Entendemos que por
naturaleza el niño es un actor, sólo debemos sentarnos en un parque infantil o
detenernos a observar en la calle a cualquier infante que no supere los doce
años para disfrutar de su libertad creadora. El niño en edad pre-escolar aún
más, gracias a que se encuentra en un proceso de descubrir el mundo que le
rodea, echa mano del juego para imitar y representar innumerables roles. Los niños
de 0 a 7
años poco le temen al ridículo y es por esto que en sus actividades cotidianas
crean personajes que representan con una fidelidad absoluta. Así se divierten
siendo: mamás, papás, médicos, maestras y maestros, cualquier animal que se les
ocurra, superhéroes, etc.
La representación para
el niño es un tema intrínseco a ellos mismos y si se encuentran solos aún más
echan a volar la imaginación con grandes historias y hazañas que libran en la
soledad de sus habitaciones o lugares de juego. No hay nada que le guste más a
un niño que un disfraz, que oculte su verdadero físico, ya sea imitando a sus
mayores o a los personajes que les rodean. Esta capacidad natural de inhibición
y de creatividad es un punto a favor de la enseñanza del teatro en escuelas y
colegios. En la mayoría de los
pre-escolares y escuelas encontramos materias como “dramatización” y
siempre a final de año escolar o en
fechas específicas los niños realizan los famosos “actos culturales”. Pero, ¿es
posible que el arte dramático coadyuve al desarrollo intelectual y creativo de
un niño? La respuesta es un rotundo sí.
El hecho de aprovechar
ese desenfado natural con que el niño asume roles, para su formación es
indispensable. El arte teatral brinda al niño además de un espacio creativo, la
oportunidad de: conocer y explotar su expresión corporal, desarrollar su
capacidad de establecer secuencia de hechos (por ejemplo en las narraciones de
cuentos), perder el miedo escénico, relacionarse socialmente de una manera más
libre tanto con sus otros compañeros como con los adultos que le rodean,
obtener una expresión oral mucho más fluida, alimentar la sensibilidad auditiva
y emocional, desarrollar su capacidad creadora, entre otras ventajas.
Ahora
bien, ¿quiénes se encargan de esta área en las escuelas y colegios? Por lo
general lo hace la maestra que dicta todas las demás materias y en algunos
casos, sin ninguna persona auxiliar para atender grupos de hasta 30 niños. Sin
ningún adiestramiento adicional en la materia, la maestra es la encargada de
proveer al niño de todas las herramientas que nombramos anteriormente y no sólo
eso, si no que, es la responsable de diseñar, escoger y producir los actos
culturales que se realicen durante el año: arduo trabajo. Gracias a esto es que
vemos como se desaprovecha un área que brinda las suficientes ventajas como
para ser materia obligatoria en cualquier institución educativa.
Creemos
que lo primero, para evitar este tipo de cosas, es que se contrate personal
especializado para dictar estas materias (que hay muchos y desempleados) o que
se dispongan de talleres de formación para educadores en donde se les ofrezcan
las técnicas para trabajar en el área del arte dramático y todo lo que ésta
conlleva. El colegio o la escuela es el recinto donde el niño pasa la mayor
parte del día, y poderle ofrecer la posibilidad que se sensibilice con el
teatro, de seguro que le dará la oportunidad de desarrollarse más libremente,
sin pena, sin miedos, y que venza la timidez, si la tiene, o desarrolle aún más
su histrionismo y creatividad. El teatro en la escuela debe ir orientado con
juegos dramáticos, representación de historias contadas, dramatización de
canciones, elaboración de vestuarios y escenografías, danzas y bailes, además
de acercamientos a técnicas sencillas de relajación y respiración,
pronunciación correcta de las palabras en los diálogos o las narraciones,
representación plástica y sensitiva del trabajo que se realiza, y apoyar todo
lo anterior con frecuentes visitas a los teatros que ofrecen funciones infantiles
en horario escolar.
Este tipo de trabajo
posibilita el estímulo necesario para que el niño disfrute de una actividad
distinta dentro del aula de clases y participe directamente de su proceso
creativo. Proceso que debe ser apoyado por padres y representantes acudiendo
con sus hijos a las funciones de teatro infantil que se ofertan en la ciudad,
que no sólo contribuye al desarrollo de una actividad que realice en su
colegio, si no que le brinda a los padres una hermosa forma de acercamiento
familiar.
Como
se puede ver, la práctica de la actividad teatral en los primeros años de vida
escolar encierra un mundo de infinitas posibilidades, de estímulos y apoyo al
crecimiento intelectual y creativo del niño. Aunque ya muchas instituciones han
implementado este tipo de trabajo en el aula, lamentablemente no es la mayoría.
¡Que bueno sería que en
cada colegio de nuestro país, por disposición del Ministerio de Educación, se
pueda contar con un “profe” de teatro!
@rosasla
Caracas, 25/05/2012
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