Glorius, la peor cantante del mundo, es el nombre con
que Peter Quilter, dramaturgo inglés, titula la comedia teatral que el Centro
de Directores para el Nuevo Teatro presenta en la Sala Principal del Trasnocho
Cultural, para contar la historia de vida de Florence Foster Jenkins, mujer
norteamericana que se empeñó en cantar sin poseer el más mínimo talento ni
cualidades para hacerlo; lo que sí tuvo fue mucho dinero que le permitió
incluso grabar discos y presentarse en el Carnegie Hall antes de morir, en los
años 40.
La primera actriz
Elba Escobar es la encargada de personificar a Florence, la obsesiva millonaria
que aturde a sus fanáticos. Con extraordinaria sapiencia de su arte, Escobar
brilla, dando muestras de su descollante talento que junto a la puesta de
Daniel Uribe, quien supo lograr un montaje minimalista que resalta toda la
atención escénica en su distorsionada cantante, nos permiten disfrutar de una
fascinante historia.
La escogencia del casting para este espectáculo es un real
acierto: Germán Anzola, interpreta al pianista que acompañó en la última etapa
de su vida a Foster y además sirve como hilo conductor de la trama, pues es él
quien nos cuenta la historia. Anzola derrocha su presencia escénica y buen
decir. Junto a él Liliana Meléndez como la amiga íntima de la protagonista y su
fiel admiradora, ofrece una construcción de personaje sólido, divertido, que da
muestras de su madurez como actriz. Completa el elenco Alberta Centeno como la
criada de la peor cantante del mundo, derrochando comedia y soltura escénica.
Glorius, es un acertado espectáculo que permite ver buen
teatro realizado con reconocidos profesionales de nuestra escena y que
demuestra que cuando se conjugan en feliz comunión todos los elementos
artísticos y el talento de nuestros artistas no se puede obtener otro resultado
que el éxito.
Lo rudo de las relaciones humanas
Sergi Belbel, es un
dramaturgo catalán que ha sorprendido a miles de espectadores alrededor del
mundo con sus punzantes textos que cobijan personajes atormentados al momento
de relacionarse con sus “otros”, escrita en los años 90 y llevada al cine por
el reconocido director español Ventura Pons, Caricias es la inflexión del ser humano en cuanto al amor, la
soledad, la traición, la homosexualidad, la vejez e incluso el incesto.
Puesta en escena en
dos ocasiones en nuestro país: primero de la mano del centro de Directores para
el Nuevo Teatro dirigida por Gregorio Milano y luego gracias a Séptimo Piso
bajo la dirección de Dairo Piñeres, este texto siempre ha llamado la atención
por lo rudo de sus planteamientos.
En esta ocasión el
director José Jesús González, asume el reto re-leer la pieza y subirla a las
tablas del espacio Plural del teatro Trasnocho. Con un elenco de lujo, entre
veteranos y jóvenes, González se dio a la tarea de seleccionar un cuidado staff de talentosos histriones: Virginia
Urdaneta, José Torres, José Romero, Marco Alcalá, Alexander Rivera, Arlette
Torres, Alexander Solórzano, Loly Sánchez, Ana María Paredes, Mariú Favaro y el
debutante Grouber Materán, son los responsables de hacer que el público
transite por las sofocantes vidas de estos personajes.
La puesta de José
Jesús González jugó a la simpleza y colocó su acento en la interpretación de
los actores, plausible hazaña que supo llevar a buen término cuando se observa
uniformidad y verdad en la escena aunque cada uno de los intérpretes venga de
escuelas y corrientes distintas. Inteligentemente, el director se apoya en los
más veteranos: resulta un placer volver a ver en las tablas a Loly Sánchez, Ana
María Paredes, Virginia Urdaneta, José Romero y al maestro José Torres. Es
sencillamente una buena cátedra de actuación.
Marco Alcalá junto a
Mariú Favaro, que vuelve a las tablas después de un retiro prolongado, se lucen
en uno de los sketches más difíciles de la pieza. Al igual que Arlette Torres y
Alexander Solórzano. Por su parte Alexander Rivera da muestras de su
crecimiento sostenido en cada personaje que le vemos. Para Grouber Materán (el
más joven del elenco) es una extraordinaria oportunidad de formarse sobre el
escenario junto a estos gigantes. No cabe duda que la elección de estos actores
es uno de los grandes logros de la producción en manos de Alexxey Córdova.
Ajustes de ritmo
necesarios, que se ganan con el correr de la temporada y que son normales hasta
que los once actores se amalgamen, sería el acento de nuestra lectura crítica,
amén de un mayor cuidado en la musicalización del espectáculo para completar la
unidad total del mismo.
Estamos seguros que
los espectadores volverán a quedar atrapados y colmarán el Espacio Plural del Trasnocho
para verse reflejados en sus lados más oscuros y reconocerse en cada uno de los
personajes de Caricias.
@rosasla /@avencrit
Caracas, 02/05/2013
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