jueves, 22 de mayo de 2008

Skakespeare y su combo




Desde su Inglaterra natal ha llegado a las costas del Caribe un Sr. Que se dice dramaturgo famoso, pero esta vez viene a encontrarse con unos lugareños para formar un combo de sones, guaracha, boleros, merengues, guagancó y cha cha chá. Cansado del frío clima de la isla, este particular personaje propone una historia de amores confundidos y situaciones de enredo, donde al final triunfa la dicha y la felicidad.

El párrafo anterior sirve de introito para nuestro análisis crítico de la pieza Sueño de una noche de verano, que en segunda temporada, desde el 05 y hasta el 27 de abril, se presenta en la Sala Espacio Plural del Teatro Trasnocho, a cargo de la agrupación teatral, La Bacante. Bajo la dirección de Marco Antonio Suniaga.

Al son del Caribe
Esta caribeña versión del clásico inglés, nos llenó de profunda satisfacción al poder apreciar el talento de las nuevas generaciones teatrales venezolanas que están por ocupar su puesto como generaciones de relevo. El proceso, fue un taller montaje que el Grupo La Bacante realizó y en el que, el experimento con el cuerpo, la voz, la actuación, la música y el texto original de Shakespeare se encargaron de ser los protagonistas, para al final engranar un exquisito espectáculo, que da cuenta del sostenido y profesional trabajo de sus monitores: Marcos Suniaga, Diana Peñalver, Oswaldo Maccio, entre otros.

Forman este sonoro combo de músicos, cantantes, bailarines y actores: Abel García, Ana Gabriela Melo, Ernesto Montero, Irene Vivas, Jesús Hernández, Román Mendoza, Roselyn Sosa, Vera Lucía Linares, Yara Daniela Suárez y Yazel Parra. Diez talentosos jóvenes que seguro darán mucho de qué hablar en el futuro cercano.

Suniaga, con su segunda puesta en escena, se refugia en el espacio vacío y la bi-bifrontalidad, el público colma el lugar para vibrar intensamente con los amores, encuentros, desencuentros y divertidas situaciones de quizás la comedia shakesperiana más representada a nivel mundial. El hallazgo de la dirección no sólo se concentra en la correcta puesta en escena y orientación de los actores, que lucen convincentes, divertidos, comprometidos e integrales: al demostrar sobre las tablas sus cualidades histriónicas en la actuación, canto y baile; sino en la adaptación del texto y su “latinización”. Suniaga transforma el montaje en un sorprendente musical caribeño ambientado en la década de los 50, para fascinar con ritmos latinos, sones, cha cha chá, guarachas y boleros, que acompañan las peripecias de estos personajes que viven entre la realidad y la magia de hadas y duendes, la noche de San Juan, por tradición la noche más larga del año y en la que los seres sobre naturales hacen de las suyas. Ya habíamos apreciado la pericia de este director en su versión escénica de Nuestra Señora de las Nubes, con el Laboratorio Teatral Anna Julia Rojas y en esta oportunidad corrobora su crecimiento y ganas de convertirse en una referencia de las nuevas camadas de directores teatrales venezolanos.

En este desenfadado montaje de Sueño de una noche de verano, destacan los trabajos masculinos de Ernesto Montero y Jesús Hernández, así como los planteos interpretativos de Yazel Parra, Vera Lucía Linares y Roselyn Sosa, plenos de verdad, fluidez y contundencia escénica. Ayudados por los destacados integrantes de este taller montaje que amalgaman un conjunto actoral en general muy bien conformado.

Completan el equipo de creadores, en el diseño de vestuario Oswaldo Maccio, en la producción de vestuario Disireé Monasterios, en los arreglos vocales, diseño de iluminación, vestuario y producción general Diana Peñalver, y en la asistencia de dirección Dalia Castellanos.

No podíamos esperar menos de este colectivo teatral, que con su trabajo sostenido y bajo la inteligente égida de la maestra Diana Peñalver, no se cansan de formar nuevos talentos y permitir que el público venezolano aprecie las nuevas tendencias del teatro contemporáneo.

L. A. R.
Caracas, 23 de abril de 2008.

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