miércoles, 15 de agosto de 2012

Cuando el amor no reconoce géneros ni edad


Finalizó con éxito la más reciente temporada del Grupo THEJA, Patrimonio Cultural de la ciudad de Caracas, con su montaje De todas todas, original de su presidente-fundador, José Simón Escalona dirigida por Javier Vidal y protagonizada por Gonzalo Velutini y Nacho Huett, en la Sala Plural del Trasnocho Cultural.

De todas todas, es la pieza que completa una trilogía, llamada por Javier Vidal, la “Trilogía de la esperanza” de la que también forman parte: De todo Corazón y De todos modos y era la que faltaba por enfrentarse al público. “La trilogía de las relaciones” la llamaríamos nosotros ya que en las tres piezas encontramos a seres necesitados de ser amados, en conflicto constante por tener y no poder consumar el amor o por consumarlo y perderlo o tenerlo y tratar de mantenerlo.

Escalona, quien desde 1974 decidió entregarse al arte teatral y consumar un lenguaje propio a través de su agrupación THEJA, ha logrado con esta trilogía llegar a la madurez de una dramaturgia sincera, la llamamos así en tanto el escritor logra una depuración interesante de su lenguaje y plasma con vehemencia y contundencia los conflictos existenciales que le preocupan en lo individual y que se transmiten e identifican en el colectivo.

Particularmente en De todas todas, nos enfrenta a una pareja de dos hombres: El señor (Gonzalo Velutini) asomándose a la cincuentena y El joven (Nacho Huett) un púber que de la mano del primero aprovecha para descubrir la vida y ascender aprovechando la debilidad y el enamoramiento del mayor, lo interesante de la trama es cómo Escalona, sin pelos en la lengua, ni rodeos, logra enredar al joven, de clara tendencia heterosexual, en una relación amorosa homosexual que evade constantemente, pero de la que después de diez años de convivencia no puede escapar.

Más allá del escándalo o no que pueda suponer en nuestra sociedad la temática de una relación entre dos hombres, Escalona logra inteligentemente ofrecer al espectador una radiografía de una relación humana y es lo que aplaudimos de su sagacidad como dramaturgo, es una muestra de una relación de amor, es la carencia de un hombre mayor resuelta con un hombre joven, es a fin de cuentas una metáfora del padre necesitado del hijo, del ser humano que necesita “criar” para poder dejar huella en este mundo cuando ya no esté. Como su protagonista mayor argumenta en algún momento de la obra, no se trata que sean dos hombres o dos mujeres o una mujer y un hombre se trata del amor. Y cómo este amor te hace feliz o te lanza a las fauces de la soledad, cuando dice: “la alegría no alimenta a la mentira. De cualquier manera, yo acepto. De todas todas, yo digo sí, porque esto es para mi el amor”.

Y así lo entiende Javier Vidal, creador de la puesta en escena del texto de Escalona. En su dirección todos los elementos se conjugan de manera feliz para conmover sin mucho esfuerzo al público, sea de la condición sexual que sea. Vidal, también en el mejor momento de su carrera como director, sabe engranar todos los recursos escénicos que le ofrece la sapiencia de su oficio para entregar una puesta en escena limpia, sin grandilocuencias ni exageraciones, y necesaria para poder escuchar y disfrutar de la textualidad de la obra. No hay énfasis en la parafernalia que podría sugerir una obra gay no es necesario, todo lo contrario, apoyado en la sobriedad de una excelente producción, utiliza los elementos de la escena con sobriedad y a su justa medida, sin abusar de estéticas rebuscadas o espectacularidades innecesarias, lo que produce un contundente espectáculo que merece ser visto, analizado y discutido, como un documento escénico importante para la sociedad contemporánea.

Entre esos elementos que lograron feliz coordinación, están los actores, quienes supieron dejarse guiar por Vidal y le sacaron provecho al detalle de las acciones presentadas en escena, además de una correcta interpretación textual. Velutini en el papel del Señor ofrece un carácter mordaz y humorístico sin caer en lo patético que pueda suponer la situación en la que se ve envuelto, su tragedia es el pasar del tiempo y su realidad, enfrentado a la soledad en los albores de sus cincuenta años. Los registros de Velutini permiten llegar a la identificación con el personaje de tal manera que el espectador comprende inmediatamente la situación y se solidariza, lo entiende y se hace cómplice del inmenso amor que vive. A nuestro entender uno de los mejores trabajos que ha realizado el actor.

Por su parte Nacho Huett, exuda encanto sobre la escena. En un complejo personaje que se enfrenta a la verdadera diatriba del amor en pugna con el agradecimiento; dos aspectos que le dan la riqueza dramática necesaria para hacer avanzar el conflicto. La necesidad de una vida propia independiente, enfrentada a la realidad de una posición económica e intelectual que por sí mismo y por las condiciones de su origen no hubiera podido conseguir tan fácilmente como se la ofreció El señor.  La construcción que realiza Huett es extraordinaria, en tanto va hilando fino corporal y vocalmente la evolución del pensamiento de este personaje que lucha contra el amor pero que inevitablemente se doblega ante él. Gestos, pausas, transiciones logran hacer feliz comunión para darle al espectador un determinante carácter sobre la escena.

En Síntesis, De todas todas, se consolida en un espectáculo de alta factura artística, donde todos sus elementos van a engranarse de manera que puedan ofrecerle al público una muestra del profesionalismo de nuestro teatro, demostración además de que un colectivo teatral como el Grupo THEJA, a pesar de todas las trabas oficiales por las que ha tenido que transitar, continúa adelante siendo una de las agrupaciones teatrales más importantes de nuestro país, de la mano de José Simón Escalona, Javier Vidal y Angélica Escalona, estamos en presencia de un espectáculo donde no sobra ni falta nada.
   
Caracas, 15/08/2012
Comentarios: luisalbertorosas@gmail.com
@rosasla

martes, 14 de agosto de 2012

El melodrama del exilio



La noche del jueves 9 de agosto, el Centro Cultural BOD-Corp Banca, sirvió de escenario para el estreno de la pieza de teatro Mientras te olvido, sugestivo título del periodista y dramaturgo venezolano, residenciado en New York, Andrés Correa. Que lleva adelante el actor-director Marcos Moreno, apoyado en las actuaciones de los veteranos Carmen Julia Álvarez, Alberto Alifa y Francis Romero, bajo la producción del también actor Rolando Padilla.
La anécdota que devela Mientras te olvido, es la de una mujer, Celia (Carmen Julia Álvarez) exilada en Miami, quien se reencuentra en su apartamento, luego de seis años con su esposo Montoya (Alberto Alifa) quien abandonó el hogar en circunstancias extrañas. Celia, acompañada de su fiel sirvienta Ermenegilda (Francis Romero), exilada también, intentará hacer un balance de su vida y saldar las cuentas pendientes con su pasado.
Correa, responsable del texto construye un universo dramático en el que entran en juego: la vida de Celia, las razones del abandono y desaparición de su esposo,  los devaneos políticos de éste, las consecuencias de su desaparición para sus hijos y por otro lado el drama nostálgico de la sirvienta de la casa. Todos estos elementos se unen en un telón de fondo que al parecer es el culpable de todo: el hecho de ser exilados.
El desarraigo, el amor y la política, son los grandes temas por los que transita el autor entramando un drama con pequeños momentos de comedia gracias a Ermenegilda, sin embargo sentimos que la dirección no le hizo justicia al texto.
Esto no sorprende, por dos razones principales: por un lado el autor ha desarrollado su carrera de dramaturgo con mayor expansión en el género de la telenovela, lo que evidencia la gran cantidad de tramas y subtramas que se revelan, además de la excesiva e innecesaria extensión del texto, aunado al dibujo de personajes tipo, o estereotipos que fácilmente encontramos en el género de la pantalla chica. Pero esto no representaría ningún problema, ya que el escritor decide cómo y de qué manera cuenta su historia y es su lectura acerca de un tema específico. Lo que sí va en detrimento del montaje es la equivocada lectura escénica del texto por parte del director, Marcos Moreno. La puesta en escena y la dirección de actores de Mientras te olvido, resultan elementales y podríamos afirmar hasta ingenuas, en el sentido que no existe ningún riesgo por parte del director a la hora de plantear su propuesta. Esta mise en scene carece de toda teatralidad y se queda simplemente en un paseo de actores por el escenario que no aporta nada al texto de Correa. Sentimos que el riesgo que puede exhibir Marcos Moreno como director no existió y lo entendemos por su inexperiencia en este oficio, cosa que no ocurre cuando se monta en las tablas a interpretar personajes, que es donde se ha desarrollado cabalmente. En tanto actor dirigiendo pone énfasis en lo que cree es la fortaleza de sus actores: el melodrama, pues todos han pasado por la experiencia y son figuras de nuestra TV, y el texto es fácilmente interpretable a modo de melodrama. Sin embargo no sólo hay que quedarse con ese particular, puesto que resulta entonces una telenovela teatralizada o un teleteatro, que no sería un problema si esta fuese la estética y propuesta escénica del director de ex profeso, cosa que no ocurre aquí. Con una correcta dirección de actores esto no sucedería.
En tanto la dirección del espectáculo resulta básica y superficial, a los veteranos actores no les queda otro recurso que echar mano a su oficio en las tablas, es así como logran saltar las carencias y salir airosos. Carmen Julia Álvarez encanta por su correcta interpretación del texto, con matices y transiciones adecuados, muestra de la sapiencia cabal de su arte, aunque sentimos que excede el recurso lacrimoso (técnica televisiva) que un director debe cuidar, no es necesario empalagar el texto de llanto cuando ya la situación dramática es un drama, valga la cacofonía. Por el contrario, Alberto Alifa se muestra monocorde y evidentemente a consecuencia de no tener guía en lo que se refiere a la interpretación, por momentos atina al buen decir por su experiencia. Por su parte Francis Romero se defiende gracias a su meteórica carrera sobre las tablas. Su personaje coloca la guinda del humor al drama y transita por hermosos matices que dan frescura al montaje.
En síntesis Mientras te olvido, podría ser un gran espectáculo, con un texto sólido como el de Correa y una estupenda producción, sin embargo no resulta así gracias a una equivocada lectura escénica por parte del director y su ausencia de guía sobre los intérpretes, el riesgo de conducir escénicamente una obra requiere no sólo de conocer el oficio de la actuación y haberlo experimentado de forma eficaz, pues se requiere de códigos estéticos y teatrales que ofrece el conocimiento y la formación. Por otro lado la tímida producción no cuidó el conjunto estético de la puesta para proporcionar un conjunto visual total.
Apostamos por ver Mientras te olvido en otro espacio de representación pues el PH del Centro Cultural BOD-CorpBanca, creemos no es el espacio idóneo para un drama intimista que requiere la complicidad del espectador. Aplaudimos sí el desempeño actoral femenino y estamos seguros que con el correr de la temporada podrán ser ajustados detalles para ofrecer al público caraqueño una hermosa lectura del desarraigo, tema que nos toca muy de cerca más en estos tiempos que corren.    

@rosasla
Caracas, 10/08/2012