miércoles, 8 de septiembre de 2010

De nuevo Bernarda


La dupla Rebeca Alemán e Iraida Tapias, vuelven a hacer de las suyas, estas dos mujeres del teatro unieron sus esfuerzos y talento para entregarnos el más reciente montaje que se conoce del teatro profesional venezolano, acerca de una lectura escénica del clásico español La casa de Bernarda Alba, de Federico García Lorca. Que se estuvo presentando hasta el domingo 5 de septiembre en la Sala de Teatro Luisela Díaz, del Caracas Theather Club, de San Román.
Vayamos de lo general a lo particular, como se debe en estos casos de análisis críticos: el hecho de convocar para el casting principal a reconocidas actrices de nuestra televisión ya es un gran acierto de esta propuesta, en el sentido de saber manejar el marketing de una pieza tan difícil y considerada un clásico del teatro hispanoamericano.
Es un acierto, en tanto el público, aunque ni idea tenga quién es esa señora Bernarda y mucho menos quién es Lorca, acuda por el respaldo de un elenco reconocido, encabezado por la Primera Actriz Carlota Sosa. Esta pericia es plausible desde todo punto de vista e incluso ya lo habíamos escrito en nuestras columnas cuando señalábamos la necesidad de aprovechar el poder de convocatoria de los actores de “cartel” para montar textos más comprometidos que las comedias superficiales que abarrotan las salas hoy en día. Y allí está el resultado, vítores, aplausos y un espectador agradecido que volverá al teatro no sólo por el staff de reconocidas figuras, sino porque “¿Ese Lorca no es el mismo de la obra aquella que vimos con Carlota Sosa?” y allí está la ganancia.
Iraida Tapias, es una corrida y ducha mujer de tablas, por herencia y por talento ganado, actriz, productora, dramaturga y directora ha probado todas las facetas del arte escénico, lo que la lleva a conocer por dentro y por fuera su oficio. Féminas directoras en el teatro venezolano las contamos con las manos y sobran dedos, ella es una que a pulso de trabajo ha logrado que el público la siga y la respete, fundó hace años el Teatro Profesional de Venezuela junto al maestro Cabrujas y desde ahí no se detuvo en su afán de producir teatro del bueno, hasta llegar a las instalaciones del Trasnocho Cultural donde hasta hace poco compartió funciones artísticas. Esta vez se arriesga y decide llevar a cabo un proyecto que para muchos pudiera ser un gran reto, ya que esta pieza en particular es un ícono ibérico que está enclavada en el inconsciente colectivo de las personas medianamente cultas o profesionales que han leído más allá de Relato de un náufrago de García Márquez. Lo que trae como consecuencia, que muchas veces sintamos que no hay más nada qué mostrar en un montaje de Bernarda Alba, más de lo que se ha visto hasta ahora y que en nuestra ciudad, estaba coronado con la extraordinaria puesta en escena que realizó el Grupo Theja, en el que Javier Vidal se lució con su versión masculina del texto lorquiano y los aires orientales que dio a la estética del espectáculo.
Pero como clásico es clásico, esta nueva lectura que hace Tapias no decepcionó. En principio está apoyada por el innegable talento de sus actrices que no la abandonaron y lograron amalgamarse como grupo para mostrar un conjunto coherente del que resaltan: Rebeca Alemán como Martirio (que creemos es el personaje más sólido del texto lorquiano); Eulalia Siso como La Poncia; Mariaca Semprum como Adela y María Antonieta Castillo como Magdalena. Acompañadas de un reparto completado por: Sandy Siquier, Anabella Troconis, María Elena Heredia, María Gabriela González, Ingrid Muñoz y la Maestra Ligia Tapias, como la Madre de Bernarda.
El dibujo escénico de Iraida Tapias, apuesta por la sencillez, aunque genera alguna confusión en el espectador en cuanto a ubicación de salidas y entradas que identifiquen los espacios internos y externos de la casa, pero nada grave que tumbe un logrado espectáculo.
Quizás dudaríamos si la propuesta de Tapias es de apoyar y reiterar más el tono dramático de la situación que plantea Federico García Lorca, que ya de por sí es terrible, o por el contrario lo realiza conscientemente, quizás, sería interesante si a través de los contrastes se proporcionaría un entendimiento mucho más crudo de la situación y generaría más conmoción en el espectador que el esperado grito desesperado o el llanto desgarrador.
Sentimos que en tanto Carlota Sosa lleva la responsabilidad mayor sobre sus hombros mostrándonos el férreo carácter de esta temible mujer que es Bernarda, el matiz del personaje no puede dejarse de lado, ningún personaje es sólo recio y amargado, y tan alto desde el principio, porque cuando realmente explota el drama, en el climax del final de la pieza, se ha estado en un punto tan elevado que subir más el drama resulta una batalla titánica para la actriz. No lo reconocemos como un error, meditamos en ello y de pronto romper el molde para observar desde otro punto, como dijimos antes, lo harto conocido de La casa de Bernarda Alba, posibilitaría el impacto mayor de lo que Lorca quiere transmitir. Sosa con esta interpretación confirma una vez más su lugar, y la admiración que el público le tiene y sigue en sus múltiples trabajos.
Por otro lado, las atmósferas de tensión están logradas, al igual que la complicidad entre las hermanas y sus vínculos con su nana La Poncia, donde Eulalia Siso demuestra una vez más el conocimiento de su oficio. En esta lectura del Poeta Granadino, se observa un cuidado en el decir del texto, que no es nada fácil, menos cuando la mayoría del elenco desarrolla más su trabajo frente a la cámara de televisión, que en las tablas, esto es plausible en el trabajo de Tapias. Y merecido reconocimiento es el del trabajo de vestuario de la veterana diseñadora Raquel Ríos, que siempre atina al punto adecuado cuando se trata de vestir a los actores.
En síntesis un espectáculo redondo que apostó y logró la convocatoria que se esperaba, pero más allá de eso logra impactar al público acostumbrado a la risa fácil y le ofrece un producto de calidad con un sólido texto dramático y una pensada puesta en escena, con una limpia producción de manos de Rebeca Alemán para Water People, abogamos porque sigan propuestas de este tipo.
L.A.R.
Caracas, 06 de septiembre de 2010.