miércoles, 14 de abril de 2010

2009 se va y llegan las promesas de 2010 (II)

Luego del balance anual resumido en la primera entrega comenzaremos esta segunda haciendo un balance del primer mes del año apuntando a las expectativas de lo que teatralmente pueda ser este 2010 en Caracas:



Una Eva y un Adán, caídos de la mata…

La Sala de Teatro 2 del Centro Estudios Latinoamericanos Rómulo Gallegos (CELARG), abrió su temporada 2010 para estrenar el más reciente texto de la actriz, directora y dramaturga Lupe Gehrenbeck, una producción de Gladys Seco que lleva a escena a los jóvenes actores: Carolina Torres y Gabriel Agüero con sendos monólogos acerca de las relaciones de pareja.

Lupe Gherenbeck como dramaturga ha producido una veintena de textos y estrenado unos tantos, entre sus títulos se cuentan: Descubierta, Diván, Había una vez un pez, ¿Quieres venir a mi piñata?, Las niñas de Santa Fe, Nos vamos o nos quedamos, Con A de Ilusión, De Miracielos a Hospital y Gregor Mac Gregor, rey de los Mosquitos. Ahora nos entrega una libérrima suposición de lo que pasó después de que Adán y Eva fueron expulsados del Paraíso. Coqueteando con el absurdo, la dramaturga y directora propone la anécdota contada desde el trópico, asumiendo que si la historia bíblica nos la contaron desde el otro lado del mundo y se la han atribuido ellos, por qué no estos discutidos personajes pudieran haber sido originarios caribeños. El famoso ¿qué pasaría sí?… lo logra la hábil dramaturga además excusándose detrás de su historia para realmente vociferar a través de sus personajes los pro y contras de estar en pareja.

Esta lectura “venezolana” del texto (entendemos que fue estrenado en Londres, Barcelona y París) resume a los personajes como un técnico “todero” de un teatro y una señora de limpieza de la misma sala. Más allá de la buena idea de Gehrenbeck, creemos que al consolidarse en la escena se desploma, atendiendo a la poca conexión existente entre lo dicho y lo hecho en escena. Quizás el personaje masculino adquiere una veracidad más clara que el femenino, en tanto nos la presenta vestida de uniforme de “criada” para luego transformarse en una divina rumbera. Aquí los códigos de dirección fallaron y desinflaron lo divertido y quizás ingenioso del texto. La forma tumbó al contenido. Los actores, hacen su mayor esfuerzo demostrando su desbordado talento comprobado en varias otras piezas y logran salir airosos. Creemos que pensar en los absurdos por el absurdo sin son ni ton no es necesario para trasgredir, requiere de una mayor elaboración para centrar los elementos que se presenten sobre la escena en congruencia con lo dicho y hecho por los personajes. Quizás el texto pudiese haber sido valorado y crecido si lo interpretase otro director que no fuese la misma escritora, muchas veces esto nos posibilita el distanciamiento y descubrir otras maravillas de lo propio.



Tomando café después de 30 años…

Julio Bouley, actor y director venezolano, residenciado hace ya varios años en París, ha logrado desarrollar su talento de artista e investigador teatral entre la ciudad luz y la cosmopolita Caracas y en ocasiones nos visita para dar muestra de su incansable trabajo y amor por su oficio. Esta vez en la Sala de Conciertos de UNEARTE, nos brindó el unipersonal: Vamos a imaginar que nos estamos tomando un café treinta años después, texto escrito a cuatro manos por él y José Luis Pérez, que recrea las insólitas andanzas de un peluquero venezolano al descubrir el amor. Excesos, diversión, traición, sordidez, locura, engaños, van transitando por la escena durante una hora y media como capítulos de un melodrama que se va construyendo al compás de las canciones de amor, alegría, nostalgia y tristeza que el mismo actor interpreta en vivo junto al pianista Fernando Roa, quien coloca junto a su instrumento el peso dramático de los acordes que crean las atmósferas según sea el caso.

Quizás lo más resaltante de este monólogo, no sea el hecho de haber concebido un personaje completamente desnudo en alma y cuerpo (elemento que pudo haber sido la nota sorpresiva para el espectador) sino, la sencillez y el riesgo con el que Bouley transita por los momentos más intensos de una historia de amor gay con absoluto compromiso y autenticidad. Lo que se agradece en este tipo de trabajos es precisamente eso, la verdad de un actor, desnudo frente a su público entregando alma, vida y corazón en sincera comunión con el arte… ¡Bravo!



Las tríbadas de Strinberg

El año pasado, la Primera Actriz venezolana Diana Volpe decidió concretar un proyecto de vida y dio forma a la nueva agrupación Hebu Teatro, con la que arrancó a realizar montajes de alta factura de producción, cuidada dirección, elencos teatrales de lujo y textos de autores contemporáneos que representan lo mejor del teatro universal actual.

Para abrir la temporada 2010 del Espacio Plural del Trasnocho Cultural, Volpe escogió una historia que transita entre la ficción y la realidad escrita por el dramaturgo sueco Per Olov Enquist. Considerado el escritor sueco más importante de la actualidad, el escritor nos deja penetrar en el círculo íntimo del famoso dramaturgo, también sueco, August Strindberg, para relatarnos una sórdida y escandalosa historia de su tambaleante primer matrimonio con la actriz Siri von Essen. Amenazado por su pobreza, desesperado por ser ignorado por los editores, Strindberg decide luchar por el amor enfermizo de su esposa en contra de su “íntima” amiga Marie, con la cual Siri sostiene una relación lésbica que la arrebata de pasión, sin lograrlo, pues su matrimonio se encuentra tan viciado que su esposa decide por su amante, refugiándose por tanto maltrato de su marido.

Bajo la lectura escénica del veterano Costa Palamides, esta joya dramática cobra vida en las interpretaciones de Diana Volpe, Ludwig Pineda, Diana Peñalver y Elvis Chaveinte, un elenco de alta factura, que sabe y conoce su oficio. Grandes actores, los cuatro, como titanes se miden sobre la escena, lo que provoca un gran placer al brindar al público un espectáculo redondo cuidado en su más mínimo detalle, sentido, orgánico y definitivamente pleno de excelencia, emotividad y contundencia. Buen decir y verdad escénica, acompañados de un soberbio texto y una delicada producción hacen de este montaje un producto digno de exportación. Lástima que la participación venezolana en festivales internacionales, sólo sea a partir de chances precedidos por el amiguismo, de no ser así estamos seguros que La noche de las tríbadas, sería una muy digna representación de lo que los artistas del teatro venezolano saben hacer cuando todos los elementos están conjugados para el arte.



50 años de El juicio del siglo

También en el Teatro Trasnocho, y en una emotiva función privada, se pudo apreciar al Primerísimo actor Don Fernando Gómez, quien a sus 93 años de edad, aun continúa sorprendiendo por su versatilidad y dominio escénico.

El juicio del Siglo, es un monólogo que creó el actor en 1960 a partir de la anécdota judicial que sucedió en Chicago en 1924, acerca de la defensa, por parte del abogado norteamericano, Clarence Narrow, de dos jóvenes condenados a muerte por el asesinato de un niño. Gracias a su alegato defensor, Narrow logró que los implicados no fueran también asesinados, sino que les conmutaron la pena a cadena perpetua. Ese alegato es el que escuchamos en dos actos a través de la altisonante y conmovedora voz del maestro Gómez. Pensar en el hecho escénico y todo lo que él puede generar en alguien que ha entregado su vida a las tablas desde su juventud y aun hoy en día cuando lo que debería es estar gozando de sus reconocimientos y fama por ser el actor venezolano con más edad, nos entrega su pasión por el arte teatral dejándonos mudos y con un nudo en la garganta. En estos casos es donde un análisis crítico no puede cumplir su objetivo, sino como recomendación para que si puede haber otra oportunidad que el maestro se suba al escenario, ninguna persona que pretenda dedicarse a este mundo de las tablas falte a la cita, sería perder la oportunidad de estar en contacto con la historia teatral venezolana, pero más allá de eso, con la mágica sensación de estar frente a un maravilloso artista que no merece otro epíteto si no el de Maestro.

En nuestra próxima entrega continuaremos revelando y analizando las primeras obras que abren la temporada teatral 2010 para tratar de vislumbrar qué ofrecerá el panorama teatral para esta nueva década que comienza.

L.A.R. *

Caracas, 6 de Marzo de 2010

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