo, los personeros militares del régimen de su país lo intentan obligar a continuar con su oficio torturándolo y vejándolo sin importar su estado. Pero Zenning no sucumbe y hace que la inteligencia y los valores individuales prevalezcan ante la barbarie y la ignorancia, como siempre ocurre.

La importancia de este texto y este montaje, estriba precisamente en el momento histórico, político y cultural en el que le toca aparecer. En él, Gilberto Pinto volcó su agudo pensamiento de hombre de teatro, de artista, de pensador, de político, de hombre que le duele su país y observa cómo sus instituciones se van desvaneciendo por caprichos ideológicos que no tienen asidero. Así lo demuestra a través de su anécdota, donde hila fino y con una extraordinaria lucidez y riqueza de lenguaje produce un drama insertado en una anécdota aparentemente foránea y que no nos toca como sociedad, pero que análogamente apunta a nuestras consciencias. Quien tenga ojos que vea, reza el dicho popular. Con La visita de los generales, Pinto se convierte en uno de los dramaturgos venezolanos con más lucidez política actual y que esperábamos, añorábamos con ansia desde hace ya una década. Quizá era necesario haber superado el tiempo transcurrido para poder decantar en una pieza teatral de este calibre una realidad tan contundente como la que se ve reflejada en la pieza de Pinto.

Su elenco, encabezado por el Primer Actor Carlos Márquez y la Primera Actriz Francis Rueda que impactan por su precisión y conocimiento de nuestro arte. Más que actuaciones sobre el escenario observamos intérpretes que dictan cátedra a través de su talento: Germán Mendieta, Vito Lonardo, Daniel Jiménez, Alexis Farías, completan un cuadro de lujo, que pocas veces hemos podido disfrutar en un montaje teatral. Y no podía ser menos, pues una pieza de este calibre merece actores que respalden el mismo.

Estamos seguros que La visita de los generales, marcará un hito en la historia dramática de nuestro país, marcará un antes y después, como lo hicieron en otrora: Lo que dejó la tempestad de Rengifo; El día que me quieras de Cabrujas o La revolución de Isaac Chocrón. No sólo por estrenarse en las condiciones que ya describimos, sino, porque como documento dramatúrgico, abre el camino si pudiéramos llamarlo con algún nombre: “ La Dramaturgia de la Reivindicación ”, en donde el autor a partir de un acontecimiento político determinado, impulsa su pensamiento y sentir acerca de la situación actual de una sociedad determinada y fija su posición, elevando su grito de protesta, de la manera más inteligente que podemos hacerlo los artistas: a través de nuestras creaciones.

L. A. R. *

Caracas, 7 de Julio de 2009