viernes, 9 de abril de 2010

Cuando de relaciones humanas se trata...

En los últimos dos meses la marquesina teatral caraqueña se ha plagado de obras y personajes que por tiempo y espacio no hemos podido comentar. Haciendo un análisis en frío de las propuestas de varios grupos que bajaron ya su temporada o que aún continúan ofreciendo al público caraqueño lo mejor de sus repertorios, notamos que las relaciones humanas están a la orden del día.

El teatro, arte caracterizado por su afinidad social por excelencia, a través de la historia ha reflejado la sociedad que lo produce y ha sido espejo fiel de los procesos por los cuales la humanidad ha transcurrido, es por esto que a continuación realizaremos el análisis crítico de cómo se muestran estos vínculos entre personajes que buscan imitar las acciones de los hombres y entregarnos frente a la platea una radiografía de lo que somos a través de las piezas: Historias de apartamento; Incidente en Vichy; La pareja dispareja y La golpista, presentadas en distintas salas de la ciudad.

Bagazos cumplió 30

Hace ya 30 años, un visionario de la educación, decidió que el teatro era una vía de acceso fácil a las inquietudes artísticas de una comunidad educativa en el Colegio el Ángel de Caracas. Fue así como Gerardo Blanco, logró sembrar la semilla que hoy se ha transformado en Roble y ha traspasado los límites del colegio, para transformarse en uno de los grupos de teatro venezolano de referencia a la hora de relatar la historia contemporánea de nuestro arte escénico.

El pasado mes de junio estuvieron celebrando sus tres décadas en la Sala 1 del Centro de Estudios Latinoamericanos Rómulo Gallegos- CELARG con un collage de piezas enmarcadas en un solo espectáculo llamado: Historias de apartamento y que abarca los textos dramáticos: La llamadita; Atados por; Tiempo rojo y El marido de mi marido, escritos por: Mónica Montañés, Sandra Bruzón, Natalia Valecillos y Marcela Sánchez, respectivamente. Las tres últimas ganadoras del Premio de Dramaturgia “Chela Atencio” que promueve la misma agrupación Bagazos y que es producto del Taller de escritura dramática que dicta Montañés, cada año.

Cómo los seres humanos nos enfrentamos al amor en esta sociedad moderna, podría ser la premisa del espectáculo total, cada pieza plantea las relaciones de amor y odio que pueden ocurrir cuando nos confrontamos los unos con los otros.

En La llamadita, pieza que es presentada por Gerardo Blanco (Director) en fragmentos durante todo el espectáculo, cuenta la historia de un hombre que decide esperar el tiempo que sea necesario al teléfono para realizar un reclamo de una factura de un servicio cualquiera, mientras espera, debe someterse a la voz de la operadora que le repite a cada instante las instrucciones y los tiempos de espera que debe respetar, sin embargo, el hombre de tanto insistir en su llamada, termina enamorado de la dichosa voz. Jocosa propuesta de Montañés que sorprende gratamente con su audacia como dramaturga, toma un hecho quizá cotidiano para muchos y lo teatraliza para entregarnos una exquisita ironía de la vida contemporánea. Sus actores: Geisy Rojas y Luis Andrés Figueroa, nóveles intérpretes con mucho futuro si se proponen a seguir en la profesión.

Sandra Bruzón, nos entrega su ópera prima: Atados por; de los cuatro textos quizá el más poético y el menos sorprendente, en tanto problematiza sobre un tema harto explotado: el hastío de una relación marital de más de 20 años. El reclamo de la esposa por más amor y atención y el desinterés del marido que ha olvidado su rol. Francis Romero y Elio Palencia se encargan de batallar con un texto extremadamente difícil de decir con verdad, en tanto tropieza con frases de tanto vuelo poético que si no se cuida se puede perder hacia el abismo de la cursilería. Más aún con la propuesta de dirección que jugó a la no acción (característica de Blanco a la hora de realizar sus puestas en escena) decisión que obliga a los actores a realizar doble esfuerzo para mantener la atención.

Tiempo rojo hurga en la vida de una adolescente, Zara, interpretada por Erika Santiago, quien ha perdido a su madre y comienza a descubrir el mundo adulto junto a un despreocupado padre, encarnado por Elio Palencia, un texto reflexivo, de tono dramático exacerbado, aparentemente sencillo en su literalidad pero profundo en su subtexto. Sentimos que Tiempo rojo, pudo ser mejor aprovechado por los intérpretes y la dirección, el texto deja entrever visos de imágenes oníricas que se confunden con la realidad, y su interpretación, si no es cuidada desde la puesta en escena, se puede desvirtuar. Es importante que les demos oportunidad a los actores que han desarrollado su carrera en la televisión, como el caso de Erika Santiago, sin embargo, también se hace necesario que se entiendan los códigos teatrales y haya un mayor rigor en manejar la técnica para pararse en un escenario, que es muy distinto a tener una cámara enfrente.

Finalmente, Marcela Sánchez, plantea con El marido de mi marido, una comedia de mucho humor negro, en la que un matrimonio trata de sortear las desviaciones fetichistas del marido quien gusta usar ropa íntima de mujer para lograr tener placer. Elio Palencia y Francis Romero, logran con su veteranía y manejo de la comedia una exquisita representación que logra hechizar al público y además de divertirlo le presentan una realidad oculta, un secreto a voces de muchos “machos” que temen sacar a flote sus verdaderas inclinaciones, la mente humana da para todo.

En síntesis, Historias de apartamento, ofrece al público caraqueño un refrescante e hilarante producto escénico que deja buen sabor de celebración de los primeros 30 años de Bagazos, Gerardo Blanco prefirió acercarse al público con una propuesta sencilla, sin espectacularidad, dejando todo el peso a la interpretación actoral, que como dijimos en algunos casos funciona y en otros no, pero que amalgamando el conjunto se puede disfrutar de un teatro profesional y correctamente resuelto.



Séptimo Piso crece

Dairo Piñeres, líder de esta agrupación, es quizás hoy por hoy el director joven más reclamado de la escena caraqueña, su vinculación al teatro de corte comercial, le ha dado la posibilidad de trascender el anonimato y a través de sus comedias ligeras, ha logrado posicionarse y poder realizar los proyectos de teatro de arte que se proponga con su agrupación Séptimo Piso.

Esta vez nos atrapó con su lectura del texto del clásico contemporáneo del Teatro Norteamericano Arthur Miller, Incidente en Vichy, que narra la historia de la captura y posterior ejecución de varios judíos en la Alemania Nazi.

El espectáculo conduce al enfrentamiento de cómo el ser humano pierde las perspectivas por las ansias de poder y cómo el deseo de dominio total lo hace cometer atrocidades. Una puesta en escena clara, limpia y una cuidada dirección de actores permiten afirmar que con este montaje Séptimo Piso entra en la madurez y consolidación como agrupación profesional que busca un discurso, que propone un lenguaje escénico, creemos es el camino correcto.

Destacan de sobremanera las interpretaciones de: Carlos Díaz, Jesús Miguel Das Merces, Javier De Vita, Alexander Rivera (quien obtuvo el Premio Municipal de Teatro 2009, como Actor de Reparto, por su rol en esta pieza), Neiron Medina y José Manuel Peña. Acompañados por el correcto desempeño de Federico Moleiro, Najun Guillen, José Manuel García, Gleinson Medina, Juan Pablo García, Julio Riobo, Sokrates Papadopoulos, Yorvis De Los Santos y Javier Figuera.

Una excelente producción que invita a la reflexión acerca de la imposición y la intolerancia de las ideas y la necesidad de respetar las diferencias, un texto muy acertado junto a su puesta en escena para estos momentos convulsos de la sociedad venezolana.



Skena También con 30

A finales de los años 70, en Caracas se puso de moda la inclusión del teatro en las escuelas y liceos. Desde el Colegio Champagnat, ubicado en el Este de la ciudad, se instauró un taller de teatro que decantó en lo que hoy conocemos como el grupo profesional de teatro Skena. Liderado por Basilio Álvarez, Skena se ha convertido, en una importante referencia de nuestra escena, su compromiso sobre las tablas los ha llevado a construir un lenguaje propio, característico, siempre vinculado a la realidad social de nuestro país. Por ello es que se han transformado en un colectivo que sabe darle al público lo que el público desea ver con elaboradas y cuidadas producciones.

Para la celebración de su 30 aniversario, han decidido por la lectura escénica del texto estadounidense La pareja dispareja, original de Neil Simon, versionada y dirigida por Armando Álvarez bajo la producción de Basilio.

Armando Cabrera, Luigi Sciamanna, Alexander Solórzano, Juan Carlos Ogando, Alexandra Malavé y Sthephanie Cardone, son los encargados de dar vida a esta comedia sobre las relaciones humanas, tolerancia y la amistad. Dos entrañables amigos se ven e la necesidad de brindarse apoyo a causa del divorcio y deciden vivir juntos cuando son diametralmente opuestos en costumbres y formas de vida, allí sobreviene el conflicto y la comedia, para terminar con la enseñanza de reconocer y aceptar al otro con sus pecados y virtudes.

Este espectáculo, que aun se mantiene en cartelera en el Teatro Trasnocho, resulta una impecable producción donde destaca de sobremanera la interpretación del Primer Actor Luigi Sciamanna, quien da rienda suelta a su vis cómica y encanta al espectador con su inigualable talento. Acompañado de Armando Cabrera y un elenco de menos experimentados intérpretes, que no desentonan, Skena sopla las velas de los 30 con excelente teatro para divertirnos y reflexionar acerca de las diferencias del otro y cómo superarlas. Una mayor atención a la fuerza e interpretación de los papeles femeninos afianzaría la calidad del espectáculo, sin embargo la propuesta de Armando Álvarez en su rol de director, resulta correcta y sencilla apoyándose en el histrionismo de sus actores y en las cómicas situaciones por las cuales transitan los personajes.

Sin duda alguna una demostración clara de teatro de altura que pone en evidencia una vez más, que estos primeros 30 años de Skena, han sido de constante y fervoroso amor por el arte teatral.



Golpe a Golpe…

Irónico título que deja mucho que pensar al no conocer el contenido del más reciente monólogo escrito por el reconocido Javier Moreno, La golpista, atrae la atención por no saber si se trata de una mujer que participa de un golpe de Estado o es una fémina desesperada que para conseguir el amor golpea a diestra y siniestra; en este caso es lo último. Sí, Gladys una mujer clase media, nos relata su historia de vida amorosa con el hombre que le ha “movido el piso” pero que se ha instalado en su casa para no dejarla en paz. Una relación dependiente y sádica donde la típica “violencia doméstica” se voltea y es el hombre quien recibe más palos que una gata ladrona, como reza el dicho popular.

Uno de los alimentos preferidos para la dramaturgia a través de la historia son las relaciones de pareja, novios, esposos, concubinos, amantes, han sido objeto de innumerables cuentos que han cautivado y cautivan al “monstruo de mil cabezas” –el público- risas, llantos, molestias, logran identificar al espectador con lo narrado, y así sucede en el monólogo interpretado por la talentosa actriz Karla Fermín, que aún se mantiene en cartelera, en el Teatrino del Laboratorio Teatral Anna Julia Rojas, esta apología a las relaciones violentas y que cada vez vemos con mayor frecuencia en nuestra sociedad. El macho doblegado por la hembra, o la hembra doblegada por el macho, es la eterna historia.

Moreno, produce un texto hilarante, agresivo y a la vez cuidado en su escritura, no se trata del mismo show comercial, al que nos tiene acostumbrado la marquesina teatral caraqueña, de mujeres insatisfechas y frígidas por culpa de un hombre, no, se trata de una crónica de una mujer que gusta obsesivamente hacerse respetar a través del “tortazo” que le propina a su consorte. Justificada o no Gladys es feliz dominando, haciendo alabanza a los grandes símbolos de femineidad recia del imaginario colectivo venezolano como Doña Bárbara o María Lionza.

La dirección llevada adelante por el mismo Javier Moreno, conduce asertivamente a la actriz a la identificación total con su personaje y en consecuencia a la complicidad con el público que se solidariza o se sorprende de la insólita anécdota que Gladys nos cuenta. Por su parte Karla Fermín da muestras de su crecimiento como intérprete, cómoda, incisiva, veraz y en feliz comunión con su público, disfrutando a plenitud su momento de “dominatrix” al reivindicar al supuesto sexo débil.

De relaciones vive el ser humano, en tanto ser social, es inevitable, la búsqueda de la felicidad es la constante y el teatro no puede estar ajeno a esa búsqueda, estas cuatro propuestas dan fe de lo anterior, pero no solamente de esto, sino de que a pesar de todos los contratiempos el teatro venezolano actual se muestra vigoroso y deseoso de mostrarse para cautivar a propios y extraños.



Caracas, 1 de Septiembre de 2009

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