lunes, 8 de agosto de 2016



Ni siquiera Cristo aguanta 

Hasta el día de ayer domingo 7 de agosto, se estuvo presentando en la Sala Experimental del BOD la pieza teatral No hay Cristo que aguante original del dramaturgo brasileño Augusto Boal, bajo la correcta e inteligente dirección de la actriz Valentina Garrido, quien orquesta al nuevo Grupo Miradas, en representación de la Universidad Nacional Experimental de las Artes UNEARTE, en el marco de la segunda edición del Festival de Teatro Universitario organizado por el BOD. 

Este nuevo ensamble teatral demuestra de forma determinante que el teatro venezolano se encuentra vivo y respaldado por una nueva generación de creadores que se lanzan a la difícil tarea de ser el relevo necesario, y lo realizan de manera profesional y sin tapujos. El texto de Boal, le permite a Garrido denunciar una realidad social contundente: cómo la necesidad conlleva a la manipulación del sistema político, esa es la premisa que desata la trama de No hay Cristo que aguante adaptándola a la realidad venezolana el texto sufre modificaciones y se convierte en espejismo del país. 

Con un ritmo rutilante y una resolución escénica dinámica, la directora logra enganchar al espectador con la historia del obrero José y sus múltiples peripecias para lograr conseguir el pan para él y su familia, hasta morir de hambre. En cuanto a anécdota y estructura la pieza se asemeja a la escrita por José Ignacio Cabrujas en 1962 El extraño viaje de Simón el Malo, donde Cabrujas critica duramente a un sistema corrupto y viciado que arrastra todo a su paso. Así como Simón, José debe sortear gran cantidad de situaciones donde se verá enfrentado a su honestidad y su condición de obrero aunado a la voracidad del sistema consumista y los intereses políticos y electorales. 

La dirección comprende que al ser una pieza de teatro político y épico, debe desprenderse de una propuesta realista por lo que logra resolver los elementos escénicos de manera eficaz apoyada en la escenografía movible y los elementos escénicos que manipulan los actores para crear cada uno de los espacios por los que se desarrolla la acción.

Sentimos y creemos es lo más importante de este montaje, cómo el conjunto de intérpretes, orquestados por su directora logra funcionar como un engranaje casi perfecto para conseguir un cautivador montaje, pleno de caricaturescos personajes.   

Al igual que lo anterior, sentimos que el desempeño actoral es de primera línea, permitiendo a los intérpretes lucir su talento e histrionismo al asumir varios personajes (estas piezas teatrales por contar la travesía de un protagonista en el tiempo gusta de tener una lista amplia de caracteres)  Alberto Rodríguez, Omar Ochos, Malhoa Marcano, Alejandra Ridell, Angélica Ruiz, Martin Moreno, Santiago Osuna, Carlos Mendoza y Sergio Pérez, son los jóvenes estudiantes que tienen la responsabilidad de encarnar a los personajes de Boal resaltan por su versatilidad en escena. No en vano se convierten en los ganadores de esta Edición del Festival de Teatro Universitario. 

En síntesis, este montaje inyecta ímpetu a la escena venezolana y demuestra que con formación, constancia, disciplina y talento se puede orquestar un proyecto contundente y que vaya acorde con lo que la escena venezolana necesita decir. 
@rosasla
Instagram: @luisalbertor

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