domingo, 30 de diciembre de 2007

Dos de amor y La piel de Elisa Dialogan a cerca del amor





En la marquesina caraqueña actual, se pueden apreciar sendos montajes, que, con sencillez y buen tino abordan desde distintos puntos de vista el poder del amor cuando se enfrentan a adversidades: Dos de amor y La piel de Elisa, se exhiben con gran éxito en la Sala de Conciertos del Ateneo de Caracas y el Teatro Trasnocho, respectivamente y haciéndonos reflexionar acerca de la vida.

Vivir en pareja

Cierto es que la convivencia entre dos personas resulta tarea difícil. Aun cuando exista el mayor amor y enamoramiento del mundo, siempre surgen diferencias naturales. Dos de amor es el retrato vívido de cualquier pareja madura que enfrenta una fuerte crisis matrimonial después de estar juntos durante 30 años.

José Gabriel Núñez, es el artífice de un texto coloquial, cotidiano pero hilvanado con fino humor que logra atrapar de entrada al espectador. Aunque el tema es harto conocido y ha sido trabajado en innumerables puestas en escena, no nos resulta reiterativo, por su discurso y estructura. Está muy lejos de ser “más de lo mismo” y también dista de convertirse en una Comedia Ligera Comercial (COLICO) gracias a la lectura escénica de su director y el desempeño de sus histriones.

Ángel y Angélica, almas gemelas desde que se vieron por primera vez, han decidido estar juntos por treinta años, pero han descubierto que algo falta y que tanto tiempo lo que ha generado es costumbre y hastío. La infidelidad, la necesidad de tener experiencias nuevas, los celos, las mañas, la costumbre, la rutina, la vejez, la convivencia, son los grandes temas por los que, con inteligencia, Núñez logra pasearnos.

José Jesús González es el encargado, junto a su agrupación Teatro del Encuentro, de dar vida a este jocoso drama que arranca risas a mandíbula batiente cuando el espectador se refleja en el escenario. González apostó por sus actores: Marietta Arias e Ivor Muñoz, veteranos histriones con más de treinta años dedicados al arte de la actuación y merecedores en 2002 del Premio Regional de Teatro del Estado Aragua, máximo galardón del teatro maracayero, ciudad de donde son oriundos.

Apoyado en ellos, este joven director radicado en Maracay, decidió realizar el montaje de Dos de amor, que hasta ahora no habíamos visto en Caracas. Su propuesta es un gran acierto: sobriedad en la dirección de arte, solidez en la puesta en escena, sin espectacularidad y otorgándole primacía al texto de Nuñez. Así Dos de amor se transforma en un espectáculo de gran factura profesional que enaltece el teatro regional, que muy poco encontramos en la provincia venezolana y que no tiene nada que envidiarle a muchas puestas en escena profesionales que abarrotan las salas de teatro caraqueñas. Sólo pequeños ajustes en las transiciones de escena a escena harían de esta comedia-reflexiva una contundente puesta en escena.

Elisa está preocupada por su piel
- “Mírenme los codos ¿Los ven? Ven que sobra piel ¿Qué les parece?...”
El anterior parlamento, resume parte de la angustia que vive la protagonista de La piel de Elisa, un día se ha despertado y frente al espejo se dio cuenta que su piel estaba creciendo. Se mueve de mesa en mesa en un pequeño café donde nos cuenta varias historias de tórridos amores, historias de mujeres y hombres apasionados interrumpidos abruptamente por su preocupación debido al crecimiento de su piel.
- “Temo que un día no pueda levantarme aplastada por toda mi piel”- dice conmovida-
Su interlocutor, además de la platea, es un hombre joven con el que baila y dialoga y del que descubre, para su sorpresa, que ha sufrido del mismo problema:
-¡Cuente historias de amor! Esa es la solución, por eso, frenéticamente Elisa nos pregunta: -¿lo ven? Buscando conmovernos para así solucionar su desesperación.

Carole Fréchette, dramaturga oriunda de Québec- Canadá, es la responsable de esta fascinante historia, un drama sostenido en bases sólidas por un lenguaje poético y contundente además de un fino humor negro que acompaña la ansiedad del personaje por encontrar una respuesta a su problema.

Fréchette, es una de las más resaltantes figuras dentro de las escritoras contemporáneas del teatro canadiense, nacida en 1949 y después de formarse como actriz, realiza una maestría de Arte Dramático en la Universidad de Québec. A partir de los años 80, aprende todas las facetas del arte escénico: actuación, dirección, organización de festivales, entre otras. Desde 1991, con su primera pieza Baby Blue, define su vocación como dramaturga, luego vendrán los dramas: Las cuatro muertes de Marie, en 1995, con el que obtiene el Premio del Gobierno Federal. La Piel de Elisa en 1997; Los siete días de Simon Labrosse en 1999; Juan y Beatriz y Violeta sobre la tierra en 2002. Este mismo año, es reconocida con el Premio de la Francofonía del Festival de Avignon. Luego de darse a conocer en Europa, Carole Fréchette ha visto regularmente sus piezas representadas por grandes maestros del teatro de este continente.

El Teatro de Repertorio Latinoamericano (TEATRELA) tiene la responsabilidad de producir este espectáculo, de la mano de Cocó Seijas y Juan Carlos Azuaje, que se exhibe en la Sala del Espacio Plural del Teatro Trasnocho. Para esta producción, la agrupación decidió invitar al director canadiense Robert Tsonos, quien estuvo en nuestro país para realizar una puesta plena de sobriedad, justeza e inteligencia escénica. Acompañado de las sólidas interpretaciones de la primera actriz Diana Volpe y su compañero William Escalante, quien con este trabajo suma puntos a su ascendente carrera como actor que apostamos dará mucho que hablar en los próximos años.

Tsonos nos conduce a un café en donde la desesperada Elisa clama por su problema. Dándole la importancia que se merece la dramaturgia de Fréchette, el director sabe llevar magistralmente a sus histriones para entregarnos un montaje de alta factura en donde la tensión y sorpresa de la anécdota, deja al público pegado de sus asientos de una manera extraordinaria.

Mención aparte merece el trabajo de Diseño de Escenografía y Vestuario, donde el veterano esteta Oscar Salomón y Raquel Ríos, respectivamente, hacen alarde del gran talento que los clasifica entre los mejores en su disciplina.

En resumen, dos propuestas que engalanan la marquesina caraqueña y que abordan el tema inagotable del amor en distintas facetas. Dos directores que dan rienda suelta a su ingenio y talento en la resolución del trabajo de puesta en escena amalgamados con sus actores y equipo estético, que hablan muy bien del teatro venezolano de final de temporada de 2007.

L. A. R.
Caracas, 23 de Noviembre de 2007
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