viernes, 27 de julio de 2012

“Un cigarrillo la lluvia y tú”…



Se estrenó esta semana en la Sala de Teatro 2 del Centro de Estudios Latinoamericanos Rómulo Gallegos (CELARG) la obra teatral escrita en 1993 por el dramaturgo catalán Sergi Belbel, ya conocido por sus diversas piezas escenificadas en Caracas (Morir, Caricias). Bajo la dirección de Ricardo Nortier, la producción del Circuito Arte Cénica y con un elenco de lujo encabezado por: Beatriz Valdés, Eulalia Siso, Haydee Faverola, Rossana Hernández, Jesús Cova, Malena González, Agustín Segnini y el propio Nortier nos llega Después de la lluvia una comedia existencialista que asoma las necesidades más básicas del ser contemporáneo.

La azotea de un edificio empresarial, donde co-habitan los personajes del drama: jefes, secretarias, mensajeros, asistentes, van mostrando sus debilidades, carencias, frustraciones y sueños unidos por el hilo conductor del vicio del tabaco. Los personajes se encuentran en esta azotea a fumar y es con en esa simple acción cómo se van revelando las difíciles relaciones humanas, que ebullen aún más en un sitio de trabajo.

En este texto, Sergi Belbel, echa mano de nuevo a su particular humor negro, aunado a la crisis existencial del ser humano inmerso en la vorágine de la modernidad: ninfómanas, viciosos, frustrados, enamorados, pobres tipos, amargadas, estériles. Son el abanico de caracteres que se enfrentan en ese pequeño espacio físico, que en esta oportunidad se mostró muy bien resuelto por el actor, director y dramaturgo Ricardo Nortier.

Quizá esta sea la dificultad  principal de la puesta en escena de Después de la lluvia, en tanto el espacio para la planta de movimientos se reduce al mínimo y puede caer en el lugar común o el aburrimiento escénico, cosa que no sucede en esta nueva lectura de Después de la lluvia. Su director inteligentemente, se centra en el movimiento actoral y hace énfasis en el ritmo avasallante de la comedia, que es manejada diestramente por todos los histriones, amén de las acertadas caracterizaciones de cada uno de los intérpretes.

Al contar con un staff de esta categoría sobre el escenario, no queda más que sentarse a disfrutar de la veteranía de los histriones: Beatriz Valdés luce desenfadada y  resuelta ofreciendo un papel encantador que desata la hilaridad por su composición, la secundan de forma eficaz Eulalia Siso dando muestra de su veteranía al lado de la contundencia de Haydee Faverola, a la que no le cabe otro calificativo sino de Primera actriz. Los más jóvenes disfrutan el lujo de compartir escena con este trío, Rossana Hernández se muestra cada vez más crecida en escena, Agustín Segnini por su parte demuestra su constante proceso de formación actoral y consolidación como actor joven de nuestro teatro junto a Malena González, que ofrece una solidez de carácter lo suficientemente fuerte como para llevar sobre sus hombros el desenlace del drama. Por su parte Jesús Cova, continúa demostrando que escogió el camino adecuado en su desarrollo profesional, con este papel sube un escalón más en su carrera.

Nortier, en tanto director y a la vez actor, compone un sencillo y conmovedor papel, entendemos las limitaciones de cumplir con los dos roles, cosa nada fácil a la hora de concretar un montaje de esta envergadura pero acompañados de una cuidada producción y el apropiado vestuario de Joaquín Nandez, Después de la lluvia, en este arranque de temporada de verano, puede convertirse sin lugar a dudas en un suceso teatral de comedia profesional bien realizada, donde todos los detalles se conjugan para ofrecer un teatro de comedia de altura. 





Caracas, 21 de julio de 2012

@rosasla

Los refugiados del teatro




No es para nadie un secreto el fracaso estruendoso del actual régimen en cuanto a políticas en el sector vivienda. Las miles de familias damnificadas acumuladas en refugios es una realidad que no se puede tapar con un dedo. La ciudad de Caracas enfrenta en estos momentos la crisis habitacional más grave de su historia y el gobierno no se da abasto para resolver un problema que se viene arrastrando de períodos anteriores pero en estos 14 años se ha agudizado y sólo colocan paños calientes construyendo de forma no planificada en cualquier espacio libre que encuentran, luego de expropiar a comerciantes, propietarios y todo aquel que consideren está inutilizando un espacio físico donde pueda levantarse “una vivienda digna”.



Los lectores se preguntarán ¿qué tiene que ver la crisis habitacional con esta columna teatral? Recordemos que a finales de 2011 se agudizó la misma a causa de las lluvias y cientos de miles de familias quedaron sin techo donde refugiarse pues sus terrenos cedieron o el agua se llevó sus casas, por lo que la Presidencia de la República ordenó habilitar todos los entes públicos donde pudieran habitar familias. Así ministerios, institutos, hoteles, centros culturales y hasta teatros se convirtieron en refugios para estos desplazados.



El Centro de Estudios Latinoamericanos Rómulo Gallegos (CELARG) fue creado en 1974, en el sitio donde se erigía la quinta Sonia donde vivió uno de nuestros expresidentes y escritores más importantes, Rómulo Gallegos, con el propósito de honrar la memoria de nuestro insigne hombre de letras, además de difundir, apoyar, discutir y plantear nuevos caminos de la literatura venezolana, latinoamericana y caribeña. Loable labor que se desarrolló incansablemente y produjo eventos históricos que engrandecían el intercambio y el nivel de los escritores y artistas de todo el mundo, amén de ser el recinto donde se entrega el Premio Rómulo Gallegos, mayor galardón literario de nuestro país. Con el devenir del tiempo y para su subsistencia, el CELARG comenzó a albergar otras manifestaciones artísticas, entre ellas: el cine, el teatro, la música, las artes plásticas etc. Y se convirtió en un centro cultural, privilegiadamente ubicado, donde artistas de todas las tendencias confrontaban su trabajo.  

Al entrar en vigencia el nuevo orden político y social que rige el actual gobierno el CELARG se ha convertido en un ministerio más. La burocracia reina por todos lados y la inoperancia y dejadez hacen de las suyas en una institución que abandonó el pensamiento y el alma artística para convertirse en un instrumento de los caprichos políticos de un partido. En su estructura (Edificio de 6 pisos de oficinas administrativas; salas de teatro, biblioteca, café, Sala de exposiciones y museos) Su director, Roberto Hernández Montoya, decidió instalar a un número de damnificados, para convertirlos en “dignificados” los pisos 4 y 5 del edificio administrativo están abarrotados de familias, por supuesto sin las condiciones para que éstas estén, imaginará el lector qué puede ser aquello.



Pero esto de pronto podría suponer un acto de solidaridad ante la emergencia (emergencia que tiene más de 9 meses) sin embargo se ha convertido en un peligro y amenaza perenne para los asistentes al antiguo centro cultural. Agrupaciones teatrales y público en general están a la buena de Dios, sometidos al riesgo de una balacera o reyerta en los sótanos de la edificación, víctimas de constantes robos dentro de camerinos y salas y hasta actos lascivos contra toda moral tras bastidores de los teatros. ¿De qué se trata todo esto? ¿Por qué debemos soportar la desidia y la ineptitud de un gobierno inoperante e incapaz? ¿Por qué los artistas y el público que busca un espacio de esparcimiento y cultura debe “calarse” esta situación y hasta poner su vida en riesgo?



Por otro lado y emulando la situación del CELARG, se encuentra el Teatro Alberto de Paz y Mateos, ubicado en la Avenida Prolongación Los Manolos de las Palmas, arrebatado al Grupo Theja (Patrimonio Cultural de la ciudad de Caracas) y el Ballet Contemporáneo de Caracas, antes sede del célebre Nuevo Grupo que produjo el mejor teatro que los venezolanos hayamos visto en décadas. Ahora sus salones de ensayo (diseñados estratégicamente para ballet y danza están convertidos en rancheríos y comunas, donde habitan los “dignificados” sin ningún orden ni piedad para ellos. Repetimos, lo grave del caso no es la ayuda que pueda prestar una institución en caso de emergencia, se trata de apoyar al prójimo, si no la improvisación y la anarquía de lanzar a estos desposeídos a su suerte en edificaciones culturales diseñadas para esos fines y no para albergar habitantes, donde las condiciones de residencia no son las idóneas; lo más grave fue lo ocurrido el pasado 9 de junio mientras se desarrollaba la función de la obra Teatral Carmela, La Pecadora, suerte de radionovela teatral llevada adelante por el Grupo Encuadre Teatral, dirigido por Katty Rubens y con un elenco de lujo donde figuraban los veteranos artistas: Aura Rivas (Premio Nacional de Teatro 2010), la primera actriz Gladys Prince, Salomón Adames, Norma Monasterios, Jorge Canelón, Francisco Díaz  (Paco) y Edisson Spinetti. Los hechos fueron los siguientes relatados por la directora:

“Hoy sábado 9 de junio, la función de la radionovela para teatro, Carmela la pecadora terminó como "fiesta de cerro", así diría la actriz Norma Monasterios cuando en plena función entraron personas violentas dentro de la sala buscando a alguien para entrarse a golpes con miras a matarse, protagonistas: refugiados de las adyacencias del teatro. La violencia fue tan bochornosa que reventaron la puerta de la sala y la puerta principal de vidrio del teatro. Bochorno, indignación, golpe bajo al teatro venezolano. Permanecimos prácticamente secuestrados por más de media hora por temor a ser agredidos. El elenco y yo, estamos aún en shock por el desagradable momento que se suscitó en plena función y durante al permanencia en el teatro. ¿Las razones de la violencia? Muchas suposiciones ajenas a nosotros. Tanto personal del IAEM [Instituto de las Artes Escénicas y Musicales, responsables de los destinos del teatro oficial del país] su directora y nosotros hicimos llamadas al 171 para que se presentara la guardia, sin embargo, no se obtuvo respuestas inmediatas. ¿Hasta cuándo la miseria humana, la desidia, las frustraciones, los resentimientos y la sed de crear caos?”



Así relata la directora lo acontecido aquella funesta tarde, pero como siempre no pasa nada. Sustos, sobresalto, impedimento para representar las piezas teatrales, molestias, amenazas y peligro incluso de muerte, frente a los ojos de los entes oficiales pero “no existe ninguna autoridad ante quien quejarse” como decía uno de los personajes de la pieza teatral Primero la moral de José Gabriel Núñez.



El silencio y la costumbre a la violencia por unas pocas dádivas son los más temibles enemigos de la cultura, creemos es hora de tomar cartas en el asunto, los productores y artistas están llamados a protestar más allá de una simple publicación en las redes sociales, hay que ser más contundente ¿Qué vamos a esperar que uno de los nuestros o peor un espectador asistente muera dentro de una sala teatral? Hay que decidir no presentarse en estas salas-refugios que ha creado el régimen. El público, menos responsable por su ignorancia de la situación, debe protegerse y no acudir a estas salas. Quizás así despierte la sensatez y la sindéresis sumidas en un sueño profundo desde hace unos cuantos años. ¡Basta de hacernos los locos!

L.A.R

Caracas, 10 de julio de 2012.

@rosasla