Obra: Páramo. Dir. Giuseppe Grasso
La
sobrevivencia del artista teatral venezolano fue el común denominador de este
2012 que finaliza. Actores, productores, directores, técnicos y estetas de
nuestras tablas continúan en una voraz batalla por no perder sus espacios de
creación y luchar por retomar la posición privilegiada del teatro venezolano de
los 80 y 90.
La
sociedad venezolana se ha convertido en los últimos años, en un colectivo
limitado, no sólo económica, si no culturalmente hablando, el grave colapso de
nuestra economía, ha obligado a los más jóvenes a abandonar el pupitre y
conseguir así el sustento de forma más expedita, aunado al estrangulamiento de
la meritocracia, hoy en día el venezolano ha dejado de lado la necesidad
formativa por la supervivencia del más apto. En consecuencia, tenemos un pueblo
sumido en la más terrible ignorancia e incultura al que le da lo mismo
presenciar un asesinato frente a sus ojos sin hacer nada, que ver el show
televisivo de una vedette presa o una sexy y voluptuosa “actriz” espetando
gemidos en cualquier sala comercial de la ciudad.
Ante
este marco social, no es precipitado pensar que el arte teatral de un país como
el nuestro sufra las mismas consecuencias. El teatro venezolano que
presenciamos hoy, y ya desde hace unos 15 años aproximadamente, está exento de
análisis, revisión, teorías y autocrítica. El artista teatral actual prefiere
sumar ceros a su cuenta bancaria que investigar, plantear procesos creativos,
proponer lenguajes escénicos nuevos y se ha conformado con tratar de no perder
la desenfrenada carrera por alcanzar el éxito comercial que se traduce en
centavos que ingresan a los bolsillos de los productores.
Es
obvio que esta aseveración no trata de excluir la necesidad comercial del
teatro, y las posibilidades que éste pueda ofrecernos para vivir de él en una
forma digna y sin carencias, pero no debería prevalecer lo anterior en
detrimento de las posibilidades artísticas y planteamientos de estéticas. Estos
son dos grandes temas que constantemente hacen mella en la producción escénica
nacional.
Obra: Las bacantes. Dir. Diana Peñalver
Ante
este panorama, el 2012 teatral venezolano, lució variopinto, dando prevalencia
al género de la comedia, sobre el drama, es obvio frente a un espectador
evasivo que ha decidido reír antes que continuar sufriendo dentro de una sala
de teatro lo que cotidianamente padece en su realidad. Pero a pesar de todo en
este año que finaliza hubo experiencias artísticas que vale la pena no dejar de
lado para poder ofrecer una mirada general de lo que fue producido y mostrado
en las tablas venezolanas y que pudimos apreciar.
En
el primer trimestre de 2012, destacan las puestas en escena de High (Alto) bajo la dirección de Luis
Fernández; 8 rubias platinadas, de la
mano del maestro Orlando Arocha y La
enfermedad de la juventud, propuesta por la experimentada actriz Diana
Volpe y su Hebu Teatro. Tres montajes que destacaron por su sinceridad, calidad
artística y ofrecieron una palestra importante para mostrar a la generación de
relevo de actores venezolanos. Amén de confirmar la premisa que siempre hemos
apoyado desde esta columna: no sólo el artista televisivo debe estar
involucrado en montajes comerciales de poca profundidad y excesiva
superficialidad.
High (Alto) Dir. Luis Fernández
El
segundo trimestre de 2012 nos dejó la grata experiencia de ver resucitar al
Festival Internacional de Teatro de Caracas (FITC) el cual se encontraba en un
letargo comatoso desde 2006. La Fundación Festival Internacional, sustituta de
la anterior Fundateneofestival, contra viento y marea logró concretar en abril
de este año una corta muestra de algunas propuestas internacionales, la
fastuosidad y grandilocuencia de hace seis años no se pudo lograr en tanto el
Estado venezolano ahorcó las arcas de este evento y se separó de su participación
fundamental en materia monetaria para poder concretar una producción de esta
envergadura. Sin embargo la selección internacional estuvo cuidada, así como la
nacional y prevaleció el teatro de texto sobre el espectáculo efectista.
De
la selección internacional destacaron: Hamlet
de los andes, provenientes de Bolivia, a nuestro juicio el mejor montaje
exhibido. La razón blindada,
ejecutada por el célebre grupo ecuatoriano Malayerba; Calisto, traído desde la península ibérica; Amarillo, de la agrupación mexicana Teatro Línea de Sombra y Tercer cuerpo del Colectivo Teatral
Timbre 4, provenientes de Argentina. Montajes que demostraron un compromiso
artístico impecable y produjo en el artista venezolano que pudo confrontarlos
una sensación de nostalgia y sentida reflexión en cuanto a lo que está haciendo
el teatro venezolano y lo que ocurre allende nuestras fronteras, esperamos con
ansias que este 2013 venidero logremos presenciar la próxima edición del FITC,
para así poder confrontar nuestras realizaciones con el teatro mundial.
El
tercer trimestre estuvo pleno de montajes más arriesgados en lo que a
propuestas estéticas y teatro de arte se refiere, pudimos apreciar una corta
pero fructífera temporada de la pieza Pedro
y el capitán, llevada adelante por el grupo REPICO, bajo la batuta de
Consuelo Trum, quien este año se convirtió en la mejor directora de 2011 al
otorgársele el Premio Municipal de Teatro de Caracas, por su dirección de la
obra: Monstruos en el closet ogros bajo
la cama. Junto a ella, destacaron otros directores como Orlando Arocha,
quien tuvo un fructífero 2012 al adelantar varios montajes importantes, entre
ellos, la lectura escénica de Las amargas
lágrimas de Petra Von Kant, Anita la huerfanita, uno de los musicales más
destacados del año y un homenaje al centenario de August Strindberg con sendos
espectáculos: El pelícano y La señorita Julia, el segundo más
cuidado que el primero en cuanto a calidad artística se refiere.
Pedro y el capitán. Dir. Consuelo Trum.
El
joven director Jesús Delgado, no dejó de sorprender con su mirada íntima al
universo chejoviano con sus Escándalos
personales, donde demostró que recorre el camino correcto para convertirse
en uno de nuestros grandes directores. Esperamos disfrutar sus propuestas para
2013.
También
pudimos disfrutar del arrojo del actor y director Ricardo Nortier, quien se
lució con dos temporadas de la pieza Después
de la lluvia, donde logró concretar un sólido elenco y un cuidado
espectáculo digno de ser prolongado en más temporadas.
José
Simón Escalona, volvió a estar en el tapete al poner en manos de su patner Javier Vidal la responsabilidad
de dirigir su más reciente texto escrito: De
todas, todas. Una interesante y contundente reflexión acerca de las
relaciones de pareja del mismo sexo y con edades muy disímiles. Nacho Huett y
Gonzalo Velutini, supieron conmover a la audiencia.
No
ocurrió así con el montaje que condujo el actor y ahora director Gonzalo
Cubero, quien se arriesgó y aventuró a las lides de la dirección escénica y
concretó la pieza Mientras te olvido,
con un no muy feliz resultado en el que se destacó más el texto dramático que
su propuesta de dirección.
En
septiembre pudimos asistir a la concreción del comienzo de una prometedora
carrera en las tablas, nos referimos al trabajo del joven director Luis Alfredo
Ramirez, quien subió un importante escalón al asumir con éxito el reto de
montar el drama Las neurosis sexuales de
nuestros padres en la Sala Rajatabla, un espectáculo denso en temática pero
con una inteligente resolución escénica y correcta dirección de actores donde
Jenifer Urriola como su protagonista, ofreció una hermosa construcción de su
carácter.
Las neurosis sexuales de nuestros padres. Dir. Luis Alfredo Ramírez
Pero
las jóvenes promesas no se detuvieron ahí, para demostrar que nuestro teatro si
tiene posibilidades de relevo, esta vez en el área musical, disfrutamos en el
nuevo Teatro Municipal de Chacao, de la muestra final del Taller de Teatro
Musical, que condujo el experimentado director César Sierra y que intituló ¡Clap! Una suerte de collage de varios fragmentos de
famosos musicales de Broadway, donde puso a prueba a más de 20 jóvenes actores,
cantantes y bailarines, confirmando que Caracas es una cantera de talentos.
Este
trimestre cerró con broche de oro, al mostrarse sendos espectáculos: La maleta, en su segunda temporada, a
cargo de Moisés Guevara en la dirección y con las imponentes actuaciones de
Elvis Chaveinte, Javier Vidal y Julie Restifo, una interesante reflexión acerca
del matrimonio. Y el estreno en Caracas de La
ratonera, de Agatha Christie que se convierte junto a High (Alto) en las producciones más taquilleras de este año. Un
importante elenco entre teatral y televisivo de veteranos actores le permitió a
su director Vladimir Vera llevar adelante un cuidado montaje.
La ratonera. Dir. Vladimir Vera.
Además
de lo anterior presenciamos también un importante montaje de la mano de Rufino
Dorta conduciendo a la célebre agrupación nacional Rajatabla, que a pesar de
los embates presupuestarios y desapariciones físicas de sus principales
fundadores logró en 2012, gracias a sus alumnos y elenco estable, estructurar
un espectáculo de gran calidad al llevar acabo la puesta en escena de Muerte accidental de un subversivo
latinoamericano.
En
el último trimestre, se logró apreciar variadas propuestas que nos permitieron
reflexionar en cuanto a la importancia del apoyo al teatro de arte por parte de
las salas más comerciales de la ciudad. Se pudo disfrutar de manos del veterano
primer actor y director Luigi Sciamanna su lectura del texto norteamericano Más allá de la terapia. Una jocosa
comedia contemporánea con muy buen gusto y sapiencia del oficio por parte de su
elenco.
Otra
comedia que llamó la atención fue el estreno del más reciente texto teatral de
la dramaturga venezolana Carmen García Vilar, quién entregó en manos del
director Moisés Guevara, sus Mandarinas,
donde destacaron los trabajos de Sandra Villanueva y Andreína Álvarez.
En
contraposición a la comedia, el Grupo Skena, presentó su lectura del clásico Hamlet, versionado por el maestro Ugo
Ulive bajo la batuta de Armando Álvarez. Una intención modernizadora del
montaje con poca claridad de objetivos estéticos produjo un espectáculo con
altibajos y desaciertos artísticos.
En
noviembre pudimos disfrutar de un importante evento en el que la Compañía
Nacional de Teatro (hoy Centro Nacional de Teatro) Realizó un pequeño festival
donde trajeron a Caracas los espectáculos de 23 estados del país. Muestras que
posibilitó pulsar la situación teatral de las regiones de Venezuela. En
síntesis fueron 15 días en donde se vislumbró la falta de apoyo al teatro
regional, y se confrontaron disímiles propuestas evidenciando un desnivel muy
marcado: así como hubo montajes muy deficientes e intrascendentes se logró
mostrar trabajos de importantes compañías
de tradición en el interior del país que no han detenido su búsqueda estética.
Destacaron: Páramo, del Teatro
Profesional de Lara; Íntimamente Zárraga,
de la Agrupación Teatral Coordinación del estado Yaracuy; Bifronte, desde el Zulia y La
colección del peregrino, a cargo de la agrupación Teatro Tempo del estado
Portuguesa.
Para
cerrar el año, sendos montajes brillaron en la marquesina caraqueña, que
dejaron un buen sabor a teatro profesional de altura y fácil exportación,
demostrando así que los artistas nacionales no se rinden e insisten en permitir
que el común venezolano disfrute de grandes clásicos sin que éstos se
conviertan en somníferos. Hablamos de Las
bacantes, espectáculo que llevó adelante la maestra Diana Peñalver Denis
con su agrupación homónima, concretaron un hermoso espectáculo en el que la
estética se fundió con una limpia y cuidada dirección apoyada de un nivelado
elenco.
La Revolución. Dir. Armando Gota.
A su
vez, el maestro Armando Gota, logró gracias a la producción del primer actor
Gustavo Rodríguez, concretar el montaje del clásico venezolano La revolución, con motivo de la
conmemoración del primer año del fallecimiento del dramaturgo Isaac Chocrón.
Volvemos a encontrarnos con este montaje luego de más de 20 años, esta vez
Rodríguez se hizo acompañar del actor Alejandro Corona, quien logró ofrecer un
excelso ejemplo de actuación en este drama que a pesar de los años no pierde
vigencia.
In Memoriam
Como
no todo es ficción en el teatro, lamentablemente somos seres humanos los que lo
hacemos posible, este año tuvimos las penosas últimas funciones de
extraordinarios artistas y compañeros que prefirieron continuar realizando sus
funciones desde la eternidad:
En
marzo se nos fue el primer actor Germán Mendieta, dejándonos en la mente el
recuerdo de su inigualable trabajo sobre las tablas.
En
mayo nos sorprendió la funesta noticia de la partida de la entrañable Lourdes
Valera, histriónica mujer de nuestro arte escénico que nos regaló con su eterna
sonrisa recordados grandes momentos a través de las miles de mujeres que
interpretó y de su encanto personal.
Junio
finalizó con la desaparición física de la Dama de la cultura venezolana María
Teresa Castillo, quien con su trabajo ininterrumpido como gerente cultural y
periodista logró concretar innumerables proyectos traducidos en instituciones
como el Ateneo de Caracas, el CELCIT, Rajatabla, el Festival Internacional de
Teatro y muchas otras, amén de toda una gesta impecable que será muy difícil de
igualar.
En
octubre se nos fue otro grande de nuestras letras, el dramaturgo Rodolfo
Santana, el autor más prolijo hasta ahora con más de 120 piezas y guiones
cinematográficos escritos, su aguda visión social y sus irreverentes personajes
quedan como evidencia de una brillante e inquietante mente genial que logró
conmovernos y reflexionar sobre lo que debe ser el venezolano, a todos ellos
paz a sus restos.
No
podemos dejar de mencionar como todos los años nuestra lista de destacados
artistas y espectáculos, a los cuales
asistimos, que a nuestro juicio son lo mejor de 2012:
Mejor
vestuario: Raquel Ríos y Efren Rojas (Las
bacantes)
Mejor
Iluminación: Giuseppe Grasso (Páramo)- Teatro
Profesional de Lara.
Mejor
Actriz de reparto: Beatriz Valdés (Después
de la lluvia)
Mejor
Actor de reparto: Augusto Galíndez (La
ratonera)
Mejor
Actriz: Jenifer Urriola (Las neurosis
sexuales de nuestros padres)
Mejor
actor: Alejandro Corona (La revolución)
Actor/Actriz
Revelación: Yuri Pita (La srita. Julia)
Mejor
Texto dramático venezolano: De todas,
todas. José Simón Escalona.
Mejor
Dirección: Giuseppe Grasso (Páramo) y Diana Peñalver Denis (Las Bacantes)
Mejor
Producción: High (Alto)
Espectáculo
más destacado: La revolución. Director:
Armando Gota.
Producción
regional: Teatro profesional de Lara (Páramo)
¡Feliz Año 2013!
L.A.R
@rosasla
31/12/2012
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