jueves, 29 de agosto de 2013

¡Qué piquete tan bueno!

Los íconos arquitectónicos de nuestra ciudad son pocos; los que han sobrevivido a la desidia del olvido o a la terrible ignorancia de una sociedad que apuesta a la desmemoria se encuentran en el abandono, o han sido destinados a otros fines muy lejanos para lo que fueron erigidos. Tal es el caso de la imponente Concha Acústica de Bello Monte, en otrora espacio pleno de música e impactantes espectáculos que divirtieron a propios y extraños. Pero gracias a la iniciativa de un piquete de artistas liderados por el maestro Orlando Arocha, la primera actriz Diana Volpe y el actor, dramaturgo y director Ricardo Nortier, se ha rescatado este punto cultural junto a la Alcaldía del Municipio Baruta, para entregarle a la ciudad una pequeña sala de teatro de cámara llamada La Caja de fósforos que ha quedado insuficiente para el enorme incendio creativo que han organizado y que se convierte en una tribuna necesaria para las artes escénicas venezolanas.

Desde hace ya dos semanas hemos sido testigos, en ese recinto, de un movimiento de artistas emergentes de todas las edades que se han dado cita en una suerte de explosión escénica: 9 directores, 9 dramaturgos y nada más que 50 actores, se han mostrado en espectáculos “en construcción” que permiten ver el músculo de las nuevas generaciones de intérpretes, escritores, productores y directores teatrales, para concluir que nuestro teatro está más vivo que nunca.

Lo impresionante de este ciclo, no sólo son las novedosas propuestas de textos y puestas  en escena, si no lo importante de la convocatoria de un público ávido de este tipo de muestras (todas las funciones agotadas) además del rescate de un ambiente bohemio, seguro y de intercambio artístico que hace mucho tiempo no se veía en nuestra ciudad.

¿Quiénes son?
Las artífices intelectuales de dicho Piquete son dos actrices egresadas de los talleres de Volpe y Arocha: Carla Mariña y María Gabriela Díaz, inquietas jóvenes artistas  que escogieron a sus mentores como curadores de la muestra que incluyen los siguientes títulos:

Necro-lógica de Nathalia Paolini, dirigida por Elvis Chaveinte: donde observamos la sutileza de una dramaturga novel que con fino humor negro propone una crítica al sistema imperante y cómo una mujer decide escapar por la vía más fácil: la muerte.

Alrededor de la mesa de Nayaurí Jiménez, dirigida por Gabriel Agüero: se tradujo en una comedia doméstica donde distintas situaciones cotidianas convergen en un edificio en el que la rutina se convierte en hastío y las ilusiones se pierden, en ella destacaron las interpretaciones de Citlally Godoy y Matilda Corral, junto a la correcta dirección de Agüero.

Cambiemos de vida de Adolfo Oliveira, bajo la dirección de Carlos Armas, nos enfrentó a la fuerte realidad del cambio de roles y sus consecuencias. En la lista siguen: No molestar 4 microrelatos de Jorge Cogollo, dirigida por Abilio Torres, donde se muestra el avance de este joven dramaturgo que ya ha dado de qué hablar en la escena caraqueña, quizá uno de nuestros jóvenes escritores más productivo.

Hay que matarlos a todos, se reveló como una gran sorpresa por ser la ópera prima dramatúrgica y de dirección de la primera actriz Haydee Faverola que demuestra con este trabajo ser una gran artista integral. Por su parte Tenebros de José Miguel Vivas, tomó todo el espacio de la Concha Acústica y en cada rincón de su estructura interna se pudo recorrer la historia adaptada de El corazón de las tinieblas de Joseph Conrad, dirigido por Jericó Montilla. Tenebros resultó un texto poco teatral por su apego a la narrativa en donde se puso a prueba la creatividad de una directora ante un texto difícil de digerir (por sus conexiones) más si no se tiene la referencia de la novela.   

Finalizan el ciclo Niños lindos de Fernando Azpurua, dirigida por Rossanna Hernández una de las piezas que se notó menos en “proceso” y resultó una grata sorpresa por el desenvolvimiento actoral de sus protagonistas: José Manuel Suárez, Héctor Zerpa y Slavko Sorman, quienes mostraron su talento en una compleja relación sentimental homoerótica, destaca también en este trabajo la dirección de arte que logró el diseñador Rodolfo Agrella, quien supo combinar los elementos estéticos de forma sencilla pero contundente, junto a una tímida puestista pero bien resuelta dirección de actores.  

Gennys Pérez, una de nuestras más polémicas y premiadas dramaturgas quiso probar en este ciclo su texto en construcción acerca del abominable hecho ocurrido en nuestro país sobre el asesinato del fiscal Danilo Anderson. El fiscal, dirigido por Oswaldo Maccio, sin alarde de puesta en escena, sino dirección de actores bien conducidos en lectura, supo atrapar y conmover al público que se conectó con la injusticia, la impunidad y la corrupción que envuelve a nuestro país en un lenguaje muy local que Pérez logró concretar para universalizar su historia.

Finalmente Laik a Virgyn, original de Karin Valecillos y dirigida por Luis Alfredo Ramírez, logró mover las fibras más hondas del sentimiento del espectador al tocar el tema del exilio derrotado, cuando una joven decide abrirse paso en Nueva York para cumplir sus sueños de llegar a ser como Madonna y debe volver derrotada por las circunstancias a un pobre pueblo del interior del país donde encontrará la mejor forma de cumplir algún sueño. Plena de sensibles matices del melodrama televisivo, con un encantador humor venezolano y en donde el elenco demuestra su descollante talento, este texto se perfila como una radiografía de nuestra idiosincrasia actual frente al fracaso del sueño americano. Destacan las poderosas actuaciones de Javier Figuera como el Portu llorón, Jenifer Urriola como la inseparable y dicharachera mejor amiga de la protagonista y la primera actriz Nattalie Cortez como la madre, en un regio papel que moviliza hasta las lágrimas al más insensible.

Falta por ver el cierre con broche de oro y el turno es para la pieza La habitación de atrás, del ya experimentado dramaturgo Ricardo Nortier, dirigida por Carolina Torres, y protagonizada por José Luis León y Luis Vicente González. Con este trabuco de artistas estamos seguros que estaremos frente a una interesante propuesta.

En síntesis El piquete deja un extraordinario y anecdótico sabor a festival de calidad, a confrontación a intercambio de ideas y propuestas, pero por sobre todas las cosas a versatilidad del ejercicio del artista integral, durante estas dos semanas se ha visto como actores se prueban como directores, directores se muestran como actores, escritores se arriesgan a dirigir o actuar y los roles se van fundiendo en una mezcla fenomenal de creatividad y buen gusto, pero por sobre todas las cosas de buen teatro.

Abogamos porque este ciclo se convierta en una cita anual donde la creatividad escénica del artista teatral de rienda suelta a sus ideas y por convertirlo no sólo en muestra y tertulia, sino en intercambio formal donde existan foros con el público, críticos y otros artistas para indagar, pensar, y revisar los procesos teatrales, para descubrir cuáles son las estéticas y lenguajes que mueven a los recién estrenados talentos y a los más experimentados que se arriesgan a cambiar de disciplina sobre las tablas; en fin no olvidemos esta primera experiencia y ojala podamos de nuevo afirmar el año que viene: ¡Qué piquete tan bueno!

@rosasla /@avencrit

Caracas, 29/08/2013

jueves, 15 de agosto de 2013

Una nueva generación de directores

El teatro venezolano abre un nuevo capítulo en su historia, pese a las condiciones económicas que sufrimos y padecemos desde hace ya más de 20 años y la desaparición de importantes instituciones teatrales que marcaron pauta en los años noventa, amén del cierre de importantes talleres y escuelas teatrales, los jóvenes no desmayan, por su naturaleza e ímpetu no se dejan amainar por circunstancias adversas y el deseo de crear sobre las tablas no desmaya.
Una nueva camada de directores de escena salta al ruedo con arriesgados trabajos que han sido impulsados desde las dos principales fuentes de formación teatral en Caracas: la Escuela de Artes de la Universidad Central y la Universidad Nacional Experimental de las Artes (UNEARTE) aunados a la formación de agrupaciones independientes como Rajatabla, Contrajuego, Hebú Teatro, Tumbarrancho Teatro, el Centro de Directores para el Nuevo Teatro y el Grupo Actoral 80, entre otros o de instituciones privadas como el Ateneo de Caracas, que aún continúa ofreciendo posibilidades de formación en artes escénicas con los mejores profesionales del país.
12 cosas imposibles antes del desayuno
Liderado por Jericó Montilla, egresada de las filas de la UCV, Teartes se ha convertido en una agrupación experimental que ha dado de qué hablar en el ámbito escénico nacional con sus arriesgados montajes donde la premisa está en el manejo corporal y el texto llevado a escena. El pasado fin de semana tuvimos la oportunidad de disfrutar del re-estreno del espectáculo 12 cosas imposibles antes del desayuno, estrenado en 2011 y que cumplió una pequeña temporada en el Centro TET.
Una suerte de lectura teatral realizada por esta creativa directora acerca de los clásicos infantiles Alicia en el país de las maravillas y Alicia a través del Espejo de Lewis Carrol, junto a Gabriel Agüero, Héctor Castro, Abel García, Marcela Lunar, Ángela Meléndez, Orlando Paredes, Sain-ma Rada, Luis Alfredo Ramírez y Angélica Robles, sus actores, quienes nos hechizan y trasladan al mundo fantástico de esa niña que busca constantemente saber su identidad, encontrarse a sí misma, enfrentándose a personajes “disociados” que la hacen vivir aventuras inexplicables.
Lo más impactante de este montaje es cómo el conjunto artístico logra desde el espacio vacío y sólo con elementos de utilería, vestuario, voz y cuerpo, amén de una extraordinaria puesta en escena llena de atmósferas y desbordada creatividad, un redondo espectáculo digno de exportación para demostrar a nivel internacional el nivel del teatro joven venezolano.
Mención especial merecen la escenas en las que Alicia se topa con el Gato, una alarde de sutileza en el manejo de elementos e iluminación y la capacidad de síntesis creativa que logra Jericó Montilla al resolver la escena en el jardín de flores; sólo una gran directora consciente de lo que quiere y con dedicación a la investigación escénica puede lograrlo.

De actores a directores
Hay afirmaciones que aseguran, entre los más experimentados en las tablas que un gran director puede ser aquel que ha pasado por la experiencia de la actuación, apoyamos la máxima y lo comprobamos en dos casos patentes en nuestro joven teatro venezolano: Gabriel Agüero y Luis Vicente González, el primero emerge de las aulas de la UCV y el segundo de la UNEARTE, los dos comprometidos y talentosos actores formados en Rajatabla y Séptimo Piso, respectivamente, pero que han decidido armar casa aparte para sorprender con nuevos lenguajes escénicos y demostrar que ahora es que queda futuro en las tablas nacionales.
Saverio el cruel
Es impresionante el movimiento joven que respaldado por los veteranos Orlando Arocha, la actriz Diana Volpe y el actor-director y dramaturgo Ricardo Nortier se ha creado desde una minúscula sala recién inaugurada en los recovecos internos de la Concha Acústica de Bello Monte: La caja de fósforo es su nombre y alude a lo estrecho del espacio (sólo es para 55 espectadores) pero a la intensidad del incendio que puede bullir entre esas cuatro paredes.
En su segunda temporada de estreno, esta caja de fósforos recibió a la ópera prima del sagaz Gabriel Agüero, incansable creador y demostrado intérprete, quien se arriesga a montar uno de los textos más emblemáticos del Teatro Argentino del siglo XX, hablamos de Saverio el cruel de Roberto Arlt. Texto que marca el estilo dramatúrgico y escénico del país del Sur dando un giro de 180° a la dramaturgia Río Platense para más nunca abandonar lo que se ha llamado el “Neogrotesco Argentino”.
Un hermoso drama en el que un hombre es engañado por la clase pudiente para burlarse de él haciéndole creer que puede tener el poder en sus manos, hasta conseguir envilecerlo y llevarlo a la muerte. Un aleccionador relato en el que la crítica a un sistema político-militar corrompido por las esferas que manejan el dinero hace estragos en una sociedad (cualquier parecido con la realidad es puro teatro).
Lo que impacta de la propuesta escénica de Agüero es cómo logra sintetizar el manejo de la puesta en escena apoyándose en un cuidado y genial aparato escenográfico y en la dirección correcta de sus actores, encabezados por el portento interpretativo de Elvis Chaveinte, otro que dará mucho de qué hablar en lo que a histrionismo se refiere y su compañera Rossanna Hernández derrochando encanto y buen decir sobre la escena, acompañados de una talentosa camada de nuevos talentos que han encontrado un espacio seguro de creación donde realizar sus sueños ellos son: Abilio Torres, Abel García, Sahara Álvarez, Dayana Carmona, Idanis Infante y Alexandra Vivas.
No cabe duda que guiados por los dioses del Olimpo este Deus Ex Machina como se denomina esta naciente agrupación, marcará pauta en las filas del nuevo teatro nacional.
Cuando los jóvenes hablan de la calle
Por su parte, Luis Vicente González, actor, dramaturgo y docente universitario, sorprende de igual manera con una crónica teatral de su autoría basada en la violencia que azota a la sociedad venezolana de la mano de la conmovedora historia de Alias el papi, una contundente propuesta para hablar de la podredumbre de un país que se ahoga en la maternidad adolescente, el tráfico de drogas, la delincuencia y el amor. Sólo dos personajes: Anita y el Papi una pareja de adolescentes del cinturón marginal de la ciudad que se enamoran en el liceo y con un embarazo a cuestas deben sobrevivir llegando a involucrarse en los más oscuros manejos del delito intentando cumplir sus sueños de vida.
El hallazgo, de este espectáculo, en principio, es cómo se logra llevar un tema tan duro e incluso posiblemente rechazado por el espectador común en tanto toca muy de cerca su realidad, de una forma poética y teatralmente eficaz; en segundo lugar el logro de la dirección creemos está en armar una dramaturgia escénica que pasea al espectador desde el más hermoso momento de amor entre los personajes y lo lanza (como en las montañas rusas) a las más oscuras fauces de la descomposición social.
La acertada puesta en escena juega a la acción de concretar todos los espacios de la historia dentro de un salón de clases, que es el punto de partida de estos trágicos personajes, pero sorprende la capacidad de concretar un lenguaje plástico en la escena apoyándose de la síntesis de la imagen en dibujos creados por los propios actores en una pared-pizarra, que aluden de forma genial a momentos de la dramática del relato.
Amén de llegar directamente al público adolescente que puede encontrar en este montaje una eficaz forma de desviar el mal camino por el cual pueden transitar, Alias el papi se transforma en un documento vivo de una sociedad viciada y sin esperanza posible a menos que se cuenten con propuestas como éstas que con creatividad narran una anécdota que pega duro en el sentimiento del espectador.
No se puede pasar por alto el desempeño de los jóvenes actores Kevin Jorges y Josmary González quienes con su talento y registros interpretativos logran una extraordinaria caracterización y contundentes matices dramáticos que hacen levantar al público de sus butacas.
En síntesis tres nombres de nuevos directores que comienzan a proponer sobre la escena venezolana sus distintas visiones creativas de una realidad circundante, tres creadores que impactan por su riesgo en este país donde pesimistamente nadie apuesta a la novedad, pero lo cierto es que el arte como medio expresivo ha conseguido en este trío de teatreros un resquicio donde confirmar que la mejor forma de decir lo que se quiere gritar es el teatro. ¡Ahora es que hay futuro en nuestras tablas!   
L.A.R / @rosasla

Caracas, 15/08/2013