jueves, 28 de marzo de 2013

Crónicas de un festival posible ( II )


Continúa la fiesta teatral en Caracas en medio del ambiente enrarecido por las disputas políticas y la proximidad de un proceso electoral, el FITC 2013 avanza mostrando lo mejor del teatro local y foráneo. Un encuentro necesario para la reflexión y confrontación de nuestro teatro con la actualidad escénica allende nuestras fronteras.

La Lupe, la reina del desamor

El lunes 25 de marzo el coso de Chacao sirvió de escenario para revivir a la “Gi gi gi” como ella misma solía llamarse. Guadalupe Victoria Yoli Raimond, era su nombre de pila cuando nació en Santiago de Cuba y antes de graduarse como maestra ya sabía cuál sería su destino: el canto. Su peculiar voz y su desenfado escénico la llevaron rápidamente a ser el centro de todas las miradas y comentarios en su Cuba natal, tanto así que al triunfar la revolución castrista, fue expulsada de la isla rumbo a México por considerársele “inadecuada” para el proceso, no retornaría jamás a su terruño natal. Después de México se trasladó a Nueva York, donde comienza una descollante carrera que la llevan a convertirse en la reina del Latin Soul.
Los cincuenta y sesenta fueron sus décadas de mayor éxito, hasta que en medio de la vorágine de la fama, sus adicciones y desenfrenos la llevaron a caer estrepitosamente y ser echada de lado hasta finalizar casi indigente en el Bronx donde falleció en 1992 víctima de un infarto.

Pero su vida y obra frente a los micrófonos se ha convertido en mito, transformada en la monarca absoluta del desamor, La Lupe, como se le conoce, ha acompañado los despechos de propios y extraños y hasta en ícono gay se ha convertido. Sus formas de vivir e interpretar sus temas la llevaron a ser una imborrable huella en la memoria colectiva de todo amante latinoamericano.

Gabriel Díaz, director y dramaturgo venezolano, residenciado hace ya 12 años en Alemania, escogió la fascinante vida de este mito latino, para sintetizarla en el monólogo La Lupe, la reina del desamor, que lleva varios meses en temporada en la Sala del Trasnocho Cultural y fue escogida para representar a Venezuela en este XVIII Festival Internacional de Teatro 2013.

Mariaca Semprun fue la actriz seleccionada para encarnar a esta diva que vivió “con el diablo en el cuerpo” como el nombre de su primer long play. Aunque diametralmente opuesta a su fisionomía, Mariaca logra acercarse al personaje en cuestión, tarea sumamente difícil más cuando todo está en contra: físico, voz, gestualidad, etc. La particularidad vocal de La Lupe obviamente es irrepetible y sus coloraturas vocales jamás podrán ser igualadas, esto no es lo que busca el espectáculo, pues si no sería un rotundo fracaso, y no lo es. Sentimos que la escogencia de Semprún para esta tarea es acertada, reconocemos a una talentosa actriz y cantante que deja la vida en el escenario con un impecable desempeño. Creemos el problema está en un guión que pretende contar toda la historia de la cantante (reto imposible por demás) y al intentarlo no profundiza dramáticamente hablando en situaciones particulares que quizás hubiesen enriquecido mucho más el montaje. Lo que se traduce en un texto totalmente plano. Aunado a una tímida dirección que se conforma con entradas y salidas para cambios de vestuario absolutamente nada teatral ni “espectacular”, en el sentido propio de la palabra espectáculo.

Hay que destacar, al lado del desempeño de Semprun, el trabajo musical y de arreglos que realizan los músicos en vivo conducidos por Santos Palazzi, así como la dirección de arte del espectáculo.
Sin embargo, La Lupe, la reina del desamor, fascina al público adicto al despecho que reconoce un producto de amplio deleite al reencontrarse con las inolvidable letras de la “Gi gi gi” y poder admirar el esfuerzo extraordinario de una intérprete que toma el escenario para sí y entrega su arte sin mezquindades.  
 L.A.R
@rosasla
Caracas, 28/03/2013 

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