Finalizó con éxito
la más reciente temporada del Grupo THEJA, Patrimonio Cultural de la ciudad de
Caracas, con su montaje De todas todas,
original de su presidente-fundador, José Simón Escalona dirigida por Javier
Vidal y protagonizada por Gonzalo Velutini y Nacho Huett, en la
Sala Plural del Trasnocho Cultural.
De todas todas, es la pieza que completa una trilogía, llamada por
Javier Vidal, la “Trilogía de la esperanza” de la que también forman parte: De todo Corazón y De todos modos y era la que faltaba por enfrentarse al público. “La
trilogía de las relaciones” la llamaríamos nosotros ya que en las tres piezas
encontramos a seres necesitados de ser amados, en conflicto constante por tener
y no poder consumar el amor o por consumarlo y perderlo o tenerlo y tratar de
mantenerlo.
Escalona, quien
desde 1974 decidió entregarse al arte teatral y consumar un lenguaje propio a
través de su agrupación THEJA, ha logrado con esta trilogía llegar a la madurez
de una dramaturgia sincera, la llamamos así en tanto el escritor logra una
depuración interesante de su lenguaje y plasma con vehemencia y contundencia
los conflictos existenciales que le preocupan en lo individual y que se
transmiten e identifican en el colectivo.
Particularmente en De todas todas, nos enfrenta a una
pareja de dos hombres: El señor (Gonzalo Velutini) asomándose a la cincuentena
y El joven (Nacho Huett) un púber que de la mano del primero aprovecha para
descubrir la vida y ascender aprovechando la debilidad y el enamoramiento del
mayor, lo interesante de la trama es cómo Escalona, sin pelos en la lengua, ni
rodeos, logra enredar al joven, de clara tendencia heterosexual, en una
relación amorosa homosexual que evade constantemente, pero de la que después de
diez años de convivencia no puede escapar.
Más allá del
escándalo o no que pueda suponer en nuestra sociedad la temática de una
relación entre dos hombres, Escalona logra inteligentemente ofrecer al
espectador una radiografía de una relación humana y es lo que aplaudimos de su
sagacidad como dramaturgo, es una muestra de una relación de amor, es la
carencia de un hombre mayor resuelta con un hombre joven, es a fin de cuentas
una metáfora del padre necesitado del hijo, del ser humano que necesita “criar”
para poder dejar huella en este mundo cuando ya no esté. Como su protagonista
mayor argumenta en algún momento de la obra, no se trata que sean dos hombres o
dos mujeres o una mujer y un hombre se trata del amor. Y cómo este amor te hace
feliz o te lanza a las fauces de la soledad, cuando dice: “la alegría no
alimenta a la mentira. De cualquier manera, yo acepto. De todas todas, yo digo
sí, porque esto es para mi el amor”.
Y así lo entiende
Javier Vidal, creador de la puesta en escena del texto de Escalona. En su
dirección todos los elementos se conjugan de manera feliz para conmover sin
mucho esfuerzo al público, sea de la condición sexual que sea. Vidal, también
en el mejor momento de su carrera como director, sabe engranar todos los
recursos escénicos que le ofrece la sapiencia de su oficio para entregar una
puesta en escena limpia, sin grandilocuencias ni exageraciones, y necesaria
para poder escuchar y disfrutar de la textualidad de la obra. No hay énfasis en
la parafernalia que podría sugerir una obra gay
no es necesario, todo lo contrario, apoyado en la sobriedad de una excelente
producción, utiliza los elementos de la escena con sobriedad y a su justa
medida, sin abusar de estéticas rebuscadas o espectacularidades innecesarias,
lo que produce un contundente espectáculo que merece ser visto, analizado y
discutido, como un documento escénico importante para la sociedad
contemporánea.
Entre esos elementos
que lograron feliz coordinación, están los actores, quienes supieron dejarse
guiar por Vidal y le sacaron provecho al detalle de las acciones presentadas en
escena, además de una correcta interpretación textual. Velutini en el papel del
Señor ofrece un carácter mordaz y humorístico sin caer en lo patético que pueda
suponer la situación en la que se ve envuelto, su tragedia es el pasar del
tiempo y su realidad, enfrentado a la soledad en los albores de sus cincuenta
años. Los registros de Velutini permiten llegar a la identificación con el personaje
de tal manera que el espectador comprende inmediatamente la situación y se
solidariza, lo entiende y se hace cómplice del inmenso amor que vive. A nuestro
entender uno de los mejores trabajos que ha realizado el actor.
Por su parte Nacho
Huett, exuda encanto sobre la escena. En un complejo personaje que se enfrenta
a la verdadera diatriba del amor en pugna con el agradecimiento; dos aspectos
que le dan la riqueza dramática necesaria para hacer avanzar el conflicto. La
necesidad de una vida propia independiente, enfrentada a la realidad de una
posición económica e intelectual que por sí mismo y por las condiciones de su
origen no hubiera podido conseguir tan fácilmente como se la ofreció El
señor. La construcción que realiza Huett
es extraordinaria, en tanto va hilando fino corporal y vocalmente la evolución
del pensamiento de este personaje que lucha contra el amor pero que
inevitablemente se doblega ante él. Gestos, pausas, transiciones logran hacer
feliz comunión para darle al espectador un determinante carácter sobre la
escena.
En Síntesis, De todas todas, se consolida en un
espectáculo de alta factura artística, donde todos sus elementos van a
engranarse de manera que puedan ofrecerle al público una muestra del
profesionalismo de nuestro teatro, demostración además de que un colectivo
teatral como el Grupo THEJA, a pesar de todas las trabas oficiales por las que
ha tenido que transitar, continúa adelante siendo una de las agrupaciones
teatrales más importantes de nuestro país, de la mano de José Simón Escalona,
Javier Vidal y Angélica Escalona, estamos en presencia de un espectáculo donde
no sobra ni falta nada.
Caracas, 15/08/2012
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luisalbertorosas@gmail.com
@rosasla
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