viernes, 12 de marzo de 2010

¿Teatro Pedagógico?



Desde el mes de Enero, una de las salas de teatro más populares de Caracas, el Teatro Trasnocho, exhibe en cartelera sendas propuestas escénicas con textos foráneos que han deleitado al público por más de tres meses y llegan a su fin de temporada. Dichos montajes centran su atención en el tema de la educación, Educando a Rita y Las reglas de la urbanidad en la sociedad moderna, ofrecen al espectador interesantes visiones de las sociedades en decadencia de mitad del Siglo XX hasta nuestros días.



Las malas y buenas costumbres

Gracias a este montaje llevado adelante por el reconocido hombre de teatro, Orlando Arocha, asistimos al nacimiento de un nuevo colectivo teatral, liderado por la primera actriz Diana Volpe, quien ya desde hace un buen tiempo se ha radicado en nuestro país para no dejar de producir teatro de altura. Esta vez, Volpe convoca a Arocha y juntos ponen en las tablas un texto del dramaturgo francés: Jean-Luc Lagarce que se intitula: Las reglas de urbanidad en la sociedad moderna. Dicho texto (originalmente escrito como monólogo) es tomado por Arocha y resuelto escénicamente por tres grandes actrices venezolanas: Haydde Faverola; Carolina Leandro y la misma Diana Volpe, un lujo contar con tamaño elenco de “señoras actrices” a quienes hemos visto en innumerables piezas teatrales, largometrajes y telenovelas.

Tres mujeres identificadas como: Dama 1, 2 y 3, pretenden dictar una conferencia con las reglas de comportamiento y urbanidad en ciertos acontecimientos importantes de la vida, desde el nacimiento, pasando por el bautizo, cortejo y matrimonio, hasta llegar a un velorio. Una suerte de Manual de Carreño escenificado, resulta la representación de estas mujeres que “encopetadas” y exageradamente teatrales, logran llevar al público a la hilaridad irremediable en vista de pretender educar con normas estrictas a una sociedad, la de hoy, en evidente descomposición.

El montaje resulta sencillo, sobrio y acorde con lo presentado, el apoyo mayor, lo realiza Orlando Arocha en sus actrices, y cómo no hacerlo teniendo el privilegio de reunir a estos tres talentos en una sola obra. Ellas como es de esperar, dan rienda suelta a su sapiencia del oficio y entregan hora y media de normas de comportamiento intentado educar al espectador.

Lo más resaltante es como orquesta el director a este coro de primeras actrices, creemos que la caracterización es acertada y cada una de ellas tiene su momento estelar, quizá si dosificáramos la mueca y el rictus exagerado, junto a “venezolanizar” mucho más el texto, realizando una versión criolla, partiendo de lo ya escrito, el público pudiese sentirse mucho más identificado. Esto, obviamente no resta nada al conjunto que ofrece un espectáculo de altura donde el espectador se divierte con esta suerte de “obsesivas por la moral y buenas costumbres” que termina encantado. Junto a lo anterior, el extraordinario trabajo de caracterización de las actrices se ve realzado por el vestuario de Raquel Ríos, uno de nuestros mejores talentos a la hora de vestir a los actores en la escena teatral.

En síntesis, Las reglas de la urbanidad en la sociedad moderna, ofrece un compendio de buenas noticias para la escena venezolana, no sólo por el nacimiento de este nuevo colectivo teatral (Hebu Teatro), sino por confluir en él una acertada dirección, con un buen texto y unas actuaciones de lujo.

Rita quiere cambiar

Paralelamente al lanzamiento de Las reglas de urbanidad en la sociedad moderna; se estrenó Educando a Rita, esta vez se trata de un texto del autor inglés Willy Russel, donde una peluquera de profesión (Catherina Cardozo) decide hacer algo por ella misma y busca la superación intelectual, inscribiéndose en un curso particular de literatura con un profesor de la materia, venido a menos y con problemas de alcoholismo, encarnado por el Primer Actor Alejo Felipe.

Moisés Guevara, gerente del Teatro Trasnocho, es el responsable de la puesta en escena de este hermoso texto que deja un sabor de reflexión, en cuanto a la transformación del ser humano a través de sus relaciones. Su resolución escénica es acertada, junto a la estética del maestro Fernando Calzadilla, los artistas, nos colocan como voyeurs de una oficina dentro de una universidad donde el “impenetrable” profesor-poeta (Fleming), intenta huir de sí mismo, refugiado en el alcohol, y a donde llega esta ordinaria mujer pretendiendo cambiar su estilo de vida.

Los actores cumplen con su labor, haciéndonos acompañarlos en el transcurrir del tiempo que supone el cambio de oruga en mariposa al que se somete la protagonista femenina.

Cardozo, además de producir el espectáculo, encarna a Rita, en principio pudiésemos decir que el personaje fue resuelto desde el exterior al interior, pretendiendo caracterizar a una mujer de bajos recursos, ordinaria quizá, sin embargo, en momentos descuida la interioridad del personaje y se queda sólo en la forma, acercándose a ratos al cliché conocido de la fémina ordinaria. No obstante, esto no impide que enganche a su público y a medida que avanza la acción y en consecuencia su transformación, convence y atrapa la atención. Por su parte Alejo Felipe, logra desplegar su veteranía de primer actor y luce seguro, imponente y pleno de matices que permite el disfrute inmediato de su caracterización.

Quizá ajustando un poco más la interpretación textual del personaje de Rita, permitiendo que no sólo aparezca ante nuestros ojos el cambio a través del vestuario y poniendo más atención a la movilización interna necesaria en este complejo personaje, estaríamos frente a un exquisito espectáculo, que estamos seguros puede crecer a lo largo de las futuras temporadas que realice.

Dos espectáculos que llegan a su fin de temporada y que el público venezolano no puede perderse, para apreciar el incansable trabajo de los teatreros venezolanos, que pese a las adversidades económicas y faltas de salas de representación, continúan dando la lucha por presentar sus puestas en escena. Estos montajes dan muestra de ello además de realizar excelente teatro sin necesidad de venderse a la risa fácil, ni a los astracanes del COLICO comercial.

L. A. R. *

Caracas, 12 de Abril de 2009

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