viernes, 8 de julio de 2011

Mirtha Pérez Brilla en el Ateneo


Muchas veces pensamos que eso llamado el Show business poco tiene que ver con el teatro y que se aleja mucho de los estándares que podemos llamar “teatro de arte”. Esta creencia, se ha agudizado aún más en los últimos años en vista de que la marquesina teatral caraqueña se ha convertido en una suerte de vitrina variopinta donde se exhiben productos que lejos de comprometerse con la esencia del arte teatral, sólo sirven para batir la mandíbula y sumar “numeritos” a la máquina registradora de cualquier productor.

Por Luis Alberto Rosas

Sin embargo, no todo es así, ni se puede generalizar, porque toda generalidad demuestra desconocimiento. El caso que nos ocupa en esta columna es una de esas excepciones que el público y el teatro agradecen. Partiendo de anécdotas personales y que para cualquiera pudieran ser lo suficientemente frustrantes o demasiado duras en la vida de alguien, es que Luis Fernández ha decidido escribir un monólogo a la cantante y actriz Mirtha Pérez, célebre figura de nuestra televisión, que se aventura junto a su escritor y director a develar los secretos de sus relaciones amatorias.

En principio pudiésemos pensar que el argumento pasaría por muy banal, quizás, pero bajo la lupa de este sagaz hombre de teatro, han logrado producir un espectáculo de una hora de duración intitulado: La segundísima, donde lejos de quedarse en las superficialidades del stand up comedy o ventilar una situación íntima, que a pocos puede interesarle, Mirtha Pérez y Luis Fernández, logran armar un sólido espectáculo, que aderezado con algunas de las canciones más famosas de la intérprete, permiten al público degustar un exquisito montaje sin alardes de “espectacularidad” pero realizado con el mayor profesionalismo y el encanto que da la veteranía sobre los escenarios.

Paseándose por sus tres relaciones y algunos cuantos amoríos y contando en detalle cómo conoció, vivió y sufrió por esos hombres, Mirtha Pérez hace reír y reflexionar al espectador, en medio de su encanto como narradora e intérprete. Grácil, sincera, desparpajada, atrapa al espectador como pocas pueden hacerlo. Acompañada de efectos de sonido y voces en off que responden a sus preguntas o dialogan con ella, el espectador se pasea por la fascinante vida de una mujer, que como ella misma afirma “lo que más le gusta del amor es el despecho”.

Pero evidentemente que un espectáculo de una cantante-actriz no sería nada sin aprovechar su talento vocal, y esto lo entendió muy bien Luis Fernández y no se equivocó, al escoger las canciones precisas para hacer que el público ovacione a la intérprete: Maldita seas, Inmenso,La nave del olvido y un cierre magistral con la célebre My way, versionada al español, ponen la guinda al helado y advierten al público que está frente a una profesional de talla mayor y que su perdurable carrera sobre los escenarios no ha sido en vano.

En síntesis, Mirtha Pérez con su monólogo La Segundísima, impacta por su verdad escénica, su simplicidad y su alarde de savoir faire del oficio de artista, que lejos de obviarla, es una recomendación que no se puede pasar por alto en la marquesina teatral caraqueña, sobre todo a las generaciones que han seguido y continúan al lado de esta extraordinaria voz venezolana que invita a degustar un exquisito bocado en el mágico espacio de la Terraza Café del Ateneo de Caracas, todos los sábados del mes de julio.